Como te contamos acá, un grupo de foristas vía Facebook puso en marcha la curiosa campaña “7F”. En la que invitan a los consumidores a no comprar en supermercados ni cargar combustibles, durante 24 horas, con el fin de manifestar su malestar frente a los “aumentos especulativos impuestos por las corporaciones”.
Con el correr de los días, la movida fue tomando impulso y, a pesar de manifestarse como una iniciativa apartidaria, el kirchnerismo la hizo propia; poniendo a disposición de la causa todo su aparato militante y de propaganda. Hasta ahí, era lógico y esperable: El Gobierno es quien más alienta la participación ciudadana a la hora de ejercer el tan mentado “control de precios”.
Sin embargo, “Unidos y Organizados” decidió dar la nota y empapeló la Ciudad con los rostros de los empresarios que acusan de aumentar los precios de los alimentos y los combustibles para “robarse” el sueldo de la gente.
Hoy, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich había hablado de “persecución y linchamiento mediático” cuando fue consultado por el caso Ciccone, que involucra al vicepresidente Amado Boudou. Sería bueno que, los militantes K, reflexionen acerca de esas palabras antes de tomarse licencias como éstas, que terminan resultando persecutorias e impopulares en un momento del país en el que la unidad debería ser la palabra clave.