A las once de la noche del domingo en Buenos Aires, cuando en Shangai ya era lunes, Sergio Massa despegó de Ezeiza rumbo a China para cumplir con una ambiciosa agenda oficial que apunta a profundizar las inversiones en energía, acelerar proyectos de obras públicas incluidos en el programa de la Ruta de la Seda y ampliar la libre disponibilidad del swap con el objetivo de robustecer las reservas del Banco Central.
La gira del ministro de Economía exhibe un volumen político y una intención geopolítica que responden a una particular lógica de poder. Massa viajó acompañado por Máximo Kirchner en plena batalla electoral adentro del Frente de Todos (FdT) y la visita a China se corona cuando las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se encuentra en su momento crítico.
Además viajan junto a él el titular del BCRA, Miguel Pesce; la titular de la Cámara Baja, Cecilia Moreau; el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos; el ministro de Transporte, Diego Giuliano; los secretarios de Energía y Agricultura, Flavia Royón y José Bahillo; el secretario de Asuntos Económicos y Financieros, Marco Lavagna; el titular de Enarsa, Agustín Gerez; el embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, y los diputados nacionales Paula Penacca y Diego Sartori.
La delegación oficial refleja el sentido institucional y político que le asignó Massa a su viaje por China. Pesce como titular del Banco Central estará a su lado cuando firme la ampliación de uso del swap, en tanto que Giuliano, Royón, Bahillo, Lavagna y Gerez tendrán participación activa en todas las reuniones vinculadas al transporte, la energía, la exportación de alimentos y la firma de los proyectos asignado en el Programa de la Ruta de la Seda.
En este contexto internacional, Massa firmará en Beijing la ampliación de la libre disponibilidad del swap, la consolidación de proyectos de obras públicas enmarcados en el programa de la Ruta de la Seda y la posibilidad de abrir nuevos mercados para las economías regionales.
Y antes de ello, en Shangai, el ministro se presentará en el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS (NBD) para iniciar una compleja negociación que apunta a fortalecer las reservas del Banco Central. Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS) capitalizaron al NBD y establecieron el Acuerdo de Reservas de Contingencia (ARC), dos construcciones multilaterales que proponen una competencia global al FMI y al Banco Mundial (BM).
Argentina no integra los BRICS y no forma parte del NBD. Estos límites institucionales intenta destrabar Lula da Silva con el apoyo de Xi Jinping. El presidente de Brasil se comprometió con Alberto Fernández y Massa -durante su último encuentro en Brasilia- a facilitar la concesión de ayuda financiera al país, y Massa se presentará ante el directorio del NBD para iniciar un proceso técnico y político que llevará sus meses.
La propuesta del ministro de Economía es que un país socio -Brasil, fundamentalmente- obtenga fondos del Nuevo Banco de Desarrollo para financiar proyectos en Argentina o profundizar el comercio bilateral, dos hipótesis de trabajo que no están incluidas en los estatutos del NBD.
Tras su participación en el directorio de NBD, Massa mantendrá reuniones vinculadas con la construcción de las represas en Santa Cruz y las inversiones de China en la planta potabilizadora de Laferrere, el sistema de transporte de energía eléctrica, la producción de baterías de litio y la ampliación -hacia el norte- del gasoducto Néstor Kirchner.