La conducción del Episcopado, encabezada por el obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, llevó el tradicional saludo navideño al presidente Alberto Fernández y ratificó la preocupación de la Iglesia por los niveles de pobreza y el impacto de la inflación en los sueldos, en el empleo formal y en los trabajadores de la economía popular.
En un clima cordial, en el despacho del Presidente en Casa Rosada, la comisión ejecutiva del Episcopado se refirió al problema de la pobreza, medida recientemente en un 43,1% por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, lo que se traduce en 18 millones de personas por debajo de la línea de pobreza.
Los representantes del Episcopado transmitieron el saludo navideño y lo hicieron extensivo a la familia del Presidente: su esposa Fabiola Yáñez y sus dos hijos. Y expresaron “la necesidad de que todas las familias puedan celebrar la Navidad en paz y con dignidad”. La fuente episcopal consideró que la reunión fue “muy buena y cordial”, aunque aclaró que no se trató de “una reunión de trabajo”.
Los obispos le entregaron al Presidente y a los funcionarios un ejemplar del libro “Soñemos juntos”, que presenta reflexiones del Papa durante la pandemia.
Fuera de la reunión en la Casa Rosada, en la Iglesia surgieron voces que transmitieron su inquietud por el riesgo de un clima de fiesta desmedida en las celebraciones de los triunfos de la selección argentina de fútbol en el Mundial de Qatar, teniendo en cuenta las dificultades sociales que se viven en el país.
Al respecto, el obispo de Río Gallegos, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, advirtió que en este tiempo se entremezclan la pasión mundialista y las fiestas religiosas y se preguntó si “esos ruidos no pueden adormecernos” como pueblo”. Sumó a ese clima festivo la realización de un festival por el aniversario de la capital de la provincia de Santa Cruz.
“Por un lado, es lindo hacer fiesta, reunir a nuestra gente; pero me pregunto si estos ruidos nos pueden adormecer. A veces tengo miedo de que los ruidos del Mundial, de las fiestas, del festival, nos adormezcan como pueblo”, insistió García Cuerva.
El primer encuentro formal del Episcopado con el Presidente fue en diciembre de 2019, pocos días después de su asunción. Los obispos lo visitaron, luego, en Olivos, en marzo de 2020, antes de la pandemia.