Partidos de izquierda y centro derecha de Brasil se unieron para presentar este miércoles una “superpetición” de “impeachment” contra el presidente local, Jair Bolsonaro, donde se lo acusa de haber cometido 23 “crímenes de responsabilidad”, el requisito que exige la Constitución para abrir el proceso.
La acusación más reciente es la de delito de prevaricación en el caso del contrato de compra de las vacunas Covaxin contra el Covid-19.
Diversos partidos de izquierda y centro de Brasil presentaron una “superpetición” de “impeachment” contra el presidente Jair Bolsonaro, llamada así porque agrega los argumentos presentados en momentos anteriores y reúne a más fuerzas políticas y entidades que nunca.
La petición fue presentada en la tarde de este 30 de junio ante la Cámara de Diputados; su presidente, Arthur Lira, un aliado de Bolsonaro, es quien tiene la potestad para llevar a votación la petición, pero hasta ahora ignoró las más de 100 solicitudes presentadas para iniciar un proceso de destitución del mandatario.
La denuncia fue presentada por siete partidos con representación en el Congreso Nacional de Brasil (PT, PSOL, PCdoB, PDT, PSB, Rede y Cidadania), todo ellos de izquierda, centro-izquierda o centro.
También lo suscriben decenas de organizaciones y movimientos sociales, como la Central de Movimiento Populares (CMP), el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), el Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST), la Unión Nacional de los Estudiantes (UNE), la Coalición Negra por Derechos o la Marcha Mundial de Mujeres.
Además, también cuenta con el apoyo, a título personal, de antiguos aliados del presidente Bolsonaro, como los diputados conservadores Alexandre Frota (PSDB) y Joice Hasselmann (PSL).
Aunque esta petición es la más unitaria presentada hasta la fecha, no cuenta con el apoyo de grandes partidos de centro y centroderecha, como el PSDB, el PMDB y el PSD.
Los propios impulsores de la petición reconocen que en estos momentos no cuentan con los votos necesarios en la Cámara de Diputados para aprobar el inicio de un proceso de impeachment.
No obstante, la estrategia de la oposición es aumentar el desgaste del Gobierno para presionar a los parlamentarios que aún están indecisos.
En este sentido, el 3 de julio se celebrarán manifestaciones en todo el país pidiendo la salida de Bolsonaro, la tercera convocatoria en poco más de un mes.
En los últimos días, el diputado federal Luis Miranda y su hermano, Luis Ricardo Miranda, funcionario del Ministerio de Salud, afirmaron a la comisión del Senado que investiga la gestión de la pandemia que el pasado mes de marzo avisaron a Bolsonaro de que había indicios de corrupción en la compra organizada por el ministerio.
Diputados de derecha e izquierda se unen contra el mandatario
“Aunque estemos en lados opuestos en este momento nos unifica el objetivo de derribar a Bolsonaro, no tengo ninguna vergüenza ni ningún recelo de unir mi petición con la de todos los demás”, dijo en rueda de prensa el diputado Kim Kataguiri (partido Demócratas, centro-derecha).
Kataguiri es el líder del Movimiento Brasil Libre (MBL), que fue clave en agitar las manifestaciones en favor del impeachment contra la expresidenta Dilma Rousseff (2003-2011), pero este miércoles apareció rodeado de líderes de la izquierda, en una escena muy poco común.
La diputada Joice Hasselmann, del Partido Social Liberal, la antigua formación de Bolsonaro, también se unió a esta petición recordando que ella incluso llegó a ser la portavoz del Gobierno en la Cámara de Diputados, pero que renegó enseguida.
La diputada conservadora también remarcó que es importante apartar a Bolsonaro del poder cuanto antes.
La presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, aseguró que más allá de las diferencias políticas existe un elemento común, “hacer que este Gobierno caiga”, y definió a Bolsonaro como la “encarnación” de la crisis sanitaria, económica y social que vive el país.
El líder de la oposición en la Cámara de Diputados, Alessandro Molon (Partido Socialista de Brasil), explicó que la “superpetición” de impeachment presentada este miércoles unifica las 124 solicitudes anteriores que ya están tramitando y los 23 “crímenes de responsabilidad” de los que se acusa al presidente.
En esa lista de posibles “crímenes de responsabilidad” se incluyen desde los ataques a las instituciones perpetrados por el presidente al inicio de su mandato como polémicas relacionadas con el negacionismo en la gestión de la pandemia del COVID-19.
También se incluyeron revelaciones recientes, como un posible caso de prevaricación, ya que Bolsonaro no habría alertado a las autoridades competentes sobre los indicios de corrupción en el seno del Ministerio de Salud relacionados con la compra de vacunas Covaxin contra el COVID-19.
La petición presentada este miércoles 30 será recibida por el presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, que es quien tiene el poder para llevarla a votación en el plenario; solo en ese caso el proceso de destitución empezaría a andar.
No obstante, es muy poco probable que Lira, aliado del presidente, ceda a la presión de los partidos y movimientos sociales, debido a que ya ignoró decenas de peticiones anteriores y porque Bolsonaro aún conserva una base de apoyo suficiente en la Cámara para archivar el proceso.