Macri, atrapado en el laberinto de Boedo

Macri, atrapado en el laberinto de Boedo

En una distendida charla con vecinos de Boedo, afirmó sin que fuera necesario, que San Lorenzo no volvería al predio de Boedo, pero más tarde debió desdecirse, ante las protestas de los cuervos.


A pesar de que el Pro trabajó durante siete años en favor de que el Club Atlético San Lorenzo de Almagro recomprara el predio de Avenida La Plata –hoy en manos de la cadena de supermercados francesa Carrefour- para volver a erigir su estadio deportivo, Mauricio Macri compró un conflicto que no existía y se manifestó este domingo contrario a lo que afirmó a lo largo de su mandato.

En una charla con los vecinos del barrio de Boedo, un vecino le espetó a Boca de jarro a Macri: “¿Es posible la vuelta a Boedo del estadio de la avenida La Plata?”, preguntó. La respuesta del jefe de Gobierno porteño se alineó con el clima reinante en la reunión. “En mi vida muero con la verdad; San Lorenzo tiene menos del 1 por ciento de posibilidades” de regresar al predio de Avenida La Plata, entre Inclan y Las Casas, respondió el ex presidente de Boca Juniors.

El diálogo fue emitido más tarde por el aire de Radio La Red e inmediatamente el pueblo de San Lorenzo, preso de la alarma ante un hecho que parecía casi consumado, comenzó a mostrar por las redes sociales su descontento, encabezados por el propio vicepresidente del club de Boedo, Marcelo Tinelli, que posteó en Twitter, desde su cuenta @cuervotinelli: “La Vuelta a Boedo de @SanLorenzo es TOTAL. Tenemos la ley, pagaremos los terrenos a Carrefour y haremos el estadio en Av La Plata”.

En los medio, el conductor televisivo eligió la moderación. “Quiero ser cauto, me gustaría escuchar bien las declaraciones de Macri, con quien tengo una excelente relación, pero más allá de esto me gustaría tranquilizar a los hinchas de San Lorenzo: el estadio lo vamos a construir en ese lugar”.

Luego, ante las camaras de TN, Tinelli manifestó que “todos los socios e hinchas que pusieron plata en el fideicomiso, a través de la compra de los metros cuadrados, pueden quedarse tranquilos: la vuelta a Boedo es total, siempre la pensamos con el estadio en Avenida La Plata”, para continuar afirmando que “me gustaría charlar con Mauricio porque los miembros de su partido han sido personas que apoyaron desde el primer momento la Ley de Restitución Histórica”.

Las redes sociales siguieron ardiendo posteriormente. Inclusive, apareció el hashtag #YoNoVotoAMacri, creado por los furiosos hinchas. Lo mismo, Macri no tiene buena imagen entre los hinchas del Cuervo, tanto que en las últimas elecciones el Pro perdió en las comunas en las que éstos son mayoría. Para peor, voceros de la Comisión Directiva deslizaron que quedaron a la espera de que se produzca una aclaración oficial que supere largamente a un tuit, además de que su disconformidad no será de corta duración.

Lo cierto es que la norma que autoriza el regreso del estadio a su antigua ubicación fue votada en la Legislaturas porteña por unanimidad de los legisladores que estaban presentes en ese momento en el recinto de sesiones, que fueron 50. Nadie votó en contra.

Escaldado ante la reacción de los hinchas del club de Boedo, el jefe de Gobierno porteño dio marcha atrás en su postura y también utilizó la red del pájaro azul para recular. “Desde el primer día como Jefe de Gobierno hice todo lo que estuvo a mi alcance para que San Lorenzo cumpla su sueño. @cuervotinelli”, posteó, para escribir a continuación que “Siempre supimos que iba a ser muy difícil. No dije nada nuevo. Ratifico mi apoyo para que la vuelta a Boedo se haga realidad @cuervotinelli”, pacificó los espíritus.

Una larga historia

El tres de abril de 2014, Cristóbal Lammens –presidente del club de Boedo, Tinelli y Daniel Fernández, presidente de Carrefour, firmaron un acuerdo para estatuir un convenio de venta del predio.

Años antes, el intendente de la dictadura, Osvaldo Cacciatore, presionó a las autoridades del club para que vendieran el predio al gobierno porteño, en una oscura maniobra en la que estuvo involucrado el Banco Mariva y, finalmente, Carrefour. El precio estipulado fue en principio de ocho millones de dólares, aunque las sucesivas crisis que sacudieron a la Argentina diluyeron estos números y nunca se llegó a saber a cuánto ascendió realmente la operación.

El dos de diciembre de 1979 se jugó el último partido en aquel Viejo Gasómetro. Fue un empate en dos goles contra su vástago Boca Juniors, que enmarcó la muerte del viejo gigante, ese mismo que comenzó a ser un grande el siete de mayo de 1916, bajo el influjo del padre Lorenzo Massa.

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