Milei: “Yo tengo el culo limpio, no necesito que la Corte me salve”

Milei: “Yo tengo el culo limpio, no necesito que la Corte me salve”

"Por eso puedo hacer las reformas”, agregó el Presidente. 


“Mi único interés es que la Corte falle acorde a los principios de la Constitución Nacional, no necesito una Corte adicta”, planteó Javier Milei en diálogo con los periodistas Luis Majul y Esteban Trebucq en El Observador radio.

Y agregó: “Yo tengo el culo limpio, no necesito que la Corte me venga a salvar, por eso puedo hacer las reformas que estoy haciendo”.

De esa manera, el presidente Javier Milei defendió este miércoles la postulación a la Corte Suprema del juez federal Ariel Lijo. Según explicó, es un magistrado que conoce como ningún otro candidato cómo funciona el sistema de judicial y eso es fundamental para la reforma que pretende impulsar.

En medio de apoyos y críticas ante la elección de Lijo, tanto en el ámbito político como judicial, el Presidente aseguró que ve como algo positivo cuando le marcan un error y lo utiliza para corregirse.

En ese contexto, dijo que es obvio que él no llegó a al Gobierno para “chorear” porque no está en su esencia. Y prometió: “Si alguno de mis funcionarios incurriera en un acto de corrupción, le pego una patada en el culo”.

Mieli aseguró que una vez cumplido su mandato volverá al llano: “No sigo en la política, mi intención es irme a vivir en el medio del campo, donde no me vea nadie, no quiero saber más nada de nada, me voy con mis perros y viviré de dar charlas”.

“Un día en el pase que estabas haciendo con Pablo Rossi -le dijo a Majul-, él hizo una crítica fundada y me estaba sacudiendo, y al otro día lo estábamos corrigiendo. No tengo problemas con la crítica”, afirmó.

Incluso utilizó un ejemplo futbolero para graficarlo: “Boca va a una definición por penales, Battaglia erra, pero Boca gana. Un periodista se lo marca. Battaglia, con sabiduría, le dice ‘los erran los que patean’. El tipo que hace está expuesto a equivocarse, el error es parte de la vida. Si yo te digo que no nos vamos a equivocar, sería un pelotudo del tamaño del Universo. El tema es qué hacés con el error. Hemos visto otros gobiernos que persistían en tapar el error. Nosotros, cuando nos equivocamos, lo corregimos. Metemos la gamba, lo corregimos”.

De todos modos, esa aceptación del error no lo va a hacer menos belicoso: “Vos me hacés una crítica fundamentada y a mí me sirve, me ayudás. Me voy a seguir peleando todos los días si vos mentís, me construís la falacia del hombre de paja o la crítica es intelectualmente deshonesta. A esos les paso con una aplanadora, tengo todo el derecho a defenderme”.

 

 

 

 

 

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