La noche del sábado no fue una más para José “Pepe” Mujica. Luego de una cena de honor en la que compartió mesa con su par ruso, Vladimir Putin, la presidenta Cristina Kirchner, funcionarios de Gobierno y el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, el mandatario uruguayo se fue de “juerga”.
Mujica aprovechó las últimas horas de su estadía en Buenos Aires para disfrutar un rato de la noche porteña, y sobre todo, de una de sus grandes pasiones: el tango. Acompañado por el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, asistió a la milonga El Beso, ubicada en Riobamba y Corrientes, pleno corazón de la Ciudad.
Según publicó el diario El País de Uruguay, al ex tupamaro se lo pudo ver distendido, sentado en una mesa y la disfrutando de la música, aunque no se animó a ensayar unos pasos de baile.
Mujica fue bien recibido por los asistentes, quienes se acercaban a saludarlo y tomarse fotos junto a él. “¿Por qué no termina su mandato y se viene a gobernar aquí?”, le sugirió un admirador. Otro destacó la inusual visita en un lugar público, y lo comparó con las figuras políticas de nuestro país: “Acá los funcionarios no pueden salir ni a comer a un restaurante porque los echan”.
Además de Lombardi, quien ofició de guía turístico del presidente, se sentaron en su mesa el embajador uruguayo, Guillermo Pomi, y su canciller, Luis Almagro.
José Mujica respondió amablemente y con una sonrisa a los halagos y comentarios de la gente, y permaneció en el boliche hasta bien entrada la madrugada.
Es conocido el gusto de Mujica por el ritmo más representativo de los rioplatenses. En octubre del año pasado, durante un concierto en el Uruguay del grupo de rock estadounidense Aerosmith, al que asistió a pesar de que no es su estilo musical predilecto, dejó en claro que “el tango no se cambia nunca”.
