Abogada en causas sobre derechos humanos, diputada nacional, candidata a jefa de Gobierno, precandidata a vicepresidenta. Myriam Bregman cumple varios roles en la escena política actual pero no desatiende su papel de madre. “Te respondo mientras le preparo la merienda a mi hija; me vas a escuchar caminar por la casa, también tengo que poner el lavarropas”, comenta al teléfono cuando Noticias Urbanas la llama para esta entrevista.
Dirigente del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), Bregman disputa las elecciones porteñas del 5 de julio encabezando la fórmula del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) y acompaña al también diputado Nicolás del Caño en el binomio que presentó el PTS para las primarias nacionales del 11 de agosto. “Hasta el último minuto buscamos una lista de unidad con el Partido Obrero, pero ellos se negaron”, se queja Bregman, que asegura que la primaria en la izquierda consolidará el crecimiento de la fuerza.
Crítica del oficialismo, la legisladora asegura que con la candidatura de Daniel Scioli, “se sciolizó el cristinismo”, y consideró por igual al gobernador bonaerense y a sus principales rivales: Mauricio Macri y Sergio Massa. “Son los candidatos del ajuste”, denunció.
–Usted acompañó en La Rioja a Oscar Schaller en una denuncia contra César Milani por su papel durante la dictadura. ¿Cómo tomó su pase a retiro? ¿Fue una jugada electoral del oficialismo?
–Los verdaderos motivos solamente los conocen ellos, pero es indefectible que tiene un trasfondo electoral. Milani era una mochila muy pesada para un futuro gobierno de Scioli, pero la Casa Rosada lo sostuvo todo lo que pudo.
–¿Scioli podría haberle pedido a Cristina que sacara a Milani porque lo perjudicaba en la campaña?
–Podría ser. Lo real es que el gobierno de Cristina se manejó todos estos años con un doble discurso sobre los derechos humanos. Y Scioli fue, es y será un noventista. Si uno mira sus fotos, aparece en un noventa por ciento inaugurando comisarías o con nuevas camadas de policías. Ese es su perfil, el de un candidato conservador.
–Usted es abogada, candidata y diputada. ¿Cómo se lleva con todas esas responsabilidades?
–Además de todo eso soy madre (risas). Es una responsabilidad enorme pero estoy acostumbrada a tener una militancia muy activa. Siempre me dediqué a la defensa de los derechos humanos y a la militancia. Pero no lo hacemos porque queremos una carrera política, sino porque estamos realmente convencidos.
–¿Qué pasa en la izquierda para que una sola persona concentre actualmente dos candidaturas y un cargo?
–Te puedo asegurar que gente no falta porque en la Capital Federal vamos con lista completa y disputamos elecciones en muchas provincias. Lo que se dio conmigo fue una coincidencia: se adelantaron las elecciones en la Ciudad y justo me tocó asumir en la banca que era de Pitrola (por la rotación que hay dentro del FIT). Además, nosotros hasta último momento quisimos una lista de unidad en el frente, pero como esa opción fracasó tuvimos que rediscutir las candidaturas. Y ahí mis compañeros coincidieron en que mi perfil de defensora de derechos humanos, de mujer y de denunciante de la desaparición de Julio López, el espionaje del Proyecto X y de Milani, por poner algunos ejemplos, era importante para la candidatura. Acá nadie evalúa como un premio personal una candidatura, sino como algo que se quiere representar.
–¿Qué encontró en la Cámara de Diputados, adonde recién llegó?
–Traté de impulsar situaciones que ya acompañaba como militante. Asumí el 10 de junio y el 11 ya me junté con los trabajadores de la fábrica recuperada Zanón. Esta semana denunciamos ante el Ministerio de Trabajo que la fábrica no recibe un subsidio estatal que viene pidiendo desde hace dos años y que otras empresas sí recibieron. Ya impulsamos un proyecto en la Cámara para que se informe a qué empresas se les dio el subsidio.
–Mencionó el hecho de ser mujer. Pese a que tenemos una Presidenta y hay varias candidatas en la elección nacional y muchas dirigentes en vigencia, ¿la política argentina sigue siendo un poco machista?
–Poco no. Mucho. Mirá un hecho: salvo yo, todas las demás candidatas en las PASO porteñas quedaron afuera. Analicemos qué pasa. La marcha del “Ni una menos” reflejó un punto de quiebre, no solamente por el repudio a la violencia de género, sino por la autoorganización que hubo en la sociedad.
–Dijo que “fracasó” una fórmula de unidad en el FIT, ¿por qué?
–Se lo tenés que preguntar a los del Partido Obrero. No fue una decisión nuestra. Intentamos una fórmula Altamira-Del Caño porque creíamos que era la mejor manera de representar al frente. Pero como después de agosto no se pueden combinar fórmulas, el frente va a quedar como un avión sin una turbina.
–¿Las internas van a perjudicar al FIT?
–Para nada. Ahora que competimos, hay que aprovecharlas. La expectativa es que el frente siga y crezca como en los últimos años.
–Cristina decidió no ser candidata este año. ¿Cómo la imagina después del 10 de diciembre?
–Que no fuera candidata fue anunciado como algo heroico o épico, pero para mí ella no quiso arriesgarse a sacar menos votos que en la elección de 2011, cuando obtuvo el 54 por ciento. O menos que Scioli, yendo como legisladora del Parlasur. Ahora, yo no creo que Scioli se volvió cristinista, sino todo lo contrario: se sciolizó el cristinismo. Aceptar ahora a Scioli no es una sorpresa si ves los últimos movimientos del kirchnerismo desde que se amigaron con el Vaticano, bancaron a Milani y no dijeron nada de las represiones de Berni.
–¿Por qué parece evidente un escenario de polarización entre el kirchnerismo y el macrismo?
–Creo que la polarización es una idea del establishment. Acá hay un interés muy importante para que la izquierda no participe en igualdad de condiciones en estas elecciones. Si nos invitaran a los debates podríamos romper con esa polarización.
–¿Cuál es la propuesta de la izquierda?
–Lo que marcamos con fuerza es que tanto Scioli como Macri y Massa son los candidatos del ajuste. Uno de ellos va a completar la tarea del kirchnerismo, que en enero del año pasado saqueó a los trabajadores con la devaluación.
En primer plano
• Un restaurante. Cualquiera donde haya parrillada.
• Una comida. Asado.
• Un lugar porteño. Parque Saavedra, “porque no tiene rejas”.
• Una figura histórica. Mariano Moreno o Juan José Castelli.
• Una frase. “La vida es hermosa. Que las futuras generaciones la liberen de todo mal, opresión y violencia y la disfruten plenamente”, de León Trotski.
• Una película. Underground, de Emir Kusturica.
• Un libro. Poesía, de Miguel Hernández.