Desde el PRO, se está promoviendo la implementación de la Ficha Limpia. ¿Cree que es posible su sanción?
Está convocada la sesión nuevamente para el jueves a las diez de la mañana. Estuvimos en quórum. Estuvimos en 129 diputados en un momento hasta que uno se paró. Estuvimos muy cerca. Si este jueves van los mismos que fueron la sesión pasada, sumado a aquellos que tuvieron serios problemas de salud, pero que afortunadamente ya están recuperados, debería haber quórum. Y si hay quórum, hay ley. Los votos están para darle media sanción. Para mí, es una ley súper importante. Yo no puedo entender cómo todavía en Argentina discutamos si alguien que tiene una condena confirmada en dos instancias puede o no ser candidato. Siento que a veces nos damos debates que atrasan.
¿Cómo cree que va a impactar en la política de nuestro país?
Primero que nada, hay que entender su relevancia partiendo desde el hecho de que es una ley que está presente en varios países de la región. En segundo lugar, ya está vigente en varias provincias y municipios de nuestro país. No es una restricción de ningún derecho político, es una garantía para todos los que votan a alguien para un cargo público relevante. Ser presidente, vicepresidente, diputado o senador implica una responsabilidad lo suficientemente importante como para asegurarnos de que no sea ejercida por un condenado.
Algunos miembros de Unión por la Patria (UxP) dijeron que esta ley es por Cristina Fernández. ¿Qué les respondería?
Si se sienten amenazados es porque deben tener muchos delincuentes que defender. Esta no es una ley que se hizo por Cristina Kirchner. Eso es mentira. El primer proyecto del PRO se presentó en el 2016. Es decir, hace más de ocho años que se presentó este proyecto y que nosotros venimos batallando en el Congreso. Gastón Marra y Fanny Mandelbaum, muy abanderados de la iniciativa, consiguieron 500 mil firmas de ciudadanos de todo el país, que piden que este proyecto salga. Por lo cual, éste es un proyecto que excede a Cristina Kirchner. Es un proyecto que viene a poner la vara más alta al sistema político, para que sea más transparente. Si hay algo que necesita la Argentina es eso.
Otro proyecto que viene pujando desde su espacio es el de la democratización sindical. ¿En qué estado está?
El proyecto todavía no se trató en el recinto. Se trató el dictamen en comisión. Tuvo 15 firmas a favor, que incluye al PRO, La Libertad Avanza (LLA) y a la Unión Cívica Radical (UCR). Y me parece inentendible que no se avance con este proyecto. Básicamente, establece un cambio en la ley de asociaciones sindicales. Uno de los proyectos que está presentado es el mío, entre otros presentados por otros diputados del PRO. Lo que incluye es el fin de la reelección indefinida. En todos los lugares donde estuve, he batallado contra esto. Creo en la alternancia y en la renovación de los cargos. Siempre doy el mismo ejemplo. El secretario general de Cementerios asumió cuando yo nací, hace 51 años. Y así, hay un montón de ejemplos. Baradel creo que ya está hace 20 años, Moyano casi 40. O sea, todos son así. Es imposible que se renueven los liderazgos si hoy tenemos todos sindicalistas mayores de 80 años. La reelección es para siempre.
¿Toca otros ejes?
Sí. En segundo lugar, establece las declaraciones juradas públicas. No puede ser que todos los que integramos el sistema político tengamos que explicar de qué vivimos públicamente y que los sindicalistas no lo hagan. Y más aún, si tenemos en cuenta que administran fondos de obras sociales sindicales y reintegros de esas obras sociales en medicamentos de alto costo. Estos son fondos públicos. Les deben a sus afiliados y a todos los ciudadanos la explicación de cómo viven y de qué viven. Y en tercer lugar, la eliminación del cobro compulsivo de la cuota de afiliación. No está bien. En cada uno de estos debates, que son de sentido común, es increíble que la política los quiera defender.
Usted publicó la votación del dictamen y uno de los que votó en contra fue Miguel Angel Pichetto. ¿Sabe a qué se debió?
No lo sé. También es el mismo Pichetto que se negó a sacarle los fueros a Cristina. Evidentemente, creen en cierta defensa del sistema político con la que yo no concuerdo. Si hay algo que los argentinos mostraron en la última elección es que quieren un cambio y que no quieren que existan más privilegios.
El Presidente Javier Milei acusó a los gremios aeronáuticos de ejercer “terrorismo sindical” en referencia a los paros. ¿Coincide?
Yo no sé si los calificaría de terroristas, pero sí de extorsionadores. Al igual que lo hicieron muchos gremios docentes durante años. El paro no lo hacían en cualquier momento. Lo hacían cada vez que empezaban las clases y dejaban a los chicos sin poder ir a la escuela. De la misma manera, los sindicatos aeronáuticos saben que dejan a miles de argentinos sin volar, sin poder llegar a sus trabajos o a sus casas, sin poder hacerse un tratamiento de salud. Lo hacen a sabiendas de eso, de que generan ese daño. Y que, generando ese daño, el gobierno va a reaccionar. Pasa que la sociedad cambió. Y ahora se dio cuenta de que la responsabilidad de que no puedan viajar no es del gobierno, es de esos extorsionadores. Extorsionadores que además tienen privilegios.
¿A qué privilegios se refiere?
Estamos de vuelta con los que defienden o defendían, porque entiendo que su posición ya se modificó, pasajes gratis en business para ellos y toda su familia, que para ir a trabajar los fuera a buscar un remise. ¿Cuántos argentinos tienen un remise que los busque por su casa para ir a su trabajo? ¿Cuántos argentinos empiezan a contar el horario laboral desde el momento en que salen de su casa? Eso no pasa en ningún trabajo. Me parece enormemente injusto con el colectivero, con el que maneja el Uber, o con el pibe que se sube a la moto del Rappi. Esas cosas no se pueden defender más en Argentina.
¿Qué opina sobre ese tipo de facilidades que siguen teniendo algunos funcionarios?
Hoy te diría que los diputados, en su inmensa mayoría, no tienen auto. El sistema de autos está más dado por si tenés que hacer un viaje al interior o te tenés que trasladar a algún lugar por tu tarea. Pero no para ir y venir a la Cámara todos los días, salvo para ciertas autoridades. Por suerte. Así como tampoco ya suceden las pensiones que se daban en el Congreso. De a poco, el sistema se fue depurando. Todavía falta mucho, muchísimo.
¿Cómo se complementa el proyecto de democratización sindical con el de la Ley Antibloqueo?
No dejar ir a trabajar a alguien es un delito. Es la restricción a un derecho constitucional, que es el de libre tránsito. Hoy, si la Justicia quisiera, podría penar el bloqueo de una fábrica. Más allá de eso, me parece muy bien que se tipifique en el código penal. Esto ya estaba en discusión en la Ley de Bases, pero la oposición no lo quiso aprobar. Luego, pasó a discutirse en la Comisión de Legislación Penal. Nosotros estamos a favor. Verónica Razzini, diputada del PRO que vivió en carne propia la pelea con los sindicatos en Santa Fé, lo presentó. Y vamos a seguir peleando por eso. Pero, de vuelta: es como discutir si el vidrio es transparente. ¿En serio estamos debatiendo si es correcto o no que un sindicato impida que los trabajadores entren a una fábrica o que los camiones con mercadería salgan? ¿En serio tenemos que discutir esto, en un país con más del 50% de pobreza y por lo tanto, un país que necesita producir y exportar más? ¿Realmente se puede dejar que un sindicalista decida libremente qué hacer con una fábrica?
Los sindicatos suelen alegar que corresponde a su derecho a huelga.
Es que no tiene nada que ver con su derecho a huelga. Está el derecho de cada trabajador a elegir si quiere adherir o no a la huelga y el derecho de la fábrica si quiere cerrar o no. Los sindicatos no pueden decidir sobre los demás.
Hace unos días, usted retwitteó una portada de Página 12 y ellos salieron a contestar diciendo que no había entendido su intención. ¿Qué les diría?
Es que no daba ni para contestarles. Y sí, se ve que se sintieron muy afectados de que los haya twitteado y agradecido. La verdad es que yo me siento orgullosa de haber sido la gobernadora que peleó contra muchísimos privilegios, entre ellos, las jubilaciones de privilegio. Fui la primera, no solo que se la sacó a sí misma, sino que además la sacó para todos los que venían. Estoy orgullosa de haber sido la gobernadora que sacó la reelección indefinida. Estoy orgullosa de haber sido la que enfrentó al Pata Medina y a todos los sindicalistas mafiosos como Balcedo, que terminó preso por narcotráfico. Balcedo era el responsable de los encargados de las escuelas, de los auxiliares, y les sacaba un aporte compulsivo mientras él narcotraficaba. Yo me siento muy orgullosa de haber dado esas peleas. Súper orgullosa. Y también de haber sacado las jubilaciones de privilegio del Banco Provincia.
¿En qué consistían?
El Banco Provincia y sus sindicatos decidieron darle una jubilación de privilegio a los empleados del banco sin que sus aportes pudieran pagarla. Entonces, ¿cómo se pagaba y se pagan esas jubilaciones de privilegio? Con el esfuerzo de todos los bonaerenses. Los 17 millones que están destinados, la mayoría de ellos, a cobrar una jubilación mínima, terminan pagando con su esfuerzo una jubilación de privilegio para los 7 mil -ahora no sé cuántos serán- trabajadores de Banco Provincia, que cobran una jubilación cuatro veces más alta. Eso es un privilegio. Si lo pueden sostener con sus aportes, me parece perfecto. Pero esa caja es deficitaria desde hace muchos años. Y la plata la ponen los bonaerenses. Eso está mal. Así que si me ponen con una motosierra, bienvenido sea, porque yo creo que había que pasar la motosierra para eliminar esos privilegios.
¿Qué opina sobre la polémica generada sobre el proyecto Identidades Bonaerenses a partir del libro “Cometierra”, de Dolores Reyes?
En primer lugar, el gobierno no fue claro con respecto a por qué compraron esos libros. Primero, dijeron que eran para la Educación Sexual Integral (ESI). Si es así, no son adecuados. Un chico no aprende educación sexual porque le explicites una escena de sexo en un libro. La ESI espero que sea algo mucho más complejo y elaborado que eso. Después, dijeron que en realidad no eran para la ESI, que eran para chicos de cuarto y quinto año como parte de las clases de literatura. Después dijeron que no. Que eso tampoco era así, que en realidad eran libros que iban a ir a las bibliotecas. No quedó claro cuál era el destino de esos libros. En cualquier caso, me gustaría saber quiénes fueron los curadores de esa colección. ¿Por qué se eligieron a esos autores, con qué objetivo? Volvemos siempre a lo mismo: los fondos son públicos. Y la educación y los hijos son nuestros. Me gustaría, entonces, que haya un proceso lo suficientemente serio y público para saber quiénes son los expertos que intervienen, a qué editoriales se les compra, con qué cotización, y para qué. Todo eso, en toda esta discusión, no quedó claro.
Si la oportunidad se diera, ¿volvería a presentarse como candidata a gobernadora de la Provincia?
Yo no creo que la política sea una carrera de cargos. Nunca la pensé así y no me fue mal. Termino mi mandato el año que viene como diputada nacional, representando a la Ciudad. Y veré si tengo que volver a presentarme o no. No es una decisión individual. Siempre me sentí parte de un equipo. Y creo además que hay muchas maneras de hacer política. Hay una iniciativa, en particular, que me tiene muy entusiasmada, además de la Presidencia de la Fundación Pensar, que es de los equipos técnicos del PRO, que es un programa de formación de líderes políticos en asociación con las universidades de San Andrés y Di Tella para el año que viene. Estoy muy motivada con una ONG que armamos con 40 líderes jóvenes del país, bien federal, que hace alfabetización en chicos de 6 a 12 años. Hoy, la mitad de los chicos que están en tercer grado no entienden lo que leen, pero ese número es peor en chicos que viven en hogares pobres. Estamos enseñándoles hoy a casi 1000 chicos en 8 provincias del país a leer y a escribir. Y pretendemos que para el año que viene sean 2500. Y eso también es una manera de hacer política, de la buena política. Me veo siempre defendiendo cosas que mejoran a la sociedad, desde el lugar que me toque. Hacer política es todo el tiempo transformar. Y es algo que no depende de si te presentás o no a una elección. Ya veremos con el PRO cuál es mejor lugar para mí el año que viene y desde dónde puedo contribuir más.