Piden que en el debate presidencial se incorpore infancia y adolescencia

Piden que en el debate presidencial se incorpore infancia y adolescencia

Lo pidió la diputada Carla Carrizo a la Cámara Nacional Electoral.


La Diputada Nacional, Carla Carrizo (Evolución Radical), solicitó la semana pasada en la reunión de la Comisión Bicameral del Defensor de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes que se incorpore en la Cámara Nacional Electoral la representación de la infancia y adolescencia de Argentina para que tengan voz en el debate presidencial 2023.

La diputada, que fue una de las impulsoras del proyecto que instituyó el debate obligatorio en Argentina en 2016, presentó la iniciativa de enviar una nota a la Cámara Nacional Electoral -firmada por todas las integrantes de la Comisión y de las autoridades de la Defensoría Nacional- para que las organizaciones y referentes vinculados a la protección de los derechos de niños/as y adolescentes participen en las propuestas del temario del debate.

“Sorprende que en la conformación del Consejo Asesor para el debate 2023 no se haya convocado a organizaciones que representen la mirada del 29% de la población, que son niños, niñas y adolescentes. Es un debate incompleto. Sabemos que todas las condiciones de vulnerabilidad estructural como pobreza, violencias y abusos, impactan en mayor medida en estos grupos. Hay más niñas, niños y adolescentes pobres que cualquier otro rango etario”, resaltó la diputada y agregó: “Son los más castigados por las decisiones de los adultos y lo menos convocados, vamos a insistir para que los protagonistas estén ahí”.

“En Argentina, el derecho a ser oídos de niños, niñas y adolescentes tienen jerarquía constitucional desde 1994. Sin embargo, no se traduce en hechos concretos y la Cámara Nacional Electoral desconoce que son sujetos de derecho. No es que porque no voten no tienen voz ni reclamos, todo lo contrario. Incluso para los 1.168.000 adolescentes de más de 16 años que sí votan es la política de la exclusión. La incorporación en el debate presidencial no es una concesión, es una obligación. A 40 años de democracia, es inverosímil que la discusión pública de aquellos que tienen la intención de gobernar no contenga la mirada de uno de los grupos más postergados”, concluyó.

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