La pandemia del coronavirus no sólo produce contagios, muertes y golpea las economías del mundo, si no que también tiene un importante efecto en la salud mental. En ese marco, el consumo de psicofármacos aumentó 28% durante el primer año de la aparición del Covid-19.
Debido a las restricciones que impusieron las autoridades, las personas tuvieron que cambiar muchos hábitos y el encierro provocó un impacto en el bienestar psicológico de los ciudadanos.
Ansiedad, insomnio, depresión, ataques de pánico, angustia, estrés, problemas para dormir, son algunas de la causas más frecuentes por las que las personas recurren a psicofármacos: medicamentos que se venden con o sin receta en cualquier farmacia y que a veces se consumen de manera rutinaria sin un diagnóstico o tratamiento que los justifique.
Según datos del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos (SAFYB), el consumo de psicofármacos aumentó 28% durante el primer año de la pandemia. El pico máximo se dio a mediados de 2020, cuando parecía que la cuarentena no iba a tener fin. Sin embargo, el consumo no volvió a sus valores previos, teniendo en cuenta que el coronavirus continúa golpeando y en 2021 volvieron las restricciones con la segunda ola.
En efecto, informaron que en 2019 se dispensaron 132 millones de unidades de psicofármacos, mientras que en 2020 se alcanzaron los 168 millones.
El secretario general del SAFYB, el bioquímico Marcelo Peretta, en diálogo con la agencia Sputnik explicó: “Como consecuencia del encierro, se dispararon enfermedades y dolencias, como la obesidad, consumo de tabaco y alcohol. Los problemas psicológicos y psiquiátricos son otras consecuencias, porque te volvés ansioso, perdés el sueño, genera fobias y ataques de pánico, que se tratan con psicofármacos”.
“Aumentaron las dosis entre quienes ya estaban consumiendo y se ven nuevos pacientes consumidores; inclusive vemos adictos, gente que no puede controlar esta problemática y que toma más o por más tiempo las dosis, porque los psicofármacos en la mayoría de los casos se recetan por poco tiempos hasta que el paciente pueda salir del pozo”, comentó Peretta.
Asimismo, el profesional explicó que “además de los psicofármacos, también creció la venta libre de medicamentos por el aumento de la automedicación. Es que se comercializan más analgésicos y relajantes musculares producto de los dolores corporales que conlleva el sedentarismo, más antiácidos y antiespasmódicos por el estrés y los cambios en las dietas, más productos para adelgazar por el aumento del sobrepeso y la obesidad, más drogas para condiciones preexistentes que empeoraron por la falta de controles”.