El peronismo crujió hasta romperse en el Senado y el nuevo bloque (e interbloque) que surgió luego de la profugación de Miguel Ángel Pichetto hacia Juntos por el Cambio quedó conformado por 21 senadores, que apoyarán la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández.
El cordobés Carlos Caserio será el presidente de la nueva bancada, mientras que si vicepresidente primero es el formoseño José Mayans. Les vicepresidentes segundo y tercero son, en ese orden, les entrerrianes Pedro Guastavino y Sigrid Kunath.
El resto de los integrantes del Bloque Justicialista son el chaqueño Eduardo Aguilar; la catamarqueña Inés Blas; el fueguino Julio César Catalán Magni; el correntino Carlos Mauricio Espínola; la formoseña María Teresa González; la sanjuanina Cristina López Valverde; el riojano Carlos Saúl Menem; el catamarqueño Dalmacio Mera; el fueguino José Ojeda; el santafesino Omar Perotti; el jujeño Guillermo Snopek; el sanjuanino José Uñac y el salteño Rodolfo Urtubey.
Paralelamente, existen otras tres bancadas que conforman un interbloque, integradas por los pampeanos Daniel Lovera y Norma Durango (Bloque Justicialista La Pampa); Alfredo Luenzo (Chubut Somos Todos) y por Juan Mario Pais (Justicialista Chubut).
Las diferencias internas en el peronismo de todo el país, que sobrevivieron a la conformación del nuevo interbloque, quedaron expuestas una vez más. Hay tres senadores chubutenses, por ejemplo, en tres bancadas diferentes. Además de los ya mencionados en el párrafo anterior, hay una tercera senadora por Chubut, Nancy González, que pertenece a otra bancada, la del Frente para la Victoria.
Paralelamente, la utopía de la unidad peronista sufrió otro golpe en estos días cuando se supo que Caserio -un hombre más cercano al fallecido José Manuel de la Sota que a su sucesor, el actual gobernador cordobés Juan Schiaretti- en realidad se encuentra en conflicto con este último, al igual que el resto del peronismo, debido a su decisión de impulsar la boleta corta en la provincia, sin rellenar el casillero presidencial, en una decisión que favorece claramente a su antiguo empleador y candidato de Juntos por el Cambio.
El conflicto cordobés se suma a otros que se dieron a lo largo del país, como en las provincias de Jujuy, donde el PJ fue dividido en tres listas; en San Luis, donde ocurrió lo mismo; en Chubut, donde Arcioni retuvo la Gobernación a causa de que el candidato ganador del kirchnerismo -Juan Carlos Linares-, que le había ganado en las PASO, no logró sumar para sí los votos de sus contrincantes; en Tierra del Fuego, donde ganó las PASO el kirchnerista no deseado y en Chaco, donde al actual gobernador no le dieron la opción de competir en las PASO provinciales con el sello del Frente de Todos.
Finalmente, cabe aclarar que existe otro bloque, del que forma parte la propia candidata a vicepresidenta del Frente de Todos, que no fue invitado a sumarse al Interbloque Justicialista.
La unidad parece, entonces, una expresión de deseos que no es encarada con seriedad por ningún sector. Rige, por lo tanto, la apariencia de unidad, que suena tranquilizadora, pero dista mucho de serlo.