La relación entre el expresidente, Mauricio Macri y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, tuvo nuevos cruces que quedaron en evidencia con la galería de fotos sugestivas generadas desde la oposición: primero, la presentación del libro de Macri, con un tono casi de lanzamiento presidencial; al día siguiente, el encuentro en el que Patricia Bullrich y Jorge Macri sellaron un acuerdo para que el ministro porteño dispute la Jefatura de Gobierno; luego, el radical Martín Lousteau posando con Soledad Acuña, ministra de Educación de la Ciudad y, por último, Rodríguez Larreta al lado del jefe de la UCR, Gerardo Morales, y otros dirigentes radicales, en un acto realizado en Costa Salguero, en el que el expresidente fue duramente criticado.
Mauricio Macri escaló otro paso en el operativo dispuesto para elevar su perfil, que parece ideado para cimentar una candidatura presidencial, con la presentación de su libro “Para qué” en un acto al que fueron 1500 invitados y, además, con el documental que se está filmando sobre su vida, pero también tuvo tiempo para precipitar un hecho político que recalentó la pelea en el Pro: aseguran que fue el responsable de haber apurado la jugada de Bullrich en la ciudad de Buenos Aires, que se transformó en el más abierto desafío al larretismo en el distrito que gobierna.
Los problemas comenzaron, según el macrismo, cuando Rodríguez Larreta se negó a definirse por un candidato del Pro a sucederlo. Para colmo, se quejan, no dejó de dar señales de preservar su acuerdo político con Lousteau: cada foto entre ambos era un estilete que se clavaba en el corazón del ex presidente y de los “halcones” del Pro, que sospechaban (y aún sospechan) que el alcalde porteño está dispuesto a darle su aval -explícito o no- al senador de la UCR, Martín Lousteau, para la candidatura a jefe de Gobierno a cambio de su apoyo activo al proyecto “Horacio presidente”. Un guiño en ese sentido se registró en el homenaje a Raúl Alfonsín organizado por la Unión Cívica Radical.
Por su parte en el larretismo explican que su jefe aún no quería definirse por nadie porque falta mucho para votar y que por eso mismo exaltó las PASO para dirimir las postulaciones en la Ciudad y dijo que también eran buenos candidatos sus ministros Fernán Quirós (de elevada imagen positiva) y Soledad Acuña.
En ese cuadro de tensiones no declaradas, todo se fue agravando: como el expresidente teme que Larreta ya tenga cerrado un acuerdo con Lousteau, que significaría arriesgar un bastión político y electoral del Pro, jugó con Bullrich para apurarlo y condicionarlo. La jefa partidaria busca sumar una figura fuerte como su candidato a disputar la Ciudad, algo que complica a Rodríguez Larreta.
Rodríguez Larreta quiere ir más allá todavía en su idea de enhebrar un acuerdo político amplio para competir contra ese combo “derechizado” que encarnan Macri y Bullrich: se reunió tres veces en los últimos 15 días con Emilio Monzó, el operador “antigrieta” con el que ya se reconcilió y que lo ayuda desde afuera de su estructura.
No sorprenden sus encuentros con Morales o con Lousteau, pero sí llama la atención que el jefe de Gobierno converse de manera frecuente con Florencio Randazzo, el peronista disidente que, junto con Monzó, mantiene reuniones desde mayo pasado con dirigentes como Juan Schiaretti, Rogelio Frigerio, Gerardo Morales y Juan Manuel Urtubey. Su propósito, lejos de la dureza de los “halcones”, es romper la polarización política y construir consensos.
Mientras, la profundización de la pelea en el Pro no se limitará a la Ciudad de Buenos Aires. Bullrich recibirá el martes en sus oficinas a Néstor Grindetti, el intendente de Lanús que volvió a a las filas de Macri. El exmandatario le habría dado luz verde al jefe comunal para que brinde señales de que apoyará el proyecto “Patricia presidente” y, a su vez, se sumará como el tercer candidato a gobernador bonaerense del bullrichismo, junto con Joaquín de la Torre y Javier Iguacel.
El larretismo no se queda quieto en el territorio provincial. Diego Santilli, su candidato a gobernador, busca sumar el apoyo de intendentes para fortalecerse ante las PASO mientras consolida su acuerdo político con Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero.
“Hay que ganar y gobernar con los intendentes para darle volumen y consistencia política a las medidas que habrá que tomar el primer día de gobierno”, sostienen allegados a ambos dirigentes de Juntos por el Cambio.