La cantante carioca regresa a Buenos Aires después de seis años cuando ofreció un recordado y mágico concierto en el que presentó sus discos “Universo a meu redor” e “Infinito particular”, en abril de 2007.
Monte es considerada una de las máximas referentes de la canción popular brasileña de la actualidad junto a artistas como Arnaldo Antunes, Lucas Santtana y Adriana Calcanhotto, que vienen a ocupar el lugar que antes tuvieron Caetano Veloso, Chico Buarque y Milton Nascimento, entre otros.
En los shows del martes 11 y miércoles 12, Marisa tocará las canciones de su último trabajo de estudio, “O que voce quer saber de verdade” junto a un recorrido por su vasto universo compositivo, con una formación de noneto, que incluye un power trío, un cuarteto de cuerdas, programaciones y ella cantando, tocando el ukelele o cavaquinho, guitarras de nylon y eléctrica y haciendo algunas percusiones.
“Verdade uma ilusao” es la séptima gira internacional de la carrera de Marisa y la primera después de cinco años, en la que muestra “O Que Você Quer Saber de Verdade”, que salió a la venta en octubre pasado con edición en 27 países y ya vendió 9 millones de placas en todo el mundo.
“Los conciertos son experiencias distintas a la grabación de un disco y allí me gusta utilizar recursos y posibilidades diferentes a las del disco, con distintas formas y procedimientos“, señala en comunicación telefónica desde su estudio en Río de Janeiro, Marisa Monte a Télam, días antes del primer concierto.
“La concepción musical, tecnológica, los soportes, todo es distinto en el vivo y un concierto te obliga además a transformar todos los sonidos previos en nuevos“, señala la cantautora carioca, que enfatiza la idea de performance implícita en el show y que en esta oportunidad traerá una escenografía con grandes telas sobre las que proyectará “una pequeña exhibición del arte contemporáneo brasileño”.
“Verdade Uma Ilusion es una puesta muy interesante de mi carrera y es un modo de mostrar y promover también el arte contemporáneo brasileño a través del trabajo de sus artistas más destacados“, señala.
En relación con su propia música, que abreva en territorios y tradiciones sonoras diversas para trabajar una línea de rasgos personalísimos, Marisa dice que la música y la cultura brasileñas “solo se pueden entender a partir de la mixtura”.
“Hablar de música brasileña es hablar de la diversidad, ese es el rasgo más definitorio; de hecho toda nuestra cultura creció mixturada y es algo que sigue pasando”, cuenta quien fuera uno de los pilares del trío Tribalista, junto a Antunes y Carlinhos Brown.
“Tanto ahora, como a lo largo de la historia, en la música brasileña tomamos información de otras culturas para transformarlas, no por nada hay samba-rock, samba-funk, samba-jazz, es muy natural, es una de las cosas mas importantes de nuestra cultura, y que está presente en la música pero también en la religión, la comida, cultura“, acota.
“De hecho, yo creo -agrega- que es un rasgo muy hermoso de mi país y que además en este momento el planeta necesita la mixtura, ya no se puede estar apartado, ahora más que nunca necesitamos unir y estar juntos; en este punto una cultura joven como la brasileña es un ejemplo para el mundo”.
Cercana a esta idea es la propuesta de Marisa, compartida también por muchos otros músicos de su país, de trabajar en “parcería”, y no firmar las canciones en solitario sino, muchas veces, como un resultado colectivo.
De hecho en el último disco, tres de las canciones (“O que voce quer saber de verdade”, “Depois”, “Verdade uma ilusion”) están firmadas en conjunto por los viejos compañeros de ruta de Tribalistas, y hay muchas otras colaboraciones conjuntas.
“Eso también es muy brasileño, en mi caso se reforzó con Tribalistas cuando tuvimos que salir a trabajar fuera de Brasil, pero tenemos muchos referentes previos en esto: Gilberto Gil, Caetano, Gal Costa, Joao Gilberto, todos le dieron valor al trabajo colectivo para crear canciones”, remarca.
“Lo bueno de trabajar en conjunto es que propone una creación abierta y es muy bonito compartir la creación y la vida“, postula.
“Para mí es una parte fundamental de mi trabajo; es un trabajo propio pero que me gusta hacerlo involucrándome en una tarea colectiva, eso hace crecer tu trabajo y te permite además aprender de los compañeros en muchos los aspectos: en el modo de componer, en la utilización de la tecnología, en la forma de grabar, en el mismo management de tu carrera”, concluye.