La resolución de Lijo, quien es propuesto por Milei como uno de los candidatos para la Corte Suprema de Justicia, se da en un contexto de nuevos ataques a los espacios erigidos en antiguos centros clandestinos de detención. Además, llega tras un año marcado por recortes presupuestarios y la falta de políticas activas de preservación, que culminaron a finales de 2024 con una ola de despidos y el temor de un cierre definitivo.
El juez Lijo dictaminó que se debe asegurar una dotación de “personal capacitado” para que los sitios de memoria continúen funcionando como antes. Además, ordenó realizar tareas de mantenimiento, conservación, preservación del edificio y limpieza diaria.
“Celebramos el fallo de Lijo que obliga al secretario de Derechos Humanos, Alberto Baños, a garantizar la operatividad de los sitios de memoria”, expresó Montenegro, quien promovió la demanda ante la Justicia. La legisladora porteña, presidenta de la comisión de Derechos Humanos de la Legislatura de la Ciudad, señaló que el pedido se dirigió a Lijo simplemente porque era el juez de turno durante la feria. Curiosamente, Lijo también es el magistrado encargado de la megacausa sobre los crímenes de lesa humanidad en la ESMA durante la dictadura.
Montenegro advirtió sobre dos discusiones importantes: una es la de los trabajadores, señalando la dificultad de comprender su impacto en los sitios de memoria. “No cualquiera puede trabajar ahí. Son personas con años de experiencia en la recuperación”, remarcó.
La justicia le ordenó a la Secretaría de Derechos Humanos que garantice el funcionamiento de los sitios de memoria.
Muchas de las tareas estaban afectadas por los cientos de despidos que decidieron Alberto Baños y Mariano Cúneo Libarona.
Frente a la avanzada de este gobierno,…
— Victoria Montenegro (@MontenegroViki) January 14, 2025
Montenegro subrayó que los empleados de la Secretaría de Derechos Humanos poseen un conocimiento único sobre la “transmisión de esa historia, cómo se recorren esos lugares y se explica el significado de la dictadura militar y sus horrores”.
Por otro lado, indicó que “hay cuestiones concretas”. “Un pequeño ejemplo es El Atlético: cuando la dictadura demolió el edificio, no se molestaron en limpiar, pensando que nunca sería descubierto. Sin embargo, se inició una investigación en el lugar”.
“El equipo estaba trabajando en las excavaciones y se encontraron pruebas. Pero el Gobierno decidió no avanzar con las obras. Sin preservación, cada vez que llueve, el agua rebalsa y se pierde todo lo que está abajo”, agregó.
