Desde las 14 de este miércoles, las once líneas de colectivo que circulan por Bernardo de Irigoyen/Carlos Pellegrini, Cerrito/Lima, Maipú, Esmeralda y Suipacha empezaron a usar el corredor de carriles exclusivos que transformó la 9 de Julio. El tiempo de viaje para las 200.000 personas que se suben a las mencionadas líneas se redujo de 40 minutos a entre 15 y 17 minutos.
A dos semanas de las PASO, el Gobierno porteño realizó uno de los últimos actos de campaña. Con la manifestación de trabajadores de ATE de fondo, el jefe de Gobierno agradeció a los vecinos que “bancaron una vez más”, haciendo referencia a las complicaciones que trajeron las obras al tránsito.
En sintonía, prometió ampliar el sistema a otras avenidas de la Ciudad y pidió que se extienda al Conurbano, para “mejorarle la vida a miles de personas de la zona Oeste, ya que los trenes últimamente no han dado muchas alegrías”. Lo acompañaban los candidatos Gabriela Michetti, Diego Santilli (y una comitiva de militantes con pelucas coloradas) y Sergio Bergman, además del jefe de Gabinete Horacio Rodríguez Larreta y el subsecretario de Transporte, Guillermo Dietrich, al frente del proyecto.
A partir de ahora los peatones que deben redoblar la atención al cruzar la 9 de Julio, porque ahora el tránsito viene de ambos lados. Y con los automovilistas que circulan por las transversales: ya no pueden usar el “descanso” que daban las plazoletas centrales para detenerse. La otra gran incógnita es qué pasará en caso de que un piquete interrumpa el tránsito o que haya unidades con desperfectos técnicos.