La Asociación Sindical de Motociclistas Mensajeros y Servicios (ASiMM), que conduce Marcelo Pariente, advirtió este lunes sobre “el alto nivel de informalidad laboral” en los comercios con servicio de reparto domiciliario de sustancias alimenticias (conocido popularmente como delivery) y en el rubro de la mensajería urbana (en el que calificaron al monotributo como un verdadero flagelo), pero cuestionaron los datos porcentuales proporcionados por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) “por la falta de certeza sobre el universo total de trabajadores y empleadores”.
Según la AFIP, más del 50% de los repartidores no están registrados. Maximiliano Arranz, secretario adjunto de la ASiMM, sostuvo que “se quedaron cortos, pero igualmente los números del operativo son anecdóticos porque la realidad es mucho más grave y dolorosa. Los comercios que utilizan el delivery se aprovechan de las limitaciones legales que nuestro sindicato tiene para encuadrar a sus repartidores, para mantenerlos en condiciones de explotación y precariedad. En tanto en las mensajerías urbanas el fraude laboral y las empresas truchas se esconden detrás del monotributo, que se ha convertido en una modalidad de trampa incontrolable. Ambas situaciones no hacen más que condenar a miles de trabajadores a la miseria”.
El dirigente sindical afirmó que “el empresariado tiene un brazo clandestino y fraudulento que utiliza para evadir impuestos y maximizar sus ganancias. El monotributo es una pesada herencia que arrastramos de los años 90, y el caldo de cultivo perfecto para el fraude laboral y las mensajerías truchas. Así te muestran los 10 trabajadores que tienen en blanco y esconden los 20 o 30 que tienen en negro; y como nuestra actividad se desarrolla en la calle, encontrar, identificar y probar el fraude es prácticamente imposible”.
Según explicó Arranz, “a pesar de todos los límites legales que nos pusieron, en pocos años hicimos una revolución; y donde antes había trabajo a destajo, explotación y marginalidad, hoy encontramos un convenio colectivo de trabajo, dignidad y una actividad de transporte que busca desarrollarse como tal. Solo esperamos que el estado nos ‘levante la barrera’ para que los trabajadores motociclistas organizados podamos dignificar hasta el último de los compañeros en dos ruedas”, agregó.