Con el rostro desencajado, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, enfrentó a los periodistas con tono de catarsis y comenzó su breve alocución lamentándose por “un día realmente triste. Otra vez la violencia volvió a ganar entre nosotros” y, cuando parecía que iba a condolerse por los hechos que protagonizaron los policías metropolitanos y los heridos que quedaron en el terreno, de repente el mandatario comenzó a enumerar sólo a los policías que habían recibido los piedrazos de los manifestantes, dejando de lado a los civiles.
A continuación, Macri enumeró a “los policías heridos y los obreros agredidos”, a la vez que lamentó que hubiera habido “colegas de ustedes heridos”, pero se volvió a centrar luego en “el nivel de agresión” de los militantes y luego prosiguió, siempre en tono de lamento, reclamando porque “no se entiende el nivel de agresión”. Luego, Macri manifestó, en tono de en que “esperemos que baje el nivel de violencia”.
En las preguntas, el jefe de Gobierno volvió a pasarla mal. Primero fue el cronista de Radio Nacional, que le reclamó que “lo que no se entiende es el nivel de agresión que hubo por parte del Estado con la gente que se estaba manifestando en el lugar. Hay más de 50 heridos, hay colegas que están heridos y es la primera vez desde que volvió la democracia que se detiene a un reportero gráfico y se lo lleva esposado. ¿Qué tiene para decir al respecto?”.
Al borde del desborde, Macri respondió: “Lo mismo, que lamento profundamente todo lo que hemos vivido hoy, pero la empresa constructora llegó al lugar acompañada por un grupo de policías metropolitanos porque hace un año la empresa fue agredida por el mismo grupo de personas”, ocasión en la que -relató el jefe de Gobierno porteño-, después de dos horas en que “se trabajó tranquilamente, llegó un grupo de gente y durante una hora y media estuvieron agrediendo, dejando hospitalizados a varios y terminamos en el desastre que terminamos. Pero la policía fue a ese lugar solamente para cuidar la salud de aquellos que tenían que hacer el trabajo”, contestó un Macri algo molesto.
Cuando el periodista intentó repreguntar, Macri lo cortó con sequedad, estirando la mano derecha en un intento de detenerlo, recordándole al cronista que “hay otros colegas suyos”. Cuando el periodista le reclamó porque “al reportero gráfico lo detienen y lo tiran al piso por querer sacar una foto, en textuales palabras de él. Yo hablé con Pepe Mateo (el reportero de Clarín que fue detenido) y él me dijo eso, por lo menos hay responsabilidad de la Policía Metropolitana”.
En ese momento tomó la posta Montenegro para decir que “en el momento en que Pepe Mateo saca una foto, él termina pidiendo disculpas a los policías que se le vienen encima y se le caen y una persona que trabaja con nosotros lo detiene porque es agredido el policía también”, en ese momento el cronista de Radio Nacional lo interrumpió desmintiendo al ministro en su cara, diciéndole que “es un intento de secuestro, palabra de Pepe Mateo, le ponen la rodilla en la espalda, hablé con él recién”.
Montenegro le contestó que “nosotros hablamos con Mateo, se lo acompañó a la guardia porque él previamente tenía un golpe en la pera. Lo acompaña gente de la Policía Metropolitana, se le explican cuáles son los motivos. Él dice que también estaba exaltado, yo intenté comunicarme con él para ver cómo estaba y obviamente, investigaremos si hay algún exceso por parte del personal, como en todos los casos en que interviene la Metropolitana”, finalizó el ministro de Justicia y Seguridad.
Repentinamente, después de contestar tres preguntas más, Macri se retiró con cara de pocos amigos, acompañado por sus ministros Horacio Rodríguez Larreta, Guillermo Montenegro, Daniel Chaín, Graciela Reybaud y por su vicejefa de Gobierno, María Eugenia Vidal. De esta manera, el jefe de Gobierno evitó el interrogatorio de los periodistas, molestos por la represión indiscriminada de una policía que está tomando un camino muy diferente al que se planteaba cuando fue creada.
