Ninguna economía que transite por un aislamiento decidido sólo para mitigar, no para exterminar, los efectos del Coronavirus puede ser exitosa. No hay manera de enfrentar todas las consecuencias que resultarán de que millones de que personas se encierren sus hogares, sin trabajar.
Por esa razón, la inversión del Estado para paliar los efectos de la parálisis productiva puede ser el único elemento que incline la balanza hacia una salida aceptable, que de todos modos contendrá todos los elementos de una crisis nunca vista en la historia de la Humanidad, exceptuando las producidas por las guerras.
Por de pronto, en nuestro país, el shock sobre la oferta y la demanda de bienes ya es, tras un mes de aislamiento, devastador. La oferta disminuyó casi hasta el cero en algunos productos, por la ausencia de los trabajadores que permanecen aislados obligatoriamente y, consecuentemente, por la ruptura de la cadena de abastecimiento.
Por el lado de la demanda, las personas sólo gastarán en alimentos y en muy pocas cosas más lo que define, según Joseph Stiglitz, a “una Gran Depresión”. En segundo lugar, los precios de las principales exportaciones de Argentina –productos agrícolas, minerales y combustibles- cayeron hasta niveles pocas veces vistos a lo largo de la historia. En algún momento, hace tres días, el petróleo cotizó por debajo de cero a causa de la ausencia de demanda.
En tercer lugar se ubica la actividad financiera, cuyos actores se encuentran en estos precisos instantes haciendo lo que mejor hacen: el popular “flight to quality” (vuelo hacia la calidad). ¿Cómo es esto? Muy sencillo. Los activos en los que invierten –acciones, títulos de deuda, fondos de inversión, depredación de las monedas del mundo, la huida hacia los paraísos fiscales de los fondos de sus clientes, creación de empresas con fondos producidos por la evasión fiscal- cayeron estrepitosamente en todas las bolsas, por lo que el flight to quality es el vuelo hacia los activos seguros, casi todos generados en Estados Unidos de Norteamérica y en los países de Europa.
Paralelamente, los bancos gozan en este momento en nuestro país de una saturación de pesos, debido a la parálisis económica y al cepo al dólar que impuso Mauricio Macri y que el presidente Fernández no tocó. Para no pecar de ingenuos, es posible asegurar que el cepo no impide la fuga de capitales, que se produce por medio del “contado con liqui” y por medio de los sobreprecios en las compras en el extranjero, entre otros recursos.
Pero, simultáneamente, los banqueros se negaron a prestar ese dinero a las Pymes, que deben pagar sueldos en tiempos de cierre de sus empresas, en medio de una tremenda crisis que no comenzó con la aparición de la pandemia paralizante, sino que viene de cuatro años de desindustrialización y reprimarización de la economía. De todos modos, se conocieron los números de los beneficios que obtuvieron los bancos en 2019, que fueron muy altos, por lo que sólo la existencia de otros negocios más rentables pueden explicar la ausencia de créditos para las Pymes.
Se estima que la caída del Producto Bruto Interno en nuestro país –todos los pronósticos son inciertos, no sólo en este rubro- fluctuará entre el 0,5 y el cuatro por ciento, aunque algunos pronostican hasta un ocho por ciento.
Los activos en los que invierten –acciones, títulos de deuda, fondos de inversión, depredación de las monedas del mundo, la huida hacia los paraísos fiscales de los fondos de sus clientes, creación de empresas con fondos producidos por la evasión fiscal- cayeron estrepitosamente en todas las bolsas, por lo que el flight to quality es el vuelo hacia los activos seguros, casi todos generados en Estados Unidos de Norteamérica y en los países de Europa.
Además, al cierre de esta edición, mediante un comunicado, se informó que el Ministerio de Economía no pagará los vencimientos de intereses por 500 millones de dólares, que debían ser abonados este miércoles. Guzmán explicó que nuestro país adherirá al período de gracia de un mes contemplado en el contrato. Los Bonos, que fueron emitidos en los tiempos en que Alfonso Prat Gay era el ministro de Economía y Luis Caputo era el ministro de Finanzas, expiran en 2021, en 2026 y en 2046.
En medio de una controvertida negociación con los tenedores de deuda argentina, adicionalmente Guzmán presentó una propuesta que ya fue rechazada por voceros de tres fondos de inversión, lo que pone a Argentina en riesgo de incumplimiento. Voceros de la Bolsa de Valores descontaban que, en medio de la crisis argentina, este vencimiento noiba a ser pagado, ya que se suponía que el no pago de los intereses vencidos o por vencer sirven mucho mejor como herramienta de negociación con los acreedores.
Paradójicamente, la paralización de la actividad económica trajo un beneficio inesperado. Cayó en un 20 por ciento la tasa de mortalidad en la Ciudad de Buenos Aires en la primera quincena de abril. Se registraron en estos días 1.238 muertes, incluyendo los 23 f,allecidos por Coronavirus en la ciudad, mientras que en el mismo período del año pasado se produjeron 1.579 fallecimientos. Se explica por una multiplicidad de causas, como una baja sensible en accidentes de tránsito y laborales y también por la fuerte baja en la polución y en la contaminación. Esto prueba que la letalidad afecta más a las empresas que a las personas.
Estas mejoras en la vida se producen siempre, según los expertos, en todos los momentos de crisis. Tres años después del “crack” de 1929, la mortalidad cayó en un diez por ciento y luego, cuando la situación volvió a la normalidad, en 1933, volvió a aumentar hasta las cifras habituales.