La puja identitaria de Pro se empezará a resolver el martes, cuando Mauricio Macri asuma la presidencia nacional del partido. A pesar de algunos roces con Patricia Bullrich por el reparto de lugares dentro del espacio, el expresidente logró encolumnar detrás de él a la mayor parte de la dirigencia amarilla y apuesta a utilizar es plafón para mover los hilos de la política y robustecer su influencia dentro y fuera del espacio que fundó a principios del 2000.
La irrupción de Javier Milei en la escena política trastocó el perfil partidario de Pro y obligó a sus referentes a reinventarse. Con varios intentos de aproximación a La Libertad Avanza (LLA) en su haber, hoy la discusión dentro del partido pasa por cómo abordar la concreción de un acuerdo sin perder relevancia. Mientras que cerca de Macri hablan de confluir electoralmente en 2025 con la guía y el aporte de perfiles técnicos al gabinete libertario, los laderos de Bullrich desconfían del exmandatario y sus ambiciones.
“Hay dudas de cuánto quiere ayudar al Gobierno”, señala un dirigente cercano a la ministra de Seguridad sobre las intenciones de Macri. Ponen de ejemplo la discusión entre el gobernador chubutense, Ignacio Torres, y Milei, sobre la que Bullrich emitió un comunicado de apoyo al Gobierno, mientras que el exmandatario optó por conciliar las posiciones sin hacer un pronunciamiento público.
La funcionaria nacional busca profundizar los vínculos políticos con La Libertad Avanza (LLA) y liberarse de su corset partidario. De hecho, fue una de las primeras en inyectarle anabólicos a la posible convergencia y hasta habló de “una coalición política”, algo que nunca se materializó. Con el inminente desembarco de los libertarios en la Casa Rosada, Bullrich primereó a su exjefe y negoció con el Presidente un lugar en el Gabinete para ella y su excompañero de fórmula presidencial, Luis Petri. El hielo con el exmandatario se agrandó.
El reparto de lugares dentro de la estructura de Pro es parte de esta discusión. Nadie quiere ceder espacios para no conceder una carta blanca. Los interlocutores por parte de Bullrich son Pablo Walter, Juan Pablo Arenaza y Damián Arabia, mientras que representan las ideas de Macri Darío Nieto, Fernando De Andreis y Humberto Schiavoni.
Una de las opciones que se barajan es que la ministra de Seguridad retenga la titularidad de la Asamblea Nacional. En tanto, la vicepresidencia 1° podrían otorgársela a la intendenta de Vicente López, Soledad Martínez, como un gesto para Jorge Macri, quien está a un paso de convertirse en titular del partido en la Ciudad. Arabia, por su parte, quedaría como vicepresidente 2° en representación de Bullrich. Más allá de la certeza de la presidencia de Macri, el resto de los lugares todavía se negocian.
“Hay que ver si va a haber actores que defiendan al partido y al mismo tiempo su nitidez, o si el partido va a ser una prenda de negociación con Milei”, sintetizó un dirigente afín a Bullrich.
El interés de Macri por quedarse con el control de Pro tiene que ver con su objetivo de no perder filo político. Bajo su rol de presidente del partido, será quien dialogue con la mesa chica libertaria para definir los términos de un posible acuerdo. Su idea es convertirse en una suerte de consultor que influya en las decisiones del Gobierno sin estar en la primera línea de batalla.
En tanto, el expresidente no logró contener bajo su conducción a Horacio Rodríguez Larreta, su antiguo aliado porteño, quien ante los desencuentros públicos y las notorias diferencias ideológicas prefirió dar un paso al costado. “No va a ser parte de la conducción ni le interesa poner a nadie en su nombre”, resumen cerca del exjefe de Gobierno de la Ciudad. Sin dejar de lado la hiperactividad que lo caracteriza, arma una fundación o think tank político, brinda asesorías a gobiernos subnacionales y pone el foco en explotar su principal activo: la gestión.
A fondo contra Milei
Mauricio Macri cree que llegó el momento de tomar el control político del gobierno de Javier Milei, luego del rotundo fracaso del oficialismo en el debate de la Ley Ómnibus.
“Prepárense que viene el take over del gobierno”, escribió Macri por chat a sus allegados, un rato después de la derrota de La Libertad Avanza en la cámara baja. “Yo le avisé a Javier que iba a pasar esto”, agregó el expresidente.
Macri le anticipó a los suyos que consideraba que Milei iba a “un crash”. “No se apuren, está al caer la rendición de Milei”, les dijo, imaginándose un rescate del Pro a la gestión.
El ex Boca cree que llegó el momento de ese rescate político, y por empezar habla de la necesidad de que Ritondo sea el presidente de la Cámara de Diputados. “Cristian tiene que ser presidente de Diputados, con él este papelón no pasaba”, dijo anoche en un dardo a Martín Menem. Milei no está convencido de correr al riojano.
Macri está enojado con Milei porque dice que el Pro aporta los votos en el Congreso, pero les da los cargos a peronistas como los cordobeses o Scioli. En el macrismo ven con buenos ojos que Milei avance con su venganza contra los funcionarios de Llaryora y Sáenz.
El objetivo del Pro es quedarse con esos cargos y avanzar en un gobierno de coalición. “El Pro es el único bloque que votó completo todos los incisos y sin el Pro no llegaban a la sesión”, resaltan en la bancada amarilla.
Macri apunta particularmente a Nicolás Posse por los errores políticos y la gestión paralizada. Como adelantó este medio, el ex presidente quiere que lo reemplace Guillermo Dietrich. También pretende el Ministerio del Interior para Diego Santilli y el Ministerio de Desarrollo Humano para María Eugenia Vidal.
En ese sentido, sostiene que el resto de la administración no está funcionando y pone como ejemplos a los ministerios de Infraestructura y Capital Humano. Macri sabe que Milei no tiene gente propia para ocupar los espacios vacíos y los que eventualmente se vacíen, pero de ahí a que acepte a funcionarios del Pro la distancia es muy grande.