Es absolutamente imposible describir en esta entrega la cantidad de frentes abiertos y las potencialidades que surgen tras la celebración de las PASO del domingo, así como también enumerar a los derrotados literalmente y los que aún con vida, parecen caminar en esa dirección. La idea aquí es la descripción de los distintos escenarios que se pueden llegar a formar sin opinar acerca de las posibilidades. Nada hay de información acerca de cómo puede evolucionar o involucionar cada espacio y sobre todo que la gente ya sorprendió una vez, y tiene en su cabeza y su voto la única verdad. Pero algunas definiciones políticas de lo sucedido se pueden sacar y quizás nos den alguna luz acerca de lo que se viene.
El Cambio
A principios de año –claramente- y casi durante toda la campaña que fue realmente caníbal y autodestructiva, Juntos por el Cambio estuvo al frente en la inmensa mayoría de las encuestas, en las que nadie cree, pero que todo el mundo político encarga y lee. Las nocivas intervenciones de Mauricio Macri en esa interna a la que hacíamos referencia fue una de las principales razones de la pésima performance de la coalición opositora. Allí nacieron los dos grupos, que proyectaron propuestas distintas en la construcción de ese “cambio” que tenían en común. En un momento fueron tan diferentes que la cuerda se cortó dejando a cada grupo con un grado de independencia absoluto respecto del otro. Y la tercera posición de Macri existía y estaba más cercana a Javier Milei que a las dos vertientes de la fuerza que construyó hace ya 20 años. El ex Presidente estaba enamorado de la velocidad y del shock inicial, pero a su vez, de la independencia que tenía La Libertad Avanza, en la que no tenía que lidiar con los molestos radicales, lilitos, etc, que sobre todo Horacio Rodríguez Larreta se encargó de acumular en este período. Patricia Bullrich se acostumbró a desgano a convivir con algunos de ellos ante la necesidad de equiparar el nivel de fuego de su contrincante.
Volviendo a los datos de las mediciones, también coincidían casi todas en que la gente quería un cambio, las cifras situaban a ese universo social en alrededor de un 70 por ciento, algo que se verificó en los comicios del domingo.
La sorpresa es que ese “cambio” tuvo otro dueño y debería seguir siendo así en octubre. La decisión mayoritaria -y silenciosa en la previa- de apoyar a Milei se fue incubando nacionalmente a medida que se sucedían las interminables peleas internas en Juntos y que Sergio Massa -luego de desactivar a Cristina, Scioli y Wado en las candidaturas-, debió lidiar con el FMI para impedir la devaluación que vio la luz el lunes.
Solo para el Cambio (LLA) le ganó de manera contundente a Juntos por el Cambio y allí nace la otra parte de la historia. La mano de nocaut de Milei impactó de lleno en la cara de Bullrich que no tiene absolutamente nada que festejar, está game over en octubre, en la de Larreta que tras la paliza deberá replantear su futuro y en el peronismo que nunca salió tercero en su rica historia de casi 80 años. Todos quedaron paralizados. Ganó el Cambio, ganó Milei.
Una campaña simple, básica a pesar de ser un académico, contra la casta política y su gasto excesivo y una “solución” a la inflación y demás temas económicos a partir de la dolarización, un buen show mediático y en redes, y poco más para lograr ser la síntesis del hartazgo social ante la falta de soluciones de todas las demás coaliciones en pugna.
De regreso a octubre
Acá el panorama es bastante más simple, menos complejo ya que quedan solo tres contendientes con chances. El escenario de tercios es real, existe, aunque no todos gozan de las mismas armas de aquí a dos meses.
Milei no va a negociar nada con ninguno de los espacios políticos que compitieron contra él en pasado domingo. Es más, es una política central durante el tránsito de este período. Su espacio lo que ya hace y va a hacer es ir confirmando nombres para “su gobierno” tratando de dar por hecho –sin decirlo nunca- que el tema está decidido. No creen ni creían en encuestas ni en gurúes de bola cristal, y su discurso será seguir trabajando en la misma línea, ya que la gente “ya se liberó” y será ella la que decida el futuro.
Bullrich no tiene pecera dónde ir a pescar, y de movida, más allá de las fotos y los tuits de este miércoles, la verdad es que no le será tan fácil retener la totalidad de votantes que tuvo Larreta. Primero porque la propuesta de centro que enarboló el jefe de Gobierno no tiene mucha cabida en el esquema que intentará Patricia, que es endurecer su discurso para recortarle a Milei, en una estrategia equivocada porque esa competencia ya tuvo un ganador y nada hace pensar que esto cambie. Algunos entendidos de los números dicen que Patricia retendrá con suerte 7 de cada 10 votos de Horacio y el resto se dispersará entre Milei, Massa, Schiaretti o blanco. A propósito del mandatario cordobés, este mantendrá firme su candidatura y no le gustó nada el condicionamiento mediático que le hizo Bullrich, de bajarse antes para hablar. Y para Pato más no hay, la elección está casi perdida para ella.
Por último, queda Massa que tiene algunas posibilidades de crecer, pero todo dependerá del rumbo económico que transite el país en este período. O sea que depende de él tener más chances. Afirmó en la noche del miércoles, que no dejará el ministerio de Economía, que la va a pelear desde ahí, desde el centro de la problemática.
Quedó a medio millón de votos de Milei y a 220.000 de Bullrich. El objetivo es entrar al ballotage y si es posible primero. Para recortar diferencias, tiene que poner más atención en el corte que, de no ser tan amplio como el domingo, solo eso le puede dar el número para alcanzar e incluso superar a Bullrich. Intendentes y gobernadores deberán estar más atentos al tema. También están otros espacios de voto peronista que no llegaron al corte como Guillermo Moreno, otros 180.000 votos. Y luego hay que trabajar en los espacios propios del peronismo donde la gente no fue a votar porque eran las PASO. En los 11 millones que no votaron hay mucho voto bronca, así que deben tener cuidado con ello, ya que ahora ese grupo tienen un referente que los convoca.
Pero la economía determinará el futuro de Massa. Armas tiene pero contras también.