La situación financiera de Argentina se encuentra en un estado crítico, con serias dificultades para cumplir con sus obligaciones de deuda, según Moody’s. Jaime Reusche, vicepresidente de la calificadora de riesgo, expresó que los mercados financieros ven como poco probable que Argentina pueda cumplir con sus pagos, lo que podría llevar a una reestructuración de deuda.
Reusche destacó que la deuda externa de Argentina presenta un desafío significativo, con pagos programados que superan los 2.000 millones de dólares este año y aumentan a 5.000 millones para el próximo año. Este incremento en los pagos de deuda, junto con la resistencia del gobierno a devaluar el tipo de cambio, genera una gran incertidumbre y preocupación en los mercados.
Moody’s considera que es altamente probable que Argentina necesite renegociar o intercambiar deuda, similar a las reestructuraciones realizadas en el mercado doméstico. Los flujos financieros externos están muy ajustados, con entradas y salidas de capital equilibradas en torno a 100.000 millones de dólares cada año, dejando un margen muy reducido para cumplir con todos los compromisos, incluyendo los pagos de deuda.
A pesar de los considerado avances en el ajuste fiscal y su impacto positivo en la reducción de la inflación, Reusche manifestó sorpresa por la reticencia del gobierno a realizar una nueva devaluación. En el escenario base de Moody’s, después de la devaluación del año pasado, se esperaba otra para cerrar la brecha entre el dólar paralelo y el oficial. La falta de ajustes en el tipo de cambio está impidiendo las correcciones necesarias en las cuentas externas, lo que agrava la situación financiera.
Se viene una devaluación
En cuanto a la política económica Reusche comentó reconoció como positivo el ajuste fiscal, ya que “no pensamos que se iba a dar, por lo menos de manera tan forzosa, que está ayudando a que baje bastante la inflación. Lo que sorprende es esta reticencia del gobierno de volver a hacer ajustes en cuanto al tipo de cambio”.
“Nuestro escenario base tenía que, después de la devaluación que se dio en diciembre del año pasado, se tendría que dar otra devaluación este año, en algún momento, para cerrar la brecha entre el dólar paralelo y el dólar oficial. Parece que el gobierno está reticente porque no hay mucho margen para poder adoptar esa política, porque si devalúa, naturalmente va a haber un salto en la inflación, que es lo que ha estado combatiendo el gobierno”, indicó Reusche.
“El gobierno se encuentra en una suerte de dilema de políticas públicas donde no quiere golpear mucho la parte social, pero al mismo tiempo tiene que hacer el ajuste de las cuentas externas mediante una devaluación”, sentenció el economista.