En línea con otro “lunes negro” en los mercados del mundo, el S&P Merval se hunde 10%, mientras que también bajan los bonos, caen con fuerza las acciones argentinas en Wall Street (ADRs), y el riesgo país supera los 3.300 puntos.
En las primeras operaciones el S&P Merval se ubicaba en los 25.634,87 puntos. El volumen operado en acciones superaba los $30,5 millones, y el balance de negocios arrojaba 5 alzas, 70 bajas y 3 papeles sin cambios.
Las ADR se precipitan con fuerza en el mercado bursátil de EEUU. YPF baja más de 14%, Telecom 15%, y Cresud 13%, son las que más pierden.
Los bonos soberanos de Argentina en la plaza extrabursátil local perdían el lunes un importante 5% promedio afectados por la aversión al riesgo global dados los crecientes temores a los daños que la pandemia de coronavirus está provocando en la economía global.
Los bonos en dólares de mayor duración como los ‘Disc’ y los Par lideraban las pérdidas del mercado.
El malestar inversor global se da en momentos en que el Gobierno del presidente Alberto Fernández impulsa una reestructuración de deuda con tenedores de bonos por casi 70.000 millones de dólares.
El costo de asegurar la exposición a la deuda del país sudamericano se ubicaba en 8.314,13 puntos básicos en el mercado de swaps de incumplimiento crediticio (CDS) a cinco años.
Los bancos centrales en Estados Unidos,y también de Japón, Australia y Nueva Zelanda anunciaron medidas coordinadas de alivio cuantitativo (Quantitative Easing) para atacar los efectos recesivos de la propagación global del coronavirus. En una iniciativa sin precedentes desde la crisis financiera de 2008, los gobiernos buscan paliar una retracción de la actividad general, el transporte, el comercio y el consumo, mientras los mercados financieros aceleran el descuento en los precios de los activos.
Los analistas económicos y financieros interpretan que en esta instancia, alicientes fiscales como rebajas, exenciones o aplazamiento en el vencimiento de impuestos, serían más eficaces para compensar las pérdidas por la baja en la actividad que inyectar más fondos para apuntalarla. La desconfianza acerca de la posibilidad de una reactivación en el corto plazo gracias a los estímulos monetarios detonó una corriente vendedora de acciones y bonos que también afectó los índices de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.