Confiado, Mauricio Macri había anticipado este domingo -cuando le tocó votar en la escuela Wenceslao Posse de Barrio Parque- que tras el balotaje vendría “el comienzo de una nueva etapa”. Y así fue. El dos veces jefe de Gobierno logró imponerse al kirchnerismo, que llevaba sobre el lomo doce años de gestión. Con sus pros y contra. Pero por sobre todas las cosas, Macri venció al miedo. El cual había sido agitado por un oficialismo poco dispuesto a ceder el poder, sobre todo durante la recta final de la campaña electoral.
En consecuencia, a partir del 10 de diciembre, su principal desafío será devolver ese voto de confianza, demostrando que hay una salida a esta compleja realidad político-económica que deja Cristina Kirchner sin ajuste.
Subidos al tren de la alegría que los recogió este domingo, los primeros dirigentes de Cambiemos en tomar contacto con los presentes en el búnker montado en el predio Costa Salguero fueron Marcos Peña, futuro jefe de Gabinete, y el radical Ernesto Sanz. Los escoltaban el ministro de Gobierno porteño, Emilio Monzó, y el vicepresidente 3º de la Legislatura porteña, Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica). Ante una platea eufórica, que cantaba al grito de “se siente, se siente, Mauricio presidente”, prometieron:” La Argentina ya no será igual a partir de hoy”.
La expectativa era grande en la previa. Cerca de mil periodistas se habían acreditado en el búnker que tenía todas las fichas de cantar campeón, mientras que la lista de invitados totalizaba 20 mil personas. En paralelo, la militancia de Cambiemos convocaba a festejar en el Obelisco y el “Mago sin dientes” ya deambulaba por un predio que ya olía a victoria.
Si bien otra de las tareas de Macri será volver a unir a una sociedad fracturada política y socialmente hablando, sus seguidores no pasaron por alto el momento en que Alberto Pérez, jefe de campaña de Daniel Scioli, salió a pedir mesura a los medios cuando -sin datos oficiales- ya daban ganador al líder de Cambiemos. “¿Ahora quieren esperar los datos? Mirá vos”, se oyó rezongar a uno de los presentes.
Los números comenzaron a fluir pasadas las 19.20, diez minutos antes de lo previsto. Para entonces, Macri se imponía a Scioli 53,48 a 46,52. Conocido este escenario, en las pantallas del búnker se empezó a emitir un video donde personas de todas las edades, sexos y clases sociales explicaban qué es “el cambio”. O al menos qué esperan de él. La militancia volvió a estallar.
La segunda salida de dirigentes la encabezaron tres gobernadores electos (Alfredo Cornejo, María Eugenia Vidal y Gerardo Morales) y el sucesor de Macri en la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta. Los cuatro dirigentes coincidieron en resaltar que la mejora en la calidad democrática que representará un gobierno de Cambiemos. El aplausómetro, en tanto, se lo llevó Vidal, quien destacó: “Cómo millones nos volvimos a encontrar en las urnas. Cómo millones nos estamos abrazando hoy con esperanza. Esta va a ser una noche que no vamos a olvidar nunca”. “Mariu, Mariu”, agitaban los jóvenes -y no tanto- del PRO.
Más prudente, Larreta, que también recibió el calor popular, expresó: “Festejemos en paz, que hoy empieza un momento histórico para la Argentina. Un momento de unión y paz, y lo tenemos que demostrar desde este momento mismo”.
A las 20.15, mientras el ex candidato presidencial por UNA, Sergio Massa, hablaba desde el Museo de Arte de Tigre (MAT), empezó a proyectarse un corto sobre las recorridas que Macri realizó durante los largos meses de campaña. El mismo fue musicalizado con “Estoy con vos”, el jingle que acompañó a Cambiemos durante su camino hacia la Casa Rosada y que, en su momento, supo traerle dolores de cabeza, por aquella frase de “tengo dos manos para abrazarte”. Para algunos, implicaba una burla a la falencia de candidato oficialista, Daniel Scioli.
Mientras se esperaba por la aparición de Macri, los militantes de Cambiemos se divertían festejando los números -provincia por provincia- que los diferentes canales de noticias relevaban del escrutinio provisorio. La mayoría fueron aplausos y gritos descontrolados, aunque hubo excepciones como Santa Cruz, donde los números le sonreían a Scioli. Los chiflidos de reprobación fueron aturdidores. En tanto, mientras más pesadumbre K percibían, más grande se hacía su alegría.
Macri arribó a Costa Salguero pasadas las 20.30. Sin embargo, recién a las –.– se hizo presente en el escenario. Para ese entonces, el búnker ya estaba al tope de su capacidad, y todas las caras tenían una sonrisa que parecía tatuada a fuego, la cual acompañaban con pasos de baile, mensajes de WhatsApp y comentarios que denotaban esperanza de cara al futuro.
Cerca de las 21.30, mientras Daniel Scioli reconocía la derrota y anunciaba a Macri como el “nuevo presidente”, en la sala volvió a escucharse con fuerza “Estoy con vos”. Esta vez, en un clip que intercalaba imágenes y fragmentos del discurso de cierre de campaña que brindó el líder de Cambiemos en la Quebrada de Humahuaca. “¡Vamos, Argentina! cambiemos, cambiemos, cambiemos”, se oía, en paralelo al reconocimiento del gobernador bonaerense.
Diez menos cuarto de la noche, hizo su aparición en escena Gabriela Michetti, ya consagrada por los números como la sucesora de Amado Boudou. O sea, vicepresidenta electa. “Sé que hoy hay muchos hogares humildes de nuestra Argentina que están festejando, pero también sé que hay otros con temor. Por lo que quiero decirles que, muy especialmente, para ustedes vamos a trabajar”.
La senadora, quien bromeó con la internación por un virus intestinal que la privó de acompañar a Macri en el cierre de campaña en Jujuy, señaló que en Cambiemos tendrán “el corazón puesto en que todos estemos mejor”. “Todo es esperanza, todo es alegría. Vamos a cuidar a todos los argentinos. Lo que más necesitamos es paz, un poco más de amor entre nosotros y más unión”, planteó.
Tras los agradecimientos de rigor, llegó el momento más esperado. “Tengo el orgullo de presentar al próximo presidente de los argentinos”, dijo muy efusiva Michetti e irrumpió Mauricio Macri. Atrás, como custodios fieles de la nueva época que viene, estaban Emilio Monzó, Elisa Carrió, Ernesto Sanz y Marcos Peña. También María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli, entre otros compañeros de ruta.
Visiblemente emocionado, Macri expresó: “Qué difícil. Tanta alegría, tanta emoción, tanta esperanza. Estamos llenos de todo eso, desbordados. No sé como describirles todo eso que estoy sintiendo. Gracias, gracias, gracias. Gracias de verdad, gracias por haber creído que juntos podemos construir la Argentina que soñamos”.
El grito de “Argentina, Argentina” obligó al presidente electo a detenerse unos instantes. “No me va a alcanzar la vida para seguir agradeciendo, empezando por Lilita y Ernesto Sanz, y todos los dirigentes que nos acompañan. También a Gaby, Gaby querida. Por sentir, por acompañarme. A María Eugenia, que dio una batalla difícil. Y a Horacio, en la Ciudad. Tendría que agradecerle a muchos. Por que son más de 10 años cuando soñamos en contribuir a la Argentina”, continuó.
“Quiero agradecerle a una persona que ha sido, en esta última etapa, un bastión para Cambiemos, y ha sido un jefe de campaña de lujo. Me refiero a Marcos Peña”, resaltó el jefe de Gobierno saliente, anticipando así la preponderancia que el influyente secretario de Gobierno porteño tendrá a partir del 10 de diciembre. “Volvió de Humahuaca como jefe de Gabinete”, decían los macristas que participaron del viaje del jueves pasado a Jujuy.
También hubo agradecimiento a la familia. “A mis padres, que me dieron tantas oportunidades; mis hermanos y mi Hechicera, que sin ella no hubiese podido. Mis hijos, que me acompañan. Realmente son algo maravilloso, un regalo de Dios. Y si hay algo lindo en la vida es tener amigos, así que a ellos mi agradecimiento”, agregó.
Otro de los personajes destacados por Macri fue “Anita”, la secretaria que heredó de su padre, Franco, y quien supo cuidarlo desde que el sucesor de Cristina Kirchner tenía 5 años de vida.
Ya inmiscuido en lo que vendrá, el ex presidente de Boca Juniors consideró el balotaje de hoy como un “día histórico, un cambio de época”. “Es un cambio que nos tiene que llevar hacia el futuro, a las oportunidades. No puede detenerse en ajustes ni revanchas”, completó, enviando un claro mensaje de unión nacional.
Posteriormente, repasó los tres ejes de su campaña: pobreza cero, derrotar al narcotráfico y unir a los argentinos; al tiempo que extendió sus premisas al mundo. “Hermanos de Latinoamérica, del mundo: queremos tener buenas relaciones con todos los países. El pueblo argentino tiene mucho para aportarle al mundo y esperamos encontrar una agenda de cooperación”, aseveró. Entre los presentes estaba la esposa del dirigente venezolano Leopoldo López, quien fue condenado a prisión por el régimen chavista.
Haciendo un balance de lo que fueron sus recorridas a lo largo y ancho del país, las cuales desarrolló durante el último año y medio, señaló: “Ustedes me eligieron, a medida que empecé a recorrer el país. Ustedes empezaron a decirme que sí, se puede”. Y otra vez, al unísono todos repitieron una y otra vez, “sí, se puede”.
“Yo estoy acá porque de verdad, recorriendo el país, entrando a sus casas, viendo la realidad a través de sus ojos, me despertó la convicción y la confianza”, marcó.
Ampliando su mensaje hacia quienes eligieron a Daniel Scioli este 22 de noviembre, Macri invitó: “Aquellos que hoy no nos votaron, que se sumen. La Argentina necesita que todos desarrollen sus necesidades. La Argentina que soñamos no va a ser fruto de un iluminado, la vamos a conseguir si cada uno de los que nos está mirando desde su casa encuentra el camino del progreso y el desarrollo. Y yo estoy acá para ayudarlos a encontrarlo”.
“Ustedes hoy hicieron posible lo imposible, con su voto. Porque nadie creía. Nos dimos cuenta después de una noche larga”, apuntó un Macri casi al borde del llanto, quien algo místico concluyó: “Le a Dios que me ilumine, para ayudar a cada argentino a progresar. Y le pido a ustedes, y escúchenme bien, yo estoy acá porque ustedes me llevaron a este lugar. Entonces les pido que, por favor, no me abandonen. El 10 de diciembre empieza otra maravillosa Argentina”.