El candidato presidencial de La Libertad Avanza (LLA), Javier Milei, estuvo este lunes en el mismo cuarto del piso 21 donde se hospeda desde el sábado y donde esperó el recuento provisorio del domingo. Desde la mañana recibió a sus alfiles de mayor confianza: su hermana, Karina; el exempresario y eventual ministro del Interior, Guillermo Francos, el jefe del equipo de asesores, Nicolás Posse, y el especialista en opinión pública, Santiago Caputo, con motivo de definir las estrategias de cara al balotaje.
“Estamos analizando, conversando, mirando lo que pasa. Primero tenemos que ordenarnos en esta nueva etapa, e iniciar muchas conversaciones. Comenzar a abrir nuestros equipos a gente de otros espacios que esté dispuesta a participar”, indicaron desde La Libertad Avanza.
Hay una sensación de inminencia y apuro en las filas libertarias, que contrasta con los días posteriores a las PASO, cuando los tenían sin cuidado, al menos en lo inmediato, las alianzas con actores de otras fuerzas políticos. Aquella primera semana tras el triunfo, Milei se había limitado a dar entrevistas televisivas con aires victoriosos y a “descansar”, según contaban en su entorno. Ahora, en tiempo de descuento hacia el balotaje del 19 de noviembre, se impone la necesidad de actuar lo antes posible, para sumar las adhesiones que les faltan para derrotar a Massa.
Esos diálogos para llegar a un acuerdo electoral estarán orientados principalmente a Juntos por el Cambio (JxC), aunque por ahora aseguran que aún no dieron el primer paso para empezar conversaciones con Mauricio Macri, que enfrenta una severa ola de críticas internas porque lo responsabilizan por la derrota de Patricia Bullrich.
Los alfiles de Milei venían avisando sobre sus diálogos íntimos con Macri desde hace semanas. Diez días atrás, uno de los referentes más íntimos al líder de LLA contaba con detalle sobre una larga charla telefónica del ex presidente con el candidato, donde el segundo le daba al primero consejos tácticos para su campaña, y asentía ante las críticas del “león” hacia Patricia Bullrich. Desde el entorno de Macri, sin embargo, negaban esas conversaciones, atentos a evitar mayores roces en el Pro; y desde el círculo libertario preferían no admitirlas oficialmente, quizá para cuidar la relación.
Los libertarios hacen cuentas y llegan a la conclusión de que tienen serias chances contra Massa. Se apoyan principalmente en la posibilidad de retener y sumar votos del universo de votantes -superior al 60 por ciento- que son reacios a Massa.
Apuestan, en parte, a la “buena relación” de Milei con Macri, pero también con el gobernador electo de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, que lideró el Ministerio del Interior entre 2015 y 2019 y desde anoche ganó relevancia en Juntos por el Cambio. También, a los vínculos que mantiene Ramiro Marra con el aspirante a jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, que enfrentará a una segunda vuelta contra el radical k Leandro Santoro. El primo del exmandatario, calculan, necesitará del apoyo de los libertarios en la carrera que empieza hoy por el sillón de alcalde, y eventualmente en la Legislatura de la Ciudad. El propio candidato presidencial, sin perder tiempo, felicitó al ex intendente de Vicente López anoche, con nombre y apellido.
No descartan también un acercamiento a la cuarta fuerza más votada, Hacemos por Nuestro País, liderada por Juan Schiaretti, y su compañero de fórmula, Florencio Randazzo. Apuestan a que el gobernador de Córdoba y el exministro de Cristina Kirchner, que subieron cuatro puntos con respecto a las Primarias, le cierren las puertas al massismo, que también está en gestiones, desde hace meses, para seducirlos. Los libertarios apuestan a la desconfianza que le tiene “el Gringo” a Massa, y también tendieron puentes con su delfín, Martín Yaryora, el intendente de la capital que se prepara para asumir la gobernación.
La apuesta, evidente, será apostar todo a quedarse con los votos de Juntos por el Cambio de cara al balotaje del 19 de noviembre contra Unión por la Patria. A los radicales los dan por perdidos; a los macristas, adentro. Y confían en la posibilidad de sumar también una cuota del peronismo disidente al que también Massa mira con voracidad.