¿Cuál cree que debe ser la estrategia a seguir por los movimientos sociales con este nuevo gobierno?
Habría que hacer una reconsideración sobre cuanto aliento tiene este proyecto llamado liberal que ni siquiera lo es. Lo que ellos consideraban un shock ya no lo pueden hacer. Entonces ahora están en el gradualismo que fue lo mismo que le pasó a Macri. En este contexto, toda respuesta en forma de lucha callejera es legítima como es el caso de los piqueteros que, a mi entender, son vanguardia sobre cómo concebir la democracia. Para ponerlo en palabras de Saramago, la democracia es un punto de partida para revolucionar todo. Sin duda que la calle es el escenario único para esta etapa que se va agudizando con la falta de respuestas para las personas que están fuera del sistema productivo.
¿Qué opina sobre el eventual cierre del Fondo Nacional de las Artes?
No lo van a cerrar. A mi humilde entender, el Fondo no es laico. Guarda una relación con lo que sería la oligarquía culta de este país. Y se sostiene en base al esnobismo. Yo no creo que los artistas tengan que recibir sí o sí un apoyo estatal o de una fundación. Esa forma de vinculación genera una dependencia y ciertas obligaciones hasta estéticas. Y no me parece que sea fundamental para que nosotros los artistas crezcamos profesionalmente. Al contrario: tenemos que estar cerca de las mayorías, no contar con privilegios que nos desclasen de sectores que inspiran nuestro trabajo.
¿Considera que el teatro independiente está concentrado en la Capital Federal?
El teatro siempre estuvo vinculado a las ciudades, aún cuando existan muchos en la Argentina no reconocibles. Eso hace a la imposibilidad de poder saber qué está pasando. No soy de los que creen que el teatro independiente está acompañando temas sociales. Creo que eso se debe a quiénes son sus actores, actrices, directores, escritores y demás. En todo caso, siempre van a estar representando a la clase que acude al teatro que todavía está lejos de ser los trabajadores y todo lo que significa la marginalidad que es la más significativa en términos de lenguaje. Lo que hace que exista una cultura federal es que haya un país federal. Las expresiones de diferentes comunidades, sindicales y estudiantiles dependen de una política de Estado. Esto no sucede por ahora. Pareciera que en algún momento, las provincias tenían expresiones singulares y propias a su territorio. Pero eso es accidental y no está siendo alentado ni siquiera por los propios artistas.
¿Cuál es el estado de situación del rubro actoral?
Hay un teatro de urgencia. La urgencia se debe con poder confrontarse en las contingencias que se van a dar en la sociedad dado esta derechización que tiene un intento de seguir en la dependencia. Hay técnicas que son muy interesantes para poder asumir estas nuevas maneras del teatro. El mejor ejemplo de teatro de urgencia es el de Camisa Azul a comienzos de la Revolución Rusa. Y la urgencia es la que determina la intervención de estas estéticas combinadas que, en general, necesitan del recurso de la tecnología. Eso aleja de la posibilidad de poder hacer estas formas sin recursos que para el teatro de urgencia no son necesarias.