E n un tiempo en el que las buenas noticias y las decisiones fáciles escasean, el peronismo decidió ir por el triunfo en las elecciones de medio término. Una de las primeras medidas fue la de ungir a Alberto Fernández con la presidencia del Partido Justicialista.
El “multitasking” peronista
Parafraseando al expresidente Mauricio Macri, que prefirió el “multicasting”, las demás medidas tienen que ver con la campaña de vacunación y con la cada vez más dificultosa mejora en la situación económica. Este punto será el más difícil, ante la insistencia de casi todos los empresarios en practicar la salvaje máxima del “sálvese quien pueda”.
La primera premisa que manda por estos estos días en el PJ es la preservación de la unidad. La segunda, es que los que dijeron sí a la conducción nacional les corten el paso a los “no alineados”, como Eduardo Duhalde, Fernando Gray, Guillermo Moreno o Alberto Samid y hasta al exintendente de Los Menucos (Río Negro), Rubén Alí Yahuar, que pidió este 24 de marzo el regreso de la dictadura. Menudencias frecuentes en un heterogéneo Partido Justicialista que se extiende por todo lo ancho y largo del país, lo que hace imposible ajustar a todos en una sola línea.
Luego, en el orden de las prioridades del peronismo se ubican los que deben defender al Gobierno y a la gestión. En esta línea existen demasiados cautelosos y pocos lenguaraces. A veces aportan más y mejor en este terreno algunos periodistas y analistas no alineados que los propios funcionarios y dirigentes que forman parte del núcleo del Gobierno. De todos modos, si desde la Casa Rosada se los trata como trataron a Eduardo Valdés y a Jorge Taiana por el caso del Vacunatorio Vip, se entiende la prudencia de algunos militantes del oficialismo a la hora de exponerse. Incluso, existen algunas broncas internas por el destrato hacia Ginés González García, el más sabio sanitarista argentino, que consideran que se fue por la puerta trasera cuando debería haberse ido -era inevitable- con los honores debidos a su larga e intachable trayectoria.
El tercer punto es la necesidad de concentración de algunos gramos más de poder en manos de un presidente que hasta ahora hizo de su debilidad una virtud. Esto, en aras de tranquilizar a ciertos sectores, que cada vez que Fernández se pone incisivo con sus palabras o toma alguna medida que limita el poder de ellos mismos, le agitan ante sus ojos una presunta orden de su vicepresidenta o lo atribuyen a un arrebato a causa de la presión a la que lo somete “Ella”. Se sabe que el ninguneo es la táctica política más antigua para minimizar el poder de un presidente.
La presidencia del PJ es tradicionalmente ofrecida por el partido a los presidentes peronistas. La máxima que siempre rigió es que “el que gana conduce, el que pierde, acompaña”. De esta manera difícilmente se anulen las contradicciones internas, pero se las mantiene dentro de las fronteras partidarias. No más que eso, de todos modos, ya que Perón refería hace años que en política hay que aprender a conducir en el desorden, so pena de “morir de una sed desconocida”.
Los que fueron y los que no
Otra referencia que es necesario evaluar es la suma de las presencias y de las ausencias. De las primeras, casi no es necesario hablar, ya que la concurrencia de dirigentes de primera línea fue masiva. Entre los que no concurrieron, se destacan la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner y su hijo Máximo, presidente del bloque de diputados del Frente de Todos. Se alegó que ninguno de los dos ocupa cargo alguno en el Consejo Federal del PJ y que no era necesario que asistieran, aunque Máximo está a punto de ser ungido como presidente del PJ bonaerense, la estructura de base más poderosa del PJ nacional. Allí existe algún síntoma de resquemor, mayor o menor, se verá.
En su discurso, Fernández fue duro con la oposición y centró sus cuestionamientos en la figura más débil de Juntos por el Cambio, el expresidente Mauricio Macri. Los desastrosos resultados de su gestión lo han hecho políticamente vulnerable y por eso, el Justicialismo no va a dejar de batir el parche sobre los cuatro años en los que destruyó la economía y tomó más deuda que nadie en la historia de los presidentes argentinos. Para muestra, los pagos de intereses de Argentina, que suman más de u$s 1.300 millones, significan hoy casi la mitad de lo que les va a cobrar el FMI a todos los demás países del mundo por ese concepto.
Por esta razón, cualquier acuerdo con el FMI va a ser ruinoso para la Argentina, aún el mejor. Por eso, el acuerdo se va a diferir hasta después de las elecciones de octubre. Más aún, si los burócratas del edificio de Pennsylania Avenue y 19th. Street insistieran en imponer las crudas condiciones a las que suelen obligar a los países subdesarrollados como el nuestro, la única salida para Argentina sería negarse a aceptarlas por la imposibilidad de cumplirlas. Así de vulnerable es la posición en que quedó nuestro país después del crédito de u$s 44 mil millones con fue “bendecido” el gobierno de Mauricio Macri.
La presidencia del PJ es tradicionalmente ofrecida por el partido a los presidentes peronistas. La máxima que siempre rigió es que “el que gana conduce, el que pierde, acompaña”. De esta manera difícilmente se anulen las contradicciones internas, pero se las mantiene dentro de las fronteras partidarias. No más que eso, de todos modos, ya que Perón refería hace años que en política hay que aprender a conducir en el desorden, so pena de “morir de una sed desconocida”.
Un Consejo Nacional para sostener la unidad
El punto final es la composición del Consejo Nacional Federal del PJ, que conforman Cristina Álvarez Rodríguez (Vice 1ª); Axel Kicillof (Vice 2°); la vicegobernadora chaqueña Analía Rach Quiroga (Vice 3ª); el gobernador de Tucumán, Juan Manzur (Vice 4°) y la diputada y exgobernadora catamarqueña Lucía Corpacci (Vice 5ª).
También forman parte del Consejo el jefe de Gabinete Santiago Cafiero; el ministro del Interior, Eduardo de Pedro; el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello; el ministro de Defensa, Agustín Rossi; el secretario de Relaciones Parlamentarias y referente del Movimiento Evita Fernando “Chino” Navarro; el secretario de Culto Guillermo Oliveri y la titular de la ANSeS, Fernanda Raverta.
También figuran en el Consejo los gremialistas Héctor Daer (Sanidad); Pablo Moyano (Camioneros); Antonio Caló (UOM); Víctor Santa María (Suterh); Ricardo Pignanelli (Smata) y Hugo Yasky (CTA). Junto a Kicillof y Manzur, los gobernadores peronistas que secundan al presidente como son Sergio Ziliotto (La Pampa); Sergio Uñac (San Juan); Ricardo Quintela (La Rioja); Gustavo Bordet (Entre Ríos); Omar Perotti (Santa Fe); Alicia Kirchner (Santa Cruz) y la vicegobernadora bonaerense Verónica Magario.
El toque final del acto realizado en el Club Defensores de Belgrano estuvo dado por una de cal y una de arena. Mientras empezaba a sonar la Macha Peronista, un inesperado e inoportuno corte de luz sumió en la oscuridad a los coreutas, quizás destacando la escasa predisposición que guardan los ciudadanos hacia los aumentos de tarifas. ¿Hora de revisarlas?