El Cardenal Eduardo Pironio, fallecido en 1998, comenzará su camino hacia la beatificación cuando termine el acto -comenzó a las ocho de la mañana, hora argentina- que encabeza monseñor Agostino Vallini y que cuenta con la presencia del obispo de Chascomús, Carlos Malfa. Es la sesión de clausura de la fase diocesana en la causa por la beatificación y la futura canonización del que fuera una vez obispo de Mar del Plata, entre 1972 y 1975.
Hasta ahora, la instrucción diocesana consistió en la recopilación de testimonios y documentación acerca de la vida del cardenal nacido en 1920 en la localidad bonaerense de Nueve de Julio. Ahora, toda esa documentación será girada a la Congregación para las Causas de los Santos en la que se designará un relator que va a elaborar un documento que será debatido por teólogos, obispos y cardenales, que luego enviarán otro documento para que el Papa Francisco decida si emitirá un decreto que resalte la Heoricidad y Virtudes del fallecido eclesiástico.
Al dictar el decreto, el Papa transformará a Pironio en “venerable”, que es el paso anterior a su beatificación. Este proceso fue iniciado en 2003, al cumplirse cinco años de su fallecimiento. En este camino, la vicepostuladora de su causa, Beatriz Buzzetti Thompson, investiga si la curación completa de un bebé de 15 meses que se había intoxicado con purpurina se debe a la intercesión de Pironio.
El 23 de junio de 2006, la Congregación para las Causas de los Santos concedió el “nihil obstat” (es decir, ninguna objeción) para abrir el proceso que posiblemente lo convierta primero en beato y luego en santo de la Iglesia Católica. Luego de esta decisión de la Congregación, se abrió la fase diocesana del proceso, que contó con el aporte, entre otros, del entonces cardenal Jorge Bergoglio.
Junto a la causa de Pironio, en el Vaticano se encuentra en proceso de canonización el Cura Brochero y de beatificación, la venerable santiagueña María Antonia de Paz y Figueroa, más conocida en el norte argentino como Mama Antula.