Victoria Lopyreva nació en Rostov del Don, una de las ciudades rusas que serán sedes del Mundial de Fútbol este año. Es embajadora Fifa de esa competencia y además su rol está ligado con firmeza a la “no discriminación”, uno de los sellos y lemas de este evento. Su belleza, calidez, amabilidad y profesionalismo cautivaron a todos los que la vieron.
Lopyreva, que ha pasado en este Carnaval como un huracán por Buenos Aires, pasó del anonimato a ser archiconocida. Su sonrisa y seducción, junto a sus aciertos permanentes cada vez que fue consultada, la transformaron en una persona adorable para los argentinos. Encima, en más de una oportunidad se refirió a las “grandes chances” que el Seleccionado argentino tiene de consagrarse en el Mundial. “La Argentina tiene todas las chances de levantar la Copa del Mundo porque tiene grandes jugadores”, consideró la modelo, que suele seguir los partidos de las principales ligas del mundo. “Todos los chicos quieren ser como Messi”, agregó.
Alojada en Hyatt Park, tuvo un trajín importante desde su llegada en el mediodía del domingo. Recibió a dirigentes de la AFA y a algunos amigos en el lobby del hotel, siempre rodeada de su mánager, Anna Jackson Stevens, que está en todos los detalles que Victoria pueda necesitar.
Jackson Stevens, además de organizar la agenda, fue la encargada de que todo fuera más fácil para ella y para quienes se interesaron por la embajadora. Olessia Kazakova, rusa pero residente en nuestro país, completó el trípode con el que se movieron intensamente por esta ciudad y, de paso, tradujo cuando fue necesario.
El paso por la Bombonera la fascinó. “En este país son afortunados por la forma en que viven el fútbol. Se viven emociones muy fuertes”, comentó sobre su experiencia en el estadio del líder del torneo local. Allí compartió el palco con el presidente xeneize, Daniel Angelici, y con el entrenador de la Selección, Jorge Sampaoli, ambos deslumbrados por la compañía. Nunca nadie de los presentes miró tanto al palco como en esta ocasión.
La modelo y conductora del sorteo del Mundial, llevado a cabo el 1º de diciembre en Moscú, conoce y ve mucho fútbol a lo largo y ancho del mundo. Luego de graduarse en la Universidad Estatal Económica de Rostov, con el diploma de Administración de Empresas, tuvo un ciclo muy exitoso como modelo y conductora de un programa deportivo de TV. Desde 2007 suele presentar formatos con el balón en el centro de la escena. Ese programa y su amor por el fútbol la catapultaron. Desde 2015 es la embajadora del Mundial: promueve la imagen y la tradición de Rusia, respaldada en los valores del deporte como un símbolo de paz y respeto. Por eso también su permanente conexión con Naciones Unidas y los valores que desde allí se promueven.
No había pasado un día completo en la Argentina que ya estaba visitando el predio de la AFA en Ezeiza, invitada por su presidente, Claudio “Chiqui” Tapia. Allí recorrió con la comitiva todas las instalaciones, a las que calificó de “magníficas”, compartió un asado reservado en el quincho (exquisito) y Tapia le entregó una condecoración de la AFA, que amable y sonrientemente, como siempre, se colgó del cuello.
Luego de charlar acerca de las sedes y de los temas que involucran a nuestra Selección, Lopyreva y su equipo se dirigieron a la conferencia de prensa, en donde estuvo acompañada por los dirigentes Hugo Moyano y Alejandro Nadur, además del propio Tapia. Contestó todo con paciencia y luego hizo lugar a las entrevistas individuales. Incansable y precisa, atendió todo los requerimientos. Allí se refirió nuevamente a “Discriminación cero”, el lema de Rusia 2018.
La noche la alcanzó en Puerto Madero, donde eligió comer sushi en uno de los connotados restós del lugar, para dar por finalizado el día y llegar a un merecido descanso en el hotel.
El martes, luego de visitar un canal palermitano, llegó hasta la Casa de Rusia, ubicada en Caballito, el lugar en donde la comunidad rusa se reúne para disfrutar y fomentar su cultura en estas tierras. Allí la recibió la directora y anfitriona, Olga Murátova. Si bien no estaba pensado atender medios allí, esa fue la tarea principal en las dos horas que permaneció en el lugar, ya que de nuevo las cámaras atoraban su camino y apenas logró sentarse a la mesa, preparada a otros fines. Desde allí continuó el ping-pong mediático. Hasta que el tiempo se acabó. Un avión privado esperaría a que el trío femenino pasara por el hotel y se trasladara a Río de Janeiro a seguir con su rol. Lopyreva dejó en la Argentina una sensación y un adelanto de lo que será Rusia para los argentinos: una fiesta. Ojalá que con su sonrisa en la final.