El resultado de las elecciones del 27 de octubre dejó un panorama particular para el próximo Congreso, el que convivirá con el presidente Alberto Fernández. Por un lado, la repuntada de Juntos por el Cambio después de las PASO, superando los 40 puntos a nivel nacional, lo dejó en una situación de relativo privilegio en Diputados, donde tendrá la primera minoría. Por el otro, el Frente de Todos consolidó su posición en el Senado, donde le sobrarían un par de legisladores para tener quórum propio.
De todos modos, la lectura de los números en cada cámara deja frentes abiertos y presunciones que pueden cambiar.
Diputados: la interna de JxC y las ofertas del FdT
La comparación de las elecciones legislativas nacionales dejó a Juntos por el Cambio con balance positivo. Los 34 puntos que había logrado la alianza liderada por Mauricio Macri en la primera vuelta de 2015 fueron superados largamente ahora. Y eso redundará en un bloque de 119 diputados. Para llegar a ese número, también ayudó el muy buen comicio intermedio de 2017, que tuvo como emblema la victoria de Esteban Bullrich contra Cristina Kirchner en la provincia de Buenos Aires.
La incógnita, que excede en realidad a la Cámara baja, es si todas las fuerzas que componen JxC se mantendrán unidas. A priori, las declaraciones públicas y privadas apuntaban a un sí. Primero, por un tema de conveniencia general: el PRO, la UCR y la Coalición Cívica por separado valen menos que el kirchnerismo, aunque se minimiza esa inferioridad si se mantienen todos juntos. Pero con el presidente en el llano, está claro que ya no correrá el dedazo macrista para marcarle el camino al resto.
Ya hubo muestras de rebeldía: cuando trascendió que Macri había dado el visto bueno para que Cristian Ritondo conduzca el bloque amarillo desde diciembre, los diputados que responden a Emilio Monzó hicieron correr la versión de que podrían armar un grupo por separado. Luego, el rumor aflojó, pero dejaron documentado su enojo.
También habrá que ver cómo se resuelve la propia interna en la UCR, donde dos pesos pesados como Mario Negri y Alfredo Cornejo apuestan a conducir esa bancada.
Lo de la Coalición Cívica es más claro: tras anunciar su renuncia, Elisa Carrió ungió a su sucesor, Maximiliano Ferraro, para que maneje a más de una docena de legisladores propios.
Del lado del próximo oficialismo, también hay internas, pero con un objetivo superador: conseguir aliados que sumen a los 109 diputados propios y acercarse al quórum sin tener que negociar con Juntos por el Cambio.
El kirchnerismo apunta básicamente a los bloques provinciales, como los que responden a los gobernadores de Santiago del Estero y Misiones, que ya fueron sus aliados en los períodos en que gobernó Cristina Fernández de Kirchner. Uno de los que puntea los porotos es el experimentado Agustín Rossi, que aspira a quedarse como jefe del bloque. En su calculadora, ya va por arriba de los 120 diputados, sumando aliados. El quórum se consigue con 129.
Del operativo también participa Sergio Massa, quien tiene todos los boletos para ser el titular de la Cámara, y resultará clave a la hora de conseguir los votos para las primeras leyes que le pidió Alberto Fernández. La más obvia, claro, es el presupuesto.
Senado: la puja kirchnerista, con Cristina y los gobernadores
En el caso de la Cámara alta, curiosamente, donde el Frente de Todos tiene 39 bancas -dos por arriba de las necesarias para abrir las sesiones-, la puja tiene un claro tono político: por un lado, está Cristina, que manejará el cuerpo en su rol de vicepresidenta. Desembarcará con gurkas propios, como Oscar Parrilli, que suena como presidente provisional, más Carlos Zannini como posible secretario administrativo y Anabel Fernández Sagasti, derrotada en su intento por ser gobernadora mendocina. Esta joven camporista sería la jefa de bloque o intercambiaría posiciones con Parrilli. Cristinismo puro.
Del otro lado, quedarán los senadores peronistas que se corrieron del eje Pichetto y que responden a los gobernadores. Los seguirá conduciendo Carlos Caserio. La convivencia entre Cristina (o su designado) y este senador cordobés será fundamental para el manejo de la Cámara. Se supone que armarán un interbloque para sumar fuerzas y ocupar los principales cargos en las comisiones.
Por la polarización, Juntos por el Cambio quedará con 28 senadores. Esto quiere decir que si bien el kirchnerismo manejará la mayoría, cuando haya leyes o decisiones que requieran los dos tercios de los 72 integrantes, deberán negociar con la oposición.