Una encuesta encargada por el diario Perfil a la firma MGMR, que fue realizada por Federico González y Carolina Valladares, arrojó como resultado que Sergio Massa consolidaría su ventaja por sobre el candidato kirchnerista Martín Insaurralde, al que la toma hasta ahora una ventaja de once puntos.
El intendente de Tigre llegó a los 44 puntos, un resultado que, de mantenerse, alcanza para soñar con el triunfo. Insaurralde, por su parte, también consolida -con un 33,7 por ciento- el posicionamiento del kirchnerismo, que se encamina de todos modos a un 27 de octubre en el que no perderá su hegemonía política, porque terminaría siendo la primera minoría a nivel nacional, aunque pierda en las grandes ciudades.
Massa pegó un salto de nueve puntos, el más grande de todos los candidatos, en especial a expensas de Margarita Stolbizer -que también creció, aunque menos que el tigrense e Insaurralde- y de Francisco de Narváez, ya que el Frente para la Victoria casi no le cede sufragantes. De todas maneras, el líder del Frente Renovador conserva una alta fidelidad de sus electores, que llega al 88 por ciento. En este rubro, la mayor parte de esta fuga de votos la capitaliza Insaurralde.
Por el contrario, Massa se beneficia con un corrimiento que llega desde los votantes del colombiano y de la candidata del Frente Progresista, Cívico y Social, que aún así conserva el 86 por ciento de los votos conseguidos en las PASO y que compensa la fuga de sus cooreligionarios hacia Massa capitalizando una similar que le llega desde los infieles a De Narváez.
Pero el caso más dramático de estas elecciones legislativas lo está protagonizando Francisco de Narváez, que supo ser en 2009 el candidato que estuvo en el momento y en el lugar soñado y logró concentrar en su persona el desgaste del kirchnerismo, que llevaba seis años en el poder y había sido “limado” por el conflicto con las patronales agrarias. En esta ocasión, víctima de una polarización que no lo favoreció sino que lo abandonó para migrar hacia el Frente Renovador, habría perdido alrededor de diez puntos con respecto a las cifras que le otorgaban las encuestas a fines de junio. Por estos días, conserva apenas un 4,2 por ciento del voto bonaerense.
De todos modos, éste es un proceso que no se inició en 2013. El 28 de junio de 2009 De Narváez ganó -por escaso margen- las elecciones legislativas en la Provincia de Buenos Aires, derrotando al propio Néstor Kirchner. Esto posicionó al colombiano como la figura política más importante de la Argentina, un capital que se encargó de dilapidar, en especial por su propia incapacidad política y por la ausencia de un
proyecto político que fuera más allá de lo enunciativo.
Esta experiencia corre peligro de repetir Sergio Massa, de no tomar éste los recaudos necesarios. Una elección legislativa no define nada en el nivel ejecutivo de la política, pero puede servir para prefigurar el escenario definitivo, el que se termina de conformar en las elecciones ejecutivas. Le pasó a Pino Solanas en la Capital Federal y a otros candidatos en otras ocasiones, que consiguen buenos resultados en los comicios de medio término y cuando llegan las elecciones en las que se define el poder no logran ganar la confianza del electorado, que los vota para controlar al Poder Ejecutivo, pero no más que para eso.
A partir del 28 de octubre, entonces, Sergio Massa comenzará a recorrer un camino que lo llevará a la Casa Rosada o al olvido, como el que hoy holla melancólicamente Francisco de Narváez.
