Luego de impulsar el proyecto de reforma del Código Penal Juvenil, que incluye la baja de la edad de imputabilidad, el Gobierno de Mauricio Macri, a través del Ministerio de Justicia de la Nación dio a conocer un estudio realizado sobre 2.000 jóvenes “infractores de la ley” que se encuentran en tratamiento por adicciones.
Según el estudio, el consumo de drogas psicoactivas y el involucramiento en el delito “más que proceder una de la otra, integran un amplio abanico de prácticas de riesgo que se desarrollan vinculadas a condiciones de vulnerabilidad social”.
El dossier dejó en claro que entre los que cometen delitos el consumo de drogas “se produce en edades más tempranas, siendo el promedio de 13,7 años, mientras que en los que no se involucraron en delitos, la edad sube a 17,2 años”.
De igual modo, el inicio en el “consumo es más temprano que en la comisión del primer delito mientras que el abandono escolar se da luego”.
De ese modo, aseguran los investigadores, se puede inferir que los chicos y adolescentes inician el consumo de drogas y las practicas delictivas estando aun vinculados a la institución escolar”.
La mayoría de los encuestados adjudicaron su situación a “problemas familiares”, asociados a la falta de límite y a la violencia doméstica, pero seguidos por los que casi en igual número lo relacionaron con el consumo de drogas y la pertenencia grupal.
La mitad de los encuestados reveló además que en esos hogares había un arma de fuego, un 33 por ciento que alguien del grupo familiar consumía drogas y hasta un 45 por ciento de que había problemas de alcoholismo.
Sobre las causas de abandonó la escuela, el principal motivo se relaciona con el consumo de sustancias, seguido por la falta de interés y problemas económicos.
De los que abandonaron la escuela, más de la mitad aseguró que usó su tiempo libre en consumir drogas y un 21 por ciento en robar.
En cuando a los antecedes adictivos, el 45 por ciento se inicio en el consumo de alcohol entre los 7 y los 13 años y el 37 por ciento lo hizo con drogas.
Ante la pregunta de donde provenía el dinero para aprovisionarse de drogas, la mayoría admitió que provenía del robo, y en segundo lugar el trabajo, luego a pedirlo prestado y en cuarto lugar a robos a la familia.
Siete de cada diez consultados admitieron además que habían usado armas para cometer al menos un delito y un 67 por ciento de este grupo admitió que se inició en el consumo entre los 7 y los 14 años.