El conflicto de camioneros, quienes piden una suba salarial del 42 por ciento y quedar eximidos del pago del Impuesto a las Ganancias, desembocó en un desabastecimiento de combustibles y repercutió en la recolección de residuos y reparto de mercaderías en los supermercados.
Ante esta situación, desde Ginebra, donde participa de la cumbre de la Organización Internacional del Trabajo, el ministro de Trabajo Jorge Triaca ordenó dictar la conciliación obligatoria.
La cúpula de la Fadeeac y los gremialistas volverán a reunirse el miércoles próximo, en la sede laboral de avenida Callao. Hasta entonces, el paro debería quedar sin efecto. Si camioneros no cumple la conciliación, podría ser sancionado económicamente, como ya sucedió durante la gestión de Cristina Kirchner en un episodio similar.
La postura que adopte el gremio se conocería este viernes. Moyano convocó a una reunión en la sede gremial de San José 1781 para definir los pasos a seguir.
A modo de presión, Pablo Moyano, el número dos en el escalafón jerárquico de los camioneros, insistirá en que si no hay un acuerdo favorable propiciará una huelga de la actividad en todo el país.