Entre viajes, aviones, conferencias y apariciones televisivas, la hiperactiva consultora Daniela Aruj se hace un tiempo para responder a Noticias Urbanas sobre el escenario político y la manera en que podría evolucionar la imagen de los principales dirigentes de cara a las elecciones de 2019. Atiende desde Catamarca, donde se encuentra dando un taller de capacitación. Junto a su colega Shila Vilker (titular de Trespuntozero), Daniela Aruj –quien dirige la consultora que lleva su nombre– acaba también de lanzar Hablar en Público (HEP!), una escuela que brinda diversos cursos sobre oratoria y comunicación no verbal y a la que asisten políticos, empresarios y público en general que busca mejorar sus habilidades comunicativas y de imagen.
–¿Cuáles serían los principales tips que hay que tener en cuenta a la hora de hablar en público?
–Primero y fundamental: ser natural. Lo artificial está completamente fuera de estilo. Esto no quiere decir que no haya que prepararse, sino que tenemos que mejorar lo que nos hace únicos. También, hay que tener siempre un objetivo concreto antes de hablar en público. Y, como tercer punto, es indispensable generar emociones en el auditorio, por eso el dominio de los matices y la entonación es esencial.
–Y los errores más comunes que se cometen, ¿cuáles son?
–La excesiva preparación, esa que deriva en una percepción de artificialidad, es uno de ellos. Un ejemplo es el del presidente en sus mensajes grabados e hiperestudiados y leídos en teleprompter. Otro error muy común es el de no dominar la comunicación no verbal y desconectar el cuerpo de las palabras. Hay un ejemplo muy interesante del ex jefe de gabinete Capitanich con las manos en posición de ojiva… ¡durante toda una conferencia de prensa! Y siempre hay que estar atentos en los medios de comunicación y suponer que las cámaras y los micrófonos están todo el tiempo encendidos, aunque no lo estén. El caso de Nicolás Massot en América (NdR: cuando creyó que estaban en el corte y auguró que luego de la gestión de Cambiemos iba a volver el peronismo) fue muy gráfico en este sentido.
–Pasemos a la actualidad política: las encuestas marcan que la imagen de Macri viene cayendo por el ajuste, mientras que la de Cristina, que había alcanzado su punto más bajo hace un tiempo por las denuncias de corrupción, subió y ahora ambos están parejos. ¿Cómo cree que evolucionará cada uno de acá a las elecciones de 2019?
–Es esperable que el presidente recupere algo de imagen en función de la entrada de fondos del FMI y el repunte de algunas empresas y economías a las que favorece el nuevo tipo de cambio. También va a ser clave el rol que tome la oposición no polarizada. Si se conforma una opción electoral sólida que dé confianza al elector, los números cambian. Hoy todo es incipiente y sigue mandando la grieta.
–Los sondeos también suelen considerar a María Eugenia Vidal como la dirigente con mejor imagen. ¿Cree que podrá mantenerla o, si Macri sigue en caída, será arrastrada?
–María Eugenia Vidal está marcando sus diferencias con el Gobierno nacional y dejando en claro, en especial a sus representados, que ella tiene un rol dirigencial propio. Eso reafirma su imagen y sus posibilidades a futuro.
–¿A qué figura del peronismo o vinculada con el peronismo, que no sea CFK, ve con potencial para 2019?
–Urtubey, Pichetto y Uñac son opciones que dependerán de cómo puedan articular una coalición amplia sin revanchismos y que brinde seguridad al electorado.
–Cuando se presentó para la Presidencia en 2011, Elisa Carrió hizo su peor elección y no alcanzó ni el 2% de los votos. Seis años después, como candidata a diputada nacional, arrasó en la Ciudad de Buenos Aires con más del 50% de los sufragios porteños. ¿Cómo evalúa que será su futuro, en relación a su imagen y su caudal electoral?
–Cuando Carrió dice descarnadamente lo que piensa y siente, deteriora su intención de voto. Gana adeptos en el núcleo duro, pero destruye sus posibilidades de constituirse en una opción electoral fuera de un frente que la contenga.
–¿Cree que en 2019 habrá espacio para discutir los temas de la Ciudad de Buenos Aires, o todos los ejes serán nacionales?
–Debería haberlo. En eso, los ciudadanos debemos imponer la agenda de los candidatos. En la Argentina tenemos que aprender a ser electores activos.
–¿A qué atribuye el triunfo de Bolsonaro en Brasil?
–A varios motivos: a un fuerte escándalo de corrupción que manchó al PT, a la inseguridad creciente, a que se invocó el sentir nacionalista de los brasileños y, también, a que el candidato con mayor intención de voto (NdR: Lula Da Silva) no podía presentarse en la elección.
–¿Ve usted algún político que pueda replicar en nuestro país un fenómeno similar en el futuro?
–Yo no veo esa posibilidad. El argentino cree que la opción de derecha es Macri. No tenemos rasgos nacionalistas. Y el populismo está presente por igual en la mayoría de los candidatos. Sí hay opciones más duras con respecto a algunos temas, como las de Alfredo Olmedo o Miguel Pichetto, pero ambos están muy lejos de ser un Bolsonaro.