En su primera aparición pública importante desde el fin de su mandato, Angela Merkel declaró el martes en una entrevista al canal ARD que no tiene por qué disculparse respecto a sus políticas hacia Rusia, aunque se pregunta si se podría haber hecho más para prevenir la tragedia en Ucrania.
Criticada en abril junto con el exmandatario de Francia Nicolas Sarkozy, por el presidente ucraniano, Vladímir Zelenski, debido a su “política de concesiones a Rusia”, Merkel defendió su enfoque, así como el hecho de que se había opuesto en la cumbre de Bucarest en 2008 a la adhesión de Ucrania y Georgia a la OTAN.
Merkel afirmó: “Ucrania era un país gobernado por oligarcas en aquel entonces, no se podía aceptarlo en la OTAN sin más” y agregó que “Ucrania distaba mucho del país que conocemos hoy en día. No era estable y estaba plagado de corrupción”.
Al oponerse al ingreso de Ucrania en la Alianza Atlántica, la excanciller de Alemania también tuvo en consideración la potencial reacción de Vladímir Putin, quien, en su opinión, no lo habría aceptado y podría haber causado “enormes daños” en el país vecino incluso en aquel momento.
En ese contexto sostuvo: “No veo que tenga que decir ahora que ‘eso estuvo mal'”.
Muy cuestionada en Alemania por su política energética, que a lo largo de los años afianzó la dependencia de los hidrocarburos rusos, Merkel no admitió errores en la construcción de los gasoductos por el Báltico. De hecho, reconoció que le habían “molestado” las sanciones que impuso Estados Unidos a la construcción del polémico gasoducto Nord Stream 2 y que afectaron a empresas alemanas. Eso “se hace con un país como Irán, pero no con un aliado”, aseguró.
En su opinión, mantener buenas relaciones comerciales con Rusia tenía sentido porque son naciones vecinas que no pueden ignorarse mutuamente.
Lo que pasó el 24 de febrero “no solo es inaceptable, sino que es un gran error de parte de Rusia” que “no tiene perdón”, pero de su parte había intentado “lo suficiente” y es “una gran tristeza” que no se consiguiera evitar lo peor, declaró.
Agregó que, en todos estos años, no se ha logrado realmente “poner fin a la Guerra Fría” ni crear una arquitectura de seguridad que hubiese ayudado a evitar la situación actual, pero no tiene motivos para reprocharse a sí misma, ya que intentó lo que estaba a su alcance, y no fue poco.
En retrospectiva, Merkel sostiene que su trabajo estaba dirigido a “evitar el desastre”, y si la diplomacia no tiene éxito, no es porque sea lo incorrecto. “Así que no veo que tenga que decir ahora que ‘eso estuvo mal’, y tampoco me voy a disculpar por ello”, concluyó.