Pacto Macri-Milei: los cruces y traiciones que llevaron al quiebre de JxC

Pacto Macri-Milei: los cruces y traiciones que llevaron al quiebre de JxC

El expresidente y la excandidata generaron la fractura del espacio.


El domingo, luego de ponerle cara a la derrota y abrazarse entre sollozos arriba del escenario de Costa Salguero, a espaldas de sus socios, el expresidente, Mauricio Macri y la excandidata, Patricia Bullrich acodaron con el libertario y generaron la fractura del Pro y de Juntos por el Cambio (JxC). A medianoche de ese mismo día, luego de abandonar el búnker la ya excandidata reunió a su mesa chica: Damián Arabia, Juan Pablo Arenaza, Martín Siracusa e intentó poner paños fríos, hizo un análisis de la situación y marcó una línea de estrategia hacia futuro: “Hay que definirse”, les planteó.

El lunes el que tomó la posta fue Macri. Citó a sus laderos a sus oficinas de Olivos: Federico Angelini, Fernando de Andreis, Cristian Ritondo, Darío Nieto, Humberto Schiavoni, entre otros. El exmandatario era el encargado de triangular con Milei. Bullrich, a su vez, ya había reasumido en la presidencia del Pro y desde ese lugar gestionaba una reunión con los titulares de los otros partidos de Juntos por el Cambio (JxC), sobre todo con el radical Gerardo Morales, el peronista republicano Miguel Ángel Pichetto y Maximiliano Ferraro, de la Coalición Cívica de Elisa Carrió. Bullrich mantuvo la cortina de humo hasta la tarde de del martes, momento en el que su equipo comenzó a recibir llamados del entorno de Milei preguntando cuáles eran las novedades. Todo se concretó cena de por medio.

Bullrich se vio con Milei la noche del martes en la casa de Macri en Acassuso. Milei planteó que el Pro había operado en su contra. Bullrich le sacó su acusación de “tira bombas”. El clima pasó de la tensión a ser “intimista”: el libertario pidió disculpas, ella se comprometió a desestimar la presentación judicial que había hecho para que Milei se desdijera en los tribunales. Hecha la catarsis, fue momento de borrón y cuenta nueva. “Tabula rasa”, expresó el libertario. Entonces se pusieron a negociar de política pura y dura.

El acuerdo inicial es que Bullrich y Macri serán amplificadores de la campaña de La Libertad Avanza (LLA) contra el kirchnerismo. “Hay que atacar a Massa”, es el vector narrativo. Eso significa que habrá una depuración de las voces libertarias extremas, que habría sido lo que más dañó el camino de Milei hacia la primera vuelta. Los amarillos también podrían aportar fiscales para el domingo del balotaje. Bullrich planteó otros condicionamientos, como el respeto a la educación pública. El libertario tiene un mes para desandar su discurso ultra.

La segunda promesa fue más espesa: el expresidente le prometió 15 millones de dólares para la campaña. Pero el acuerdo entró en crisis porque Macri no logró alinear a la cúpula del Pro en su apoyo a Milei. Apenas consiguió la subordinación de Bullrich y un grupo de “halcones” como Néstor Grindetti, Cristian Ritondo, Martín Yeza.

En ese contexto, el radicalismo y la Coalición Cívica salieron a despegarse completamente y más significativo el grupo de los nuevos gobernadores de Juntos por el Cambio (JxC) le avisó a Macri que todavía no acompañarían lo anunciado por Bullrich.

Los principales dirigentes el Pro también platearon sus diferencias y se diferenciaron del anuncio oficial. Con esa traba Macri no pudo avanzar en el acuerdo con Milei y tampoco apareció la plata para la campaña, lo que puso en serio riesgo la negociación.

El libertario necesita el apoyo de Macri y el Pro porque en la primera vuelta se dio cuenta que no le alcanzó. El acuerdo incluye posiciones en el hipotético gabinete para dirigentes cercanos al expresidente. Los primeros nombres que se pusieron sobre la mesa fueron los de Germán Garavano, Guillermo Dietrich y Andrés Ibarra. Con el resultado puesto, Milei sumó a Patricia Bullrich para Seguridad aunque choca con Victoria Villarruel. Macri agregó en las últimas horas dos nombres para el área económica, supuestamente la más fuerte de los liberales: Luis “Toto” Caputo para el Ministerio y Guido Sandleris para algún cargo en el Banco Central.

Otra pata del acuerdo a futuro significaría cierto apoyo parlamentario de los legisladores macristas: La Libertad Avanza (LLA) apenas tiene una cuarentena de diputados y no más de una decena de senadores. Una de las prendas de unidad es Ritondo, que anhela ser el jefe de Diputados. Otro amarillo que aparece anotado de ese lado es Diego Santilli, íntimo amigo de Larreta.

El pacto se selló entre gallos y medianoche. La bomba se cargó durante toda la noche para explotar con dureza el miércoles por la mañana. Con ese clima enrarecido, el jefe de Gobierno fue a la cita con su rival en las PASO sin saber a qué iba: se encontró con ella y Macri a las 9.30. Además estaban Ritondo, Jorge Macri, María Eugenia Vidal, el diputado Angelini, Ignacio Torres –gobernador electo de Chubut– y Fernando de Andreis –exsecretario presidencial–. El humor se puso tenso, discutieron. La que fue al hueso sobre el pacto con Milei fue Vidal, luego de que la exministra hiciera una perorata de varios minutos sobre el balotaje, sin mencionar el pacto. Larreta olió traición y ruptura inminente de Juntos por el Cambio (JxC): le pidió que lo anunciara a título personal. Se acordó que cada dirigente tenía libertad de acción.

La excandidata anunció una conferencia de prensa de un momento a otro junto a quien fue su compañero de fórmula, el radical Luis Petri. La UCR se puso en guardia: Ernesto Sanz advirtió públicamente que estaba en riesgo el espacio y Morales reunió a los radicales en el Comité de Alsina. Larreta llamó a Martín Lousteau para alinear posiciones. También se metió en la conversación Carrió. Juntos por el Cambio (JxC) ya estaba quebrado a partir del quiebre del Pro por decisión de Macri y Bullrich. La bomba había estallado.

La cumbre radical fue una catarsis entre correligionarios. Afloró todo el rencor acumulado contra Macri, principalmente. “Mauricio se fue de Juntos por el Cambio”, planteó Lousteau, algo que luego ratificó públicamente. En paralelo, en la sede del Banco de Corrientes en el microcentro porteño, el gobernador correntino Valdés armó una cumbre con los demás mandatarios provinciales cambiemitas. Los mandatarios confirmaron la tesis “ni Massa ni Milei”.

Sin embargo, no están del todo abroquelados y hubo señales de cuña. El chubutense Torres, del Pro, dijo en un móvil televisivo que “hay que desdramatizar” la situación y buscó señalar el nuevo núcleo de poder opositor: ellos mismos. “Hoy es un día importante porque nace una mesa de conducción liderada por los gobernadores de Juntos por el Cambio, que vamos a trazar una agenda distinta, una agenda federal, una agenda importante”. El mendocino Alfredo Cornejo, radical, casi que justificó a Bullrich: “Tiene todo el derecho a manifestar a quién va a votar y también tiene el derecho como excandidata”, planteó también a la televisión.

Por su lado y en un clima mucho más frío, pulcro y cuidado como es la sede del gobierno porteño, Larreta hizo su propia conferencia. Abonó la línea de “ni Milei ni Massa”, colocándose al lado de la UCR, Carrió y los gobernadores. A su equipo les comentó que espera que Bullrich renuncie a la titularidad del Pro. Él tiene pensado aportar desde una fundación. Ve entre esos escombros el resurgimiento opositor, y el suyo, en el futuro. Carrió, por su lado, llamó explícitamente a “impugnar el voto”.

Las 24 horas frenéticas del quiebre definitivo de Juntos por el Cambio (JxC) terminaron con Milei y Bullrich escenificando su pacto en la pantalla del canal televisivo TN. Fueron entrevistados por separado, pero respondieron con el mismo guión. Entre una intervención y otra posaron para una foto.

“Qué revolución armamos”, comentó el libertario y le comentó el meme del león y el pato que publicó en su X. Bullrich le devolvió las gentilezas: “Que sea un buen gobierno”, le dijo al estrecharle la mano. La oposición ya no es lo que fue.

Te puede interesar

Qué se dice del tema...