A raíz de la extensión de la cuarentena, la consultora Ricardo Rouvier realizó un estudio sobre cómo continúa la imagen que venía en ascenso del presidente Alberto Fernández.
A pesar de que hay otros dirigentes que han mejorado, como el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, no lo han hecho de tal manera que puedan desplazar del primer lugar del ranking a Fernández.
Mientras tanto, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner desciende levemente en su calificación positiva, creciendo la negativa, y el gobernador bonaerense Axel Kicillof se mantiene estable, reuniendo un porcentaje similar de opiniones positivas y negativas sobre su figura.
La evaluación de la gestión del Gobierno Nacional también ha descendido unos puntos. El cuestionamiento a las medidas sobre la salida de presos para que cumplan prisión domiciliaria, junto con la propagación mediática de casos aislados, generó una reacción negativa que
perjudicó al Gobierno Nacional. Mas allá de que estas decisiones sean del ámbito judicial, la opinión pública entiende que hay una iniciativa del Gobierno en este tema.
Mas este contexto ha modificado la imagen del Presidente y de la vicePresidenta de la Nación de forma muy distinta:
En otro orden de cosas, las expectativas positivas sobre la economía se mantienen en niveles bajos, mientras que la perspectiva inflacionaria es alta. Es obvio que la extendida paralización de las actividades productivas por efecto del coronavirus, establece urgencias laborales y sociales que va agravando día a día una situación que ya era complicada antes de la pandemia. Sin embargo se registra alguna esperanza sobre el futuro económico nacional para cuando finalice la situación de alerta sanitaria.
Sigue generando seguridad en la población la manera en que el Gobierno conduce esta lucha contra el coronavirus, confianza que es manifestada por un 80% de la población. En caso de que esto hubiera ocurrido en el gobierno anterior, el 60% cree que la situación sería peor de la que se está viviendo actualmente.
Aunque el 50% de los consultados considera que hay que flexibilizar la cuarentena, una porción importante (43%) cree, por el contrario, que debe mantenerse las limitaciones existentes.
La expansión de la epidemia es el problema principal que enfrenta la administración actual del Estado. En las últimas semanas se afirma el crecimiento lineal y no exponencial, de la cantidad de infectados y de fallecidos. A la cuestión sanitaria se le agrega el problema de la paralización de la economía y, aunque con menor visibilidad pública, la negociación sobre la deuda externa.
Una parte importante de la ciudadanía considera que hay que flexibilizar la cuarentena y no continuar con la totalidad de las limitaciones actuales.
Es indudable y esperable que la opinión pública, en muchas partes del mundo, reaccione en forma similar ante el cambio de situación de un grupo de detenidos en institutos carcelarios. Ese era un costo que el Gobierno debía pagar y que se observa en esta encuesta. Por supuesto que el empujón mediático ha sido un factor principal en la caída de popularidad hablando de “liberalizar”, pero cuando se abre la explicación sobre los motivos la oposición logra decrecer un poco.