Con la mira en 2017, el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) y el Nuevo Movimiento al Socialismo (Nuevo MAS) se unieron para presentar en las elecciones de medio término una alternativa política independiente tanto de Cambiemos como del kirchnerismo, pero también alejada del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT). “Es un gran paso de unidad de la izquierda, que intenta dejar atrás el sectarismo y autobombo de otras fuerzas, para enfrentar al ajuste macrista y demás variantes del sistema, a las corporaciones y a la burocracia sindical. Se creó un nuevo frente de izquierda”, aseguran.
Con el presidente Mauricio Macri como principal antagonista, pero también muy lejos de Cristina Kirchner, la fuerza está liderada por los dirigentes Alejandro Bodart, Vilma Ripoll, Manuela Castañeira, Héctor Heberling, Alcides Christiansen, Jorge Ayala, Eduardo Mulhal, Marina Alonso, Martín González Bayón, Eric Simonetti, Julia Di Santi y Marina Hidalgo Robles, entre otros.
El lanzamiento público del nuevo frente de izquierda se realizará con un acto el sábado 17 de diciembre, a las 16, en Plaza Congreso. En los próximos días brindarán una conferencia de prensa para informar las bases programáticas del frente y los pasos a seguir.
“Creemos que es necesaria la unidad de las fuerzas que pensamos de manera similar para enfrentar la política del Gobierno, que consideramos negativa para los sectores populares. Venimos trabajando por una amplia convocatoria. Esta propuesta ha caído muy bien, empezamos a tener respuestas favorables”, dijo Alejandro Bodart a Noticias Urbanas. El dirigente del MST se presentó en las elecciones del año pasado por la Capital, junto a Vilma Ripoll y Manuela Castañeira en la provincia de Buenos Aires, pero no lograron alcanzar el piso del 1,5 por ciento que exige la ley para competir en las generales.
Según revelan, recibieron respuestas favorables desde pequeñas organizaciones de izquierda –algunas de las cuales integraban el FIT– así como de agrupaciones sociales y sindicales. Ya comenzaron, aseguran, una ronda de reuniones con vistas a su integración. “Recibimos llamados de Convergencia Socialista, del Frente Obrero Socialista, de organizaciones sociales, del Frente Darío Santillán, y de organizaciones que provienen de la CTA, donde se ha conformado una corriente de izquierda importante, por ejemplo, con gremios judiciales”, informaron.
Desde el MAS se muestran críticos del FIT, conformado por el Partido Obrero (PO) que lideran Jorge Altamira, Marcelo Ramal y Néstor Pitrola, y el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), que conducen los diputados Nicolás del Caño y Myriam Bregman. Consideran a esta coalición de izquierda un actor divisor, una fuerza “cerrada, sectaria y autoproclamatoria”. El mayor distanciamiento se produjo en las últimas elecciones.
“El FIT es un frente que no quiere abrirse al resto de la izquierda. Es difícil hablar con ellos, porque creen que son la única izquierda y esto es irreal. En las elecciones pasadas nosotros aspirábamos a competir en una interna y salir todos juntos, pero ellos se negaron. Tienen una política cerrada, porque la izquierda es más amplia que el FIT. Ahora surgió otro frente para superar la limitación del FIT”, afirman en la nueva coalición de izquierda.
En las elecciones presidenciales del año pasado, el FIT sí logró el 1,5 por ciento de piso que exige la ley a los partidos para poder presentarse. En el nuevo frente de izquierda se muestran seguros de la posibilidad de alcanzar ese piso e incluso superarlo: “Vamos a alcanzar el 1,5, estamos convencidos. Vamos a trabajar incansablemente para unir distintas expresiones sociales y culturales. Todo grupo político de izquierda que vea la necesidad de la unidad va a tener un espacio; queremos una alternativa atractiva, no solo para superar el 1,5. El objetivo es crear una fuerza de izquierda amplia que, a partir de la diversidad pero con unidad, dispute en serio con los partidos tradicionales. Somos una fuerza que no quiere ser testimonial sino avanzar de a pasos para dar pelea en serio”, dijo Bodart. Y dejó en claro que desde el nuevo frente están abiertos a dialogar con el FIT “si abandona su sectarismo y autoproclamación habituales.”
Su plataforma se mantiene fiel a los principios históricos del socialismo: buscan crear empleo, aumentar la ayuda social, realizar una reforma impositiva, descargar la crisis en los sectores privilegiados, investigar la deuda externa, revertir la política de privatizaciones, poner los servicios a servicio del pueblo, desmantelar el negocio inmobiliario, crear planes de vivienda. “El problema es de dónde sacar la plata. Nosotros somos dos fuerzas socialistas, por lo que creemos que hay salida para los problemas del país pero hay que tocar a las grandes corporaciones. Sabemos de dónde sacar los fondos para el más de millón de jóvenes que ni trabajan ni estudian, y para recomponer la industria para crear empleo. Hay dinero, pero hay que tocar los intereses de las corporaciones”, dicen.
También se muestran críticos de la CGT y de la mayor parte de la dirigencia sindical, que no consideran funcional a los intereses de los trabajadores. Pero, fundamentalmente, cuestionan al Gobierno nacional. “Pasaron doce meses donde la tónica estuvo dada por un duro ajuste económico y medidas reaccionarias en todos los órdenes. El salario real se redujo. Los despidos aumentaron, dejando a decenas de miles de trabajadores en la calle. Se intentó desconocer el número de desaparecidos bajo la dictadura militar y detener a Hebe de Bonafini. Se han puesto en marcha medidas de privatización de la salud y la educación. No se ha dado una sola respuesta a un país entero que reclama #NiUnaMenos”, acusan.
“Todo esto no es casual. Se trata de un gobierno representante directo del empresariado y el imperialismo, que viene a llevar adelante el trabajo que el kirchnerismo no supo completar. La realidad es que los esposos K vinieron a emparchar la Argentina capitalista después de la rebelión del 2001, pero no tomaron ninguna medida de fondo que cuestionara el sistema imperante”, señaló Bodart.