La dirigente feminista María José Lubertino acaba de volver del multitudinario Encuentro Nacional de Mujeres, que tuvo lugar en la ciudad de Trelew. En diálogo con Noticias Urbanas, repasa las principales demandas del movimiento, habla de política y da detalles sobre el armado del Partido Verde que está realizando en la Ciudad de Buenos Aires. También, sobre su postulación como defensora de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
–¿Qué balance hace del último Encuentro Nacional de Mujeres?
–El balance es muy positivo. Fuimos más de 70 mil mujeres de todo el país que llegamos a este encuentro número 33, el más austral de la República. Y para las que hemos estado desde el primer encuentro, en 1983, es un honor y una gran emoción el reconocimiento de las jóvenas, y poder convivir en la diversidad con mujeres de distintas generaciones, distintas visiones y aportes. Fue un enriquecimiento recíproco, como todos los años, en los más diversos temas de educación, de salud, de trabajo, de empleo, de ambiente, con mujeres sindicalistas, políticas, estudiantes, universitarias, secundarias. Así que fue una gran alegría haber podido compartir nuevamente este encuentro y tenemos toda la expectativa para el año que viene.
–¿Cuáles son los principales temas de la agenda feminista de acá a fin de año?
–Son los que venimos planteando desde hace muchos años y que aún no han tenido respuesta. Por supuesto, el tema fundamental es la legalización del aborto, que, aunque no pueda volver a tratarse este año, va a ser sostenido. Y, por supuesto, la voluntad de sancionar la modificación a la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) para hacerla mejor y más operativa. En la agenda, sigue estando presente la preocupación por los femicidios, la violencia de género y la trata, y la lucha para que no disminuyan los recursos en el Presupuesto del año que viene para prevenirlos. Vemos con gran preocupación, en este debate presupuestario, la reducción del presupuesto del Instituto de las Mujeres y de todo el sistema de protección y promoción en materia de derechos. Ha habido reducciones en todo el sistema de reparación y de promoción.
–¿Qué les diría a aquellos que se oponen al dictado de Educación Sexual Integral en las escuelas para intentar convencerlos?
–La verdad es que la ESI es una ley nacional y es obligatorio cumplirla. Es como las vacunas, no se trata de convencer en este punto sino de cumplir con la ley. Es como pagar los impuestos. Es lo que corresponde por mandato legal. Pero, fundamentalmente, creo que la educación sexual se vuelve imprescindible cuando sabemos de la temprana edad de iniciación sexual de los jóvenes y las jóvenas, para prevenir embarazos no deseados, por la alta tasa sostenida de embarazo adolescente, por las condiciones en general de transmisión de VIH, de enfermedades de transmisión sexual, por todos los temas que tienen que ver con la discriminación sexual, con la violencia de género, que, si fueran bien enfocados desde la edad más temprana, si la ESI estuviera dada como dice la ley, desde el jardín de infantes, desde la educación inicial, se evitarían muchos de estos problemas.
–¿Por qué se decidió escoger la ciudad de La Plata como sede del próximo Encuentro Nacional de Mujeres?
–Básicamente, para volver a un espacio más cómodo que permita la llegada de mujeres de todo el país. Se pensaba tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en La Plata, pero se consideró que La Plata es un poco más amigable que Buenos Aires. Buenos Aires es complicado en esta fecha de octubre, que va a estar cerca de la elección. Y los espacios de la universidad y las escuelas de La Plata son más amigables para una reunión impactante e importante como va a ser, seguramente, la del año que viene, porque si hoy se pudieron desplazar 70 mil mujeres a Chubut, suponemos que en el próximo encuentro esta cifra va a ser duplicada. Más siendo un año electoral.
–El feminismo hoy es un movimiento que atraviesa diferentes grupos sociales y también partidos políticos. ¿Existe la posibilidad de creación de un partido feminista?
–El feminismo hoy es un movimiento que atraviesa todos los grupos sociales y partidos políticos. Se ha discutido mucho la creación de un partido feminista. Incluso hubo un partido feminista en la Argentina, presidido por Julieta Lanteri, a principios del siglo XX. Y nosotras hemos trabajado esta idea y esta hipótesis. Obviamente, yo me siento parte de un espacio político, plural, del campo popular donde nos reconocemos todas como feministas. Hoy sería imposible un partido solo de mujeres porque lo prohíbe la legislación. De hecho, se ha sancionado una ley que establece la obligatoriedad de la paridad del 50 y 50 en todos los partidos políticos y hoy estamos discutiendo la modificación de las cartas orgánicas de los partidos políticos y un decreto reglamentario para la aplicación de esta nueva norma, tanto en las listas de cargos electivos como en la organización al interior de los partidos. Pero lo importante del feminismo no es si somos todas mujeres, sino la agenda. Y yo creo que ese va a ser el salto cualitativo: qué partidos vamos a representar esa agenda de género, que a veces incluso muchas mujeres que están en política no han defendido en profundidad.
–¿Por qué durante la marcha en Trelew se cantaron consignas contra Mauricio Macri?
–En general, en estas marchas, desde que tengo uso de razón, siempre se cantan consignas contra el gobierno de turno porque hay críticas a las políticas públicas. A veces porque faltan leyes o políticas públicas que el movimiento plantea, y en otros casos porque directamente las políticas públicas van en contra de algunos de los mandatos que tiene el movimiento de mujeres, el movimiento feminista. Por supuesto, hay partidos de oposición en la marcha y las consignas fuertes contra Macri parten, fundamentalmente, de grupos políticos de oposición. Pero también hay planteos vinculados con la legalización del aborto y con que no hubo por parte del Gobierno un impulso fuerte sobre este tema, o con políticas que tienen que ver con la represión de los grupos en la diversidad, y eso también es un tema que se cantó bastante en la marcha. Aunque también había mujeres radicales, grupos que integran el Gobierno, pero lo que hemos hecho, durante tantísimos años, seamos gobierno u oposición, es poder convivir en la diversidad sobre la base de la agenda común. Por eso, en una marcha de 70 mil personas hay distintos momentos, distintas consignas y diversidad total.
–¿Qué opina de Juan Grabois? ¿Lo considera un aliado del campo popular o un enemigo político por su cercanía con la Iglesia, con la que el feminismo está enfrentado por varias razones, entre ellas, la cuestión del aborto?
–En general, no me gusta opinar sobre las personas. Me gusta opinar sobre las ideas, las acciones, las estrategias, los hechos. En este sentido, tengo muchas coincidencias con Juan Grabois en el análisis social, político y económico. Pero, por supuesto, realmente lamento si él está haciendo planteos que van contra el movimiento feminista o el movimiento de mujeres. Creo que sesgar su visión o participación en estos temas es negar al contundente movimiento social y político de las mujeres. Lo mismo que está ocurriendo con la CGT, que acaba de convocar a una reunión contra el aborto. Lo hicieron algunos referentes masculinos, desconociendo el trabajo de las compañeras mujeres. Dentro del espacio de Grabois, el MTE, hay cientos de miles de compañeras que estuvieron en este encuentro feminista, y si él adopta posturas restrictivas en relación con el tema de los derechos de las mujeres o de los derechos sexuales y reproductivos, son ellas las primeras que no se van a sentir expresadas o representadas. Nosotras compartimos y podemos convivir con espacios en la diversidad y somos respetuosas de las posturas religiosas y, de hecho, yo personalmente tengo diálogo y he tenido diálogo con sectores de la Iglesia en relación con temas de derechos de los indígenas o de derechos de migrantes. Temas que tienen que ver con niños, niñas y adolescentes. Esto no quiere decir que en materia de derechos sexuales y reproductivos no tengamos posiciones que son diferentes y que creamos que la mayoría de las mujeres a lo largo y a lo ancho del país no se sienten identificadas por esas posturas tradicionales o confesionales.
–¿Qué expresa socialmente, desde su visión, que Donald Trump haya sido electo presidente de los Estados Unidos hace dos años y que Jair Bolsonaro esté a punto de serlo en Brasil? ¿Por qué cree que ocurre este avance de sectores ultraconservadores?
–No sé si pondría a Trump y a Bolsonaro exactamente en la misma bolsa y como representantes de sectores ultraconservadores. Sí creo que son producto del desencanto y la frustración con la política tradicional, que llegan ahí con mucho apoyo de parte de los medios de comunicación y de sectores que se sintieron maltratados por los partidos tradicionales, sean de izquierda o de derecha. En el caso de Trump, hay un antagonismo de parte de la sociedad estadounidense con el Partido Demócrata y, tal vez, con la burocracia que no supo escuchar o entender a sectores medios del interior del país que no tienen, a veces, la misma visión del mundo que los sectores de las grandes ciudades. Creo que el Partido Demócrata, que impulsó muchas cuestiones positivas en materia de derechos, no logró trabajar adecuadamente con estos sectores que están al margen de los fenómenos globales, de las redes sociales o de otro tipo de debates. Y me parece que en el caso de Bolsonaro el tema es más grave. Creo que hay un fuerte cuestionamiento a no solamente la derecha histórica en Brasil, que lleva a esta expresión neofascista, sino que también hay un cuestionamiento al propio PT y a todo lo que lograron instalar los medios de comunicación en relación con la corrupción de ese partido. Esto genera una situación muy crítica y es muy necesario que los sectores progresistas se unan para poder llegar a la segunda vuelta con un acuerdo que permita defender la plena vigencia de los derechos humanos para todos y todas, la inclusión, la igualdad y todo lo que fueron las conquistas del gobierno anterior, pero, también, con una fuerte autocrítica y un fuerte planteo de cuáles van a ser las medidas a tomar para que haya una mayor transparencia en el futuro.
–Usted está armando el Partido Verde en la Ciudad de Buenos Aires. ¿Cuáles son sus principales consignas?
–El Partido Verde existe en todo el mundo desde hace muchos años. Hay una Internacional Verde. Y en la Argentina, hay un Partido Verde presentado y compitiendo electoralmente en la provincia de Buenos Aires, en Mendoza y está en construcción en el Chaco. Las principales propuestas de nuestro armado tienen que ver con la agenda del feminismo. Desde nuestra perspectiva, en la Ciudad de Buenos Aires esto es fundamental, porque sentimos que hay que dar un salto cualitativo al respecto y, de hecho, el Partido Verde viene trabajando en este sentido. Y, por supuesto, están todas las demandas vinculadas con el cuidado del ambiente y un fuerte cuestionamiento al modelo económico extractivista que ha privilegiado la minería a cielo abierto, la soja transgénica, las grandes concentraciones de capital en pocas manos y, en lo urbano, un modelo depredador. Nosotros estamos cuestionando fuertemente la venta de tierras públicas en la Ciudad de Buenos Aires que, si bien se ha venido haciendo desde hace algunos años, ha sido más cruenta en la década de Macri y ahora violentamente profundizada en la gestión de Larreta. Por eso, creemos que es fundamental construir una articulación en la Ciudad de Buenos Aires que logre cambiar el signo político en el distrito. Nos estamos concentrando en ese trabajo.
–¿Con qué posible presidenciable se sienten más identificados?
–En ese tema todavía falta mucha tela para cortar, porque hay que ver quiénes quedarían finalmente como candidatos de las expresiones de los partidos nacionales. En función de eso y con estas propuestas, trataremos de estar dentro del espacio del campo nacional y popular. Esperamos que sea la mejor articulación posible para cambiar el rumbo en 2019 hacia la inclusión social. Pero también trataremos, desde este espacio, de aportar en la agenda algunos cambios que tengan que ver con nuestra propia plataforma, en términos de lo que debe hacerse desde la Secretaría de Ambiente, en materia del cuidado de la salud ambiental y, por supuesto, las demandas del feminismo. Apuntamos a un cambio de paradigma en la gestión política en términos de transparencia, en términos de paridad entre varones y mujeres, y en términos de no ver el tema ambiental simplemente como una cuestión de demagogia o una “pátina verde” sino como un cambio de época en la manera de pensar la generación de la riqueza desde una perspectiva sustentable y de desmercantilización de la naturaleza.
–Usted se está postulando para presidir la Defensoría de Niños, Niñas y Adolescentes. ¿Qué la motiva?
–Estoy siendo parte de este proceso inédito de selección de precandidatos, fundamentalmente, porque este es un organismo independiente que monitorea los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes. Creo tener la formación académica y la experiencia para generar instancias de esta índole, como lo hicimos en el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) y como lo vengo haciendo desde la sociedad civil desde hace muchos años. Y creo que es un momento más que oportuno para generar políticas de estado transversales en la materia. Me siento con la disposición y las herramientas para –en un momento en que la política disputa con base en conflictos y en contradicciones– poder transversalizar consensos en los temas fundamentales. Me refiero a políticas de Estado en cuestiones que tienen que ver con la educación de los niños, niñas y adolescentes, con su salud, con su bienestar en términos generales y con no retroceder en políticas de protección integral para garantizar un bienestar que no es solo económico sino también el respeto a los múltiples derechos que tienen a jugar, a tener acceso a la vivienda digna y a un ambiente sano. Y temas que muchas veces no son tenidos en cuenta por las instituciones y que tienen que ver con la educación sexual integral, la prevención del embarazo adolescente, el bullying, la violencia familiar contra los niños y el abuso sexual infantil. Creo que, en ese sentido, puedo hacer un aporte.