Lucas Delfino acaba de imponerse como primer candidato a concejal de Hurlingham en Cambiemos, superando al oficialismo de Juan Zabaleta, quien después de las Paso decidió abandonar a Florencio Randazzo para volver al kirchnerismo, y está decidido a ser su sucesor en el 2019.
En paralelo, se consolida como un colaborador fuerte en la mesa chica del ministro Rogelio Frigerio, a quien acompaña acompaña en funciones como asesor desde su presidencia en el Banco Ciudad y, aunque asumirá su banca en el Consejo Deliberante, continuará como titular de la Subsecretaría de Gestión Municipal, esa ventanilla institucional del diálogo entre el Gobierno y los intendentes de todo el país.
Cerca de donde se diseña la estrategia electoral, juega el misterio pero asegura: “No me extrañaría que ya se esté laburando la campaña presidencial del 2019”. Además señala que “en la conjunción” de la “maquinaria comunicacional” y “el armado territorial” están las claves del “enorme éxito electoral” de Cambiemos.
Habiendo pasado ya la confrontación de la campaña y con el resultado puesto, con el amplio triunfo de Cambiemos ¿Es otro ahora el diálogo con los intendentes? ¿Cómo está hoy la relación institucional con los del Conurbano?
“Están más tranquilos. Yo noto que, en general, cada uno mantiene el mismo eje. Con muchos intendentes de otros espacios tenemos buen diálogo, aunque yo ahí separo lo que es el Conurbano de lo que son los intendentes del resto del país, porque con ellos, en un 95 por ciento tenemos buen diálogo y buena onda con todos. En el Conurbano tenés casos más complejos, porque vivieron más a flor de piel la última elección y porque hay algunos un poco más radicalizados. A los del interior los veo muy lejos del kirchnerismo, de Cristina y sus ideas. Eso quedó solamente muy arraigado en el Conurbano, pero en el resto del país nadie habla de ella. Hay otros que estaban muy preocupados, que la pasaron muy mal en la elección en la Provincia de Buenos Aires y con los que ahora recuperamos el buen diálogo, mientras que hay otros que se mantienen igual: los Verónica Magario (La Matanza), los Jorge Ferraresi (Avellaneda), los Mario Secco (Ensenada), que son fanáticos en serio; no es mala onda nuestra. No tenemos diálogo institucional con ellos: no nos llaman y si les enviás algo tampoco te contestan. Los invitamos a temas de gestión y no vienen. Después hay otros de La Cámpora, entre comillas, o más jóvenes que por tema etario aflojan”.
¿Y vos te ves próximamente dentro de esa camada de intendentes jóvenes al frente de Hurlingham?
“Estoy convencido de que sí; por eso estamos trabajando. Fue un riesgo muy grande ir a esta elección porque tenía mucho más para perder que para ganar. Siendo funcionario nacional, muchos no entendían el hecho de que encabezara una lista de concejales, pero tengo vocación por gobernar Hurlingham, por ganar el municipio, y la verdad es que terminó saliendo muy bien todo. Lo digo con el diario del lunes, porque si no hacía una buena elección o perdía por muchos puntos se me iba a poner en duda para el 2019”.
¿Cuál fue la clave del triunfo entonces? ¿Cómo fue el diálogo con el massismo que finalmente bajó a sus candidatos para apoyarte a vos y polarizar aún más elección?
“(Lo del massismo) fue en el medio de la elección ya, pero ya en las Paso nos había ido muy bien y nos habíamos consolidado. Eso fue en el medio de la elección ya, pero ya en las Paso nos había ido muy bien, nos habíamos consolidado. La tecla la dimos en tener toda la buena comunicación que tiene Cambiemos y el PRO, que es evidente que está muy avanzada para lo que es la política argentina tradicional, y también trabajamos muy bien la capilaridad, el territorio. Hace muchos años que estamos construyendo en Hurlingham, junto a un muy buen equipo, que ya teníamos ensamblado desde antes y con el cual seguimos laburando. A pesar de que en 2015 asumí como funcionario nacional, no dejé de hacer todas las semanas una actividad en Hurlingham, que es donde vivo y estoy siempre presente. El resultado también fue un llamado de atención para el actual intendente (Juan Zabaleta), porque perder una elección legislativa de esta manera cuando, en general, a los oficialismos municipales les ha ido bien, y más siendo un intendente nuevo que lleva dos años… La gestión en Hurlingham es realmente muy floja y por eso hay mucha preocupación. Nuestro rol más importante será el de controlar la enorme cantidad de recursos que hoy tiene el municipio de Hurlingham y seguir trabajando y construyendo de cara al 2019”.
¿Pensás que la figura de Zabaleta se irá desgastando aún más a partir de que recobró fuerza el caso de Amado Boudou, hoy preso?
“Ahora se renovó un poco el tema y volvió a salir a la luz. Es indudable su pertenencia a Boudou: lo tuvo en el Anses, en el Ministerio de Economía y en el Senado. Igual, yo reitero que para mí la gente le pasa factura por su falta de gestión. El municipio está estancado igual que cuando estaba Luis Acuña. No se avanzó y las pocas obras que avanzaron son del Gobierno Nacional o Provincial. Acá hay que romper una lógica y como somos una nueva camada de dirigentes debemos entender que los votos no son de nadie, que estamos dando examen todo el tiempo y debemos saber interpretar a los vecinos en las diferentes elecciones. Si yo pienso que el 41 por ciento de los vecinos de Hurlingham son míos los votos, le estoy pifiando desde el minuto cero. Tenemos que trabajar para conservar a los que nos votaron y para seguir creciendo, porque estamos en una donde el cambio de expectativas es constante, donde hay una revolución tecnológica de comunicación que es todavía todo mucho más frágil y movible que antes. Antes era un intendente que estaba veinte años. Nosotros lo hemos estudiado muy bien: hasta el 2015, el 75 por ciento de los intendentes que se presentaba a una reelección la conseguía. Esto ya no sucede más. Y los que están muy consolidados y no lo saben entender van a tener un problema y nosotros eso lo tenemos claro: acá hay que seguir laburando y seguir construyendo”.
¿Estás de acuerdo con la reelección indefinida de los intendentes?
“Todo depende del marco en el que se discuta. Yo soy politólogo, me encanta la historia, el análisis y la situación de los sistemas políticos. Cuando vos ves a Estados Unidos, España u otras sociedades más avanzadas, ves que no tienen una limitación, pero ahí la alternancia o el poder de los partidos es mucho mayor. En Argentina ponerle límite a la reelección termina siendo una herramienta necesaria en un sistema político como el nuestro que no funciona ¿Ideológicamente si estoy a favor? Pienso que hay que discutirlo y que en Argentina contribuye a oxigenar constantemente la política. Yo, por ejemplo, fui candidato a intendente con treinta años (en 2015) y la verdad es que es muy difícil, imposible, romper las estructuras por el poder territorial que tienen. En el caso de los legisladores, creo que debe ser debatido. En Estados Unidos, los senadores que llevan más mandatos son los más reconocidos, los que mejor hacen su labor. Está bueno dar la discusión, pero creo que hay que separar lo Ejecutivo de lo Legislativo y lo mismo para cargos provinciales. Igualmente, creo que fue una buena noticia para los bonaerenses que saliera la ley que limita los mandatos”.
¿Cómo viviste la semana del pacto fiscal con los gobernadores, siendo un hombre cercano a Rogelio Frigerio, un funcionario clave en las negociaciones? ¿Cuál fue la llave para alcanzar el acuerdo?
“Obviamente que mi rol principal es con los intendentes, pero somos un equipo no tan grande que estamos cerca del ministro Frigerio y estuve siguiendo minuto a minuto el tema por su importancia. Va a quedar en la historia como un momento realmente histórico porque por primera vez hubo un acuerdo para llevar adelante una Argentina más competitiva, que busca el desarrollo, que busca integrarse, siendo muy respetuosos de las provincias, tratando de generar el diálogo y consenso en un momento en el que la historia política argentina no los tenía. Es un paso hacia adelante, que muestra una Argentina de diálogo y consenso. En los últimos dos años pasaron más veces los gobernadores por Casa Rosada que en los doce años de kirchnerismo. Hay un cambio de época y va a quedar como un momento histórico de la Argentina porque se plantearon las bases para empezar a discutir otros temas. Sin dudas que el rol de Frigerio y de Marcos Peña fue determinante en el diálogo, en el debate, en la búsqueda de consensos, en explicar cada una de las medidas, en retrotraer alguna que tal vez no era correcta, más que nada con la reforma fiscal que lanzó el ministro Nicolás Dujovne. Esta capacidad de escucha es algo que tampoco tenía la política argentina”.
Dentro del Gobierno conviven dos miradas: una enfocada en la comunicación política y estratégica y otra en el trabajo territorial más tradicional. ¿Cómo se articulan esas tensiones internamente y cuál crees que ha sido el aporte de cada una en el triunfo electoral de las últimas legislativas?
“Ha quedado claro que el gran conductor indiscutido del espacio se llama Mauricio Macri y que dentro de este equipo hay distintos roles y diferentes posiciones. Hay algunos que vienen de una historia y una trayectoria diferente y creo que hemos podido ensamblar todo en un enorme equipo. El éxito se debe a diferentes factores como sucede siempre: uno, el aparato o la maquinaria comunicacional que hemos logrado consolidar desde Cambiemos, que está a la vanguardia hasta de la política norteamericana y del mundo. ¿Por qué? Porque centralmente entendemos que hay que dialogar hoy con la ciudadanía, transmitiendo nuestras ideas, pero no de la forma que tiene la política tradicional. Cuando vos ves, posterior a la última elección, que el Presidente lanza la agenda de la competitividad y por otro lado ves la discusión del Partido Justicialista y sus peleas… Claramente, hay una Argentina con una agenda del Siglo XX y otra del Siglo XXI. No solamente en los temas sino también en las formas. Ningún bonaerense está preocupado por quién va a presidir el PJ; son discusiones de la política que ya atrasan. Lo más importante para nosotros es transmitir nuestras ideas, desde el llano, sencillamente y con la verdad, porque es nuestra esencia. Siempre dimos la cara, aún durante los problemas de tarifa, con un panorama negro. Seguimos comunicando lo que somos, pero también hay un armado territorial que, sin dudas, está más en la cabeza de Rogelio Frigerio. La conjunción de estas dos formas de ver la política que conduce el Presidente, sin dudas, nos trajo un enorme éxito electoral.
¿Y qué pensás sobre el rol de Jaime Durán Barba?
“Creo que hay que estudiarlo como un fenómeno. Cuando vos ves que lleva ocho elecciones consecutivas ganadas con su aporte y su mirada, hay que verlo como una persona que entiende la política de una manera diferente. Hay que separarlo de lo que es saber gestionar o llevar adelante una transformación en la Argentina. Esto es, en la táctica electoral, de qué manera y cómo comunicamos, qué hacemos y qué mensaje damos. Y, sin dudas, que ahí Duran Barba y Marcos Peña tienen un aporte y una trascendencia enorme y que en Cambiemos estamos muy avanzados y en línea con los países más evolucionados en temas de campaña política”.
¿El resto de los partidos está obligado a empezar a parecerse a Cambiemos, al menos en cómo comunica frente a la sociedad?
“La dificultad es comunicar algo que no sos; es como en la vida. La política exacerba las relaciones, los vínculos humanos y la vida en general, y eso lo vimos desde el comienzo de la campaña. Al principio de la campaña, fueron todos más o menos parecidos: Cristina Kirchner, Florencio Randazzo y Sergio Massa. Nosotros ni siquiera hicimos un acto, porque hasta entendíamos que pasaba por otro lado. Fijate Cristina, con un formato de acto estilo 360, hablando en el medio de la gente y no hablando desde el escenario tradicional. Pero, salvo Cambiemos, en donde hay un verdadero convencimiento, todos terminaron finalmente en el lugar donde ellos se sentían cómodos y no como habían empezado. No estamos para darle cátedra a nadie: nos vinculamos así, tocando timbres, escuchando y construyendo con los vecinos. En cambio, hay otros dirigentes que no están convencidos de eso y que cuando ven que el resultado electoral no es el que esperaban, vuelven a la suya y quieren de nuevo el acto, hablar desde arriba, las banderas y la movilización”.
¿A esa forma de hacer política la gente le dijo que no también?
“El peronismo tradicional debería hacer un análisis, pero es un tema de ellos. Pienso que más allá de los simbolismos o las formas, lo más importante es de qué manera soñamos y planificamos la Argentina. Para nosotros es muy importante contarnos y vincularnos con la gente de la manera más cercana para que entiendan que esta transformación de la Argentina es mucho más profunda y cultural, y que la debemos hacer juntos. Ver a Cristina con un vecino en un mano a mano con un vecino, cuando no lo hizo en ocho años de su gestión como presidenta, es raro. O dando entrevistas, cuando no lo hizo nunca. La cercanía con la gente significa entender que hoy pasa más por valores que por ideologías consolidadas. A veces la política queda disociada y viene corriendo desde atrás a las nuevas demandas y al cambio de expectativas, y nosotros lo pudimos interpretar bien. Te reitero: los votos no son de nadie y esto cambia todo el tiempo y depende de nosotros seguir estando en la avanzada. No me extrañaría que ya se esté laburando la campaña presidencial del 2019”.
¿Tan convencido estás de que Macri va a obtener su reelección?
“Yo pienso que el escenario que se abrió luego de la última elección vamos para un proceso de reelección del Presidente y él siempre tuvo claro que tiene que ser presidente ocho años, que transforme y ponga las bases de la Argentina, para ser el primero de una larga lista de presidentes que pongan a la Argentina en otro lugar. Sin dudas estoy convencido de que, no solamente tiene que presentarse sino que va a ser presidente en el 2019”.