Mariano Marini: “El vacío de política social está siendo ocupado por el narcotráfico”

Mariano Marini: “El vacío de política social está siendo ocupado por el narcotráfico”

El dirigente social habló con NU y reclamó desestigmatizar la relación entre pobreza e inseguridad.


De acuerdo a su experiencia como responsable en Barrios de Pie, ¿cuál diría que es el mayor flagelo, en términos alimenticios, que hoy sufren los estratos más bajos?

Nosotros vemos diversas problemáticas, que se han visto agravadas por la política económica de este gobierno. Desde la organización, elaboramos dos indicadores. Uno es una encuesta sobre hábitos alimentarios. La última que hicimos fue a mitad de este año. Y ahora a principios de diciembre, vamos a publicar la segunda. La primera encuesta arrojó resultados muy duros, vinculados a cambios de hábitos. La expresión “cambios de hábitos” parece inocente, pero en este caso significa un familiar que se salta las comidas para que el resto —particularmente los niños— puedan comer; cómo se redujo la calidad de los alimentos y la disminución de ingesta de frutas y verduras. Lo más fuerte es lo que tiene que ver con la inseguridad alimentaria. Cada vez más familias de barrios populares —esta encuesta se realiza en esas poblaciones— se saltean comidas porque no pueden garantizarse el alimento.

¿Y cuál es el segundo indicador?

De forma anual y en todo el país, hacemos un relevamiento de la nutrición infantil a través del talle y peso de los niños. Esto también se lleva a cabo en los barrios populares. Los resultados los vamos a tener a mediados de diciembre. Con respecto a años anteriores, los resultados arrojaron que el principal problema en los niños era la malnutrición. Es decir, la baja calidad y diversidad en la alimentación, que se basa principalmente en harinas y poca proteína. Esto llevaba a que hubiera muchos chicos con sobrepeso, pero no como un indicador de salud, sino todo lo contrario. Hay que complementar esta información con el índice de indigencia. Recordemos que la indigencia se mide tomando como base los ingresos. En gobiernos anteriores, el nivel de indigencia también fue alto. Estamos hablando de alrededor del 8%, que es muy alto. Pero había políticas que podían aliviar, en alguna medida, esta situación, como son por ejemplo, los refuerzos alimentarios en las escuelas. Este gobierno ha reducido o incluso eliminado muchas de esas medidas.

¿Percibe mayor concurrencia a los comedores?

Desde la asunción de Milei, sí vemos mayor concurrencia a los comedores. Al mismo tiempo, se ha disminuido a cero la asistencia estatal. Entonces, las compañeras cocineras y cuidadoras comunitarias están en una situación muy compleja y de mucho esfuerzo. Este trabajo muchas veces se invisibiliza o incluso se demoniza, pero la realidad es que es muy importante. Hay algunos municipios que siguen brindando asistencia, pero son pocos. No queda otra que seguir caminando buscando donaciones. Así y todo, hemos tenido que achicar la cantidad de días en que se abren las puertas de los comedores. Esto contrasta con el aumento de la demanda. Trabajadores que antes no lo necesitaban, ahora van a los merenderos para poder complementar la alimentación de su familia. También, se ve un crecimiento de la asistencia de adultos mayores y jubilados.

¿Y las transferencias directas?

No es lo mismo en volumen. Nosotros estamos obviamente a favor de las políticas universales. Pero no alcanzan por sí solas. Se tienen que complementar con el trabajo comunitario. A través, no sólo de las organizaciones sociales, sino también de las iglesias y clubes de barrio, se construyó una red de contención. Es decir, la Tarjeta Alimentar es una medida muy buena, pero no es lo que le festeja el cumpleaños a los chicos del barrio, ni hace apoyo escolar. La intención del gobierno es desarmar esta red. En la pandemia se demostró aún más el valor que tiene esta red, momento donde el Estado no dio abasto.

Hace unos días, fue la Octava Marcha de la Gorra. ¿Cómo surgió y cuál es su propósito?

Se viene realizando hace ya un tiempo. Están presentes los espacios juveniles de muchas organizaciones sociales y organismos de derechos humanos. Ante situaciones de violencia institucional, especialmente hacia jóvenes de los barrios populares, nosotros actuamos y más aún, si avanza la baja de la edad de imputabilidad. Creemos que si es así, la situación se va a agravar. Ésa no es la solución. El problema de la juventud es la falta de perspectiva hacia el futuro. Eso se construye, no con políticas represivas o con estigmatización, sino con un Estado presente.

¿Qué relación cree que guarda la inseguridad con la pobreza?

Primero que nada, creo que hay que desestigmatizar esa relación. Esa idea de que el delito sólo lo realizan los pobres es falaz. Pero creo que detrás de esa estigmatización se esconde un deseo de control social. Este es otro de los objetivos que tiene la Marcha de la Gorra, es decir, visibilizar esto. Lo que nos preocupa a nosotros es que cuando el Estado se corre y, más aún, en contextos de crisis económica, fomenta que los espacios comunitarios tengan que cerrar. Ahora estamos viendo que muchos de esos espacios están siendo ocupados por grupos del crimen organizado, vinculados al narcotráfico. Vemos cómo muchos de estos grupos son prestamistas de varias familias para que lleguen a fin de mes. La insistencia de las redes comunitarias suponía un freno a la proliferación de estas mafias. Y un freno también a todo lo que eso conlleva en términos de inseguridad, ni hablar de las adicciones. Para resumir entonces, no creemos que haya un vínculo entre pobres e inseguridad, pero sí entre el corrimiento del Estado y el deterioro de la calidad de vida de aquellos que queremos cubrir.

Barrios de Pie estuvo históricamente aliada con el peronismo. ¿Por qué cree que perdieron las elecciones?

El gobierno del Frente de Todos no cumplió con las expectativas. Llegó luego de un gobierno desastroso. ¿Por qué no cumplieron? Eso da para largo. Pero si tuviera que mencionar algunas razones, primero evaluaría las disputas internas innecesarias. Después, el tema de los límites con respecto a las tareas que hay que encarar, adónde hay que tocar los intereses de algunos sectores en pos del bienestar de las mayorías. También tiene que ver con el rol de ciertos espacios políticos, que gobernaron de espalda a la sociedad. Y en un gobierno popular eso no puede pasar.

¿Confía en que pueden revertir el resultado en las próximas elecciones?

Nosotros creemos que se tiene que trabajar en la alternativa desde el campo popular. Se tiene que trabajar desde el pulso donde están los verdaderos problemas. Hay que construir una alternativa política realmente popular. Es lo que necesitamos. El proyecto del actual gobierno es anti argentino. Va a favorecer la economía de unos pocos y va a dejar un país devastado. Todos los gobiernos neoliberales vienen a saquear lo que pueden y dejarle los problemas al gobierno que les sigue.

El pasado mes, desde su organización llevaron a cabo la iniciativa Los Barrios Con Axel. ¿Qué ofrece Kicillof que lo hace un candidato idóneo?

Creemos que Axel tiene las aptitudes necesarias. Es por eso que desde la organización, apoyamos su perspectiva y su presencia en la renovación política. Muchas veces, se quiere separar lo social de lo político. Nosotros creemos que tienen que estar fuertemente vinculados, para que la política pueda tener la potencia que se requiere para llevar adelante las tareas que son necesarias para que nuestro pueblo viva mejor.

¿Qué opina de las medidas del gobierno para desactivar la corrupción presente en algunas Organizaciones Sociales?

Creo que es una pantomima. La intención es achicar la política social. Y lo hace de la misma manera que lo hizo con los estatales previo a un despido. Lo mismo con las universidades y así. Demoniza para legitimar el ajuste. Trabajan en el enojo de la gente. Intentan que el que la está pasando mal, vea la causa de sus problemas en el que está al lado y no en la política del gobierno. Que el jubilado que aportó se enoje con los jubilados que supuestamente no aportaron. Los que no aportaron fueron los empleadores. Y esto se acrecienta en una economía en negro que crece cada vez más. Lo mismo con los comedores fantasmas. Si tuvo que cerrar un día, no fue porque es fantasma, sino porque no alcanzan las partidas alimentarias, que salen del Estado nacional. Más que una pantomima, es una tragedia. Puede haber corrupción en un espacio comunitario, como lo hay también en las empresas. Pero no es la norma. Lo que hay en las organizaciones sociales es más lo que dejan cada uno de los militantes que las ganancias. Es esfuerzo, tiempo e incluso frustración, cuando no podemos solucionar las cosas.

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