A 36 días de iniciada la Operación Militar anunciada por el presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin en Ucrania y con las negociaciones en marcha, las fuentes consultadas por este medio afirman que las mismas fueron posibles habida cuenta de la finalización de la primera fase de la incursión en territorio ucraniano. Qué es lo que podría venir.
La cuestión bélica
La operación militar constaba de miles de objetivos militares o estratégicos concretos, casi todos en el norte, este y sur del país, en la cual fueron destruidos depósitos de armas y municiones, infraestructura militar de todo tipo, centros de comunicaciones y coordinación de mando, fueron abatidos miles de mercenarios y combatientes neonazis, plantas energéticas, aeropuertos, fue tomado el control de dos centrales nucleares (incluida Chernobyl) para evitar bombas sucias en la contienda, y también fueron neutralizadas con sitios efectivos hasta hoy varias ciudades que no estaban en los planes previos ocuparlas, tal es el caso de la capital Kiev. La misma fue cercada a una distancia de entre 10 y 20 kilómetros y desde allí se plantaron para tenerlos a tiro y a su vez bloquear el movimiento de la importante cantidad de tropas ucranianas allí apostadas hacia otros lugares más calientes y cortar mayormente la línea de abastecimientos hacia ellos.
Mientras tanto en el sureste la situación es distinta ya que allí sí radican los objetivos iniciales de esta campaña militar. Rusia tiene el control de la salida al mar de su vecino, y además Ucrania ya no cuenta con su Armada que fue dañada o hundida a propósito para no ser capturada por el enemigo. Rusia avanza por tierra y aire en Lugansk y Donetsk, con mucha oposición de fuerzas y batallones neonazis como el Azov, Aydar o Dnipro-1 entre otros, mientras tanto Mariupol, asediada y destruida como pocas y defendida a ultranza por los mismos batallones, un puerto clave que comunica a Crimea y Donbass, y es hoy escenario de los más encarnizados enfrentamientos, calle por calle. También Rusia controla Jerson y mantiene presión sobre la salida de Odessa para que no se muevan las fuerzas ucranianas y no tensionen más la zona apuntada anteriormente. Este es un breve resumen de la situación.
Los posibles escenarios en un futuro cercano
Una de las preocupaciones más importantes que hoy tiene el ejército ruso –y está definiendo meticulosamente los riesgos- es la salida de sus tropas de Ucrania una vez finalizada la operación. Si bien quedan por terminar tareas -sobre todo en el sureste- suponen que eso demandará aproximadamente tres semanas más de reagrupamiento y combates. Habida cuenta que la provisión de material bélico letal por parte de Occidente a Ucrania es constante y es imposible bloquear en todo el país la circulación de los mismos, la posibilidad de contraataques de fuerzas ucranianas (y principalmente de los batallones) es un peligro al que deberán estar muy atentos a la hora de mover convoyes o reubicar fuerzas. Mucho más a la hora de volver a casa donde todos los movimientos son aún más previsibles. Pero para ello todavía falta.
En las negociaciones iniciadas en Estambul a nivel negociadores aún, sin cancilleres y mucho menos Presidentes, se empiezan a abordar algunas de las cuestiones centrales que motivaron el conflicto. Hay como tres cuestiones centrales en las mismas. El status futuro de Ucrania respecto de la OTAN y la Unión Europea, cuestiones que parecen estar casi acordadas por ambas partes. Esto va en paralelo con los esquemas de seguridad futura que se plantean para la región y para el país en el cual estarán involucrados algunos vecinos –Rusia incluido- como Polonia, quizás los países del Consejo de Seguridad, Turquía y Alemania.
En un plano igual de importante pero más concreto habrá que definir qué partes de Ucrania se queda Rusia y cuáles no, de todas las zonas que está ocupando en la actualidad. Donbass ampliada es casi una fija y Crimea ya forma parte de la Federación de Rusia a pesar que Occidente no lo reconozca. Todo aquí será discutible a la hora que terminen de sonar las bombas y la artillería en buena parte de Ucrania y en principio este tema sería el final del camino en las negociaciones. Y quizás con los Presidentes Putin y Zelenski viéndose las caras. Pero no debemos apurar el análisis.
Antes falta la etapa de los cancilleres Lavrov y Kuleba, una instancia previa e imprescindible, ya que son los que la encaminaran si todo sale bien, pero siempre hay imprevistos, provocaciones o intereses de terceros que puedan obstaculizarlo. Si otros pudieron lograr que la situación llegue hasta acá, por qué no podrían estirarla más. Porque ellos (OTAN) tienen otras prioridades-distintas a las de Ucrania- y sobre todo Estados Unidos mucha distancia geográfica con el conflicto. Es lo que Zelenski no entendió nunca, que los muertos los ponen ellos mientras los demás hacen su negocio. Siempre y cuando les termine de salir bien, algo que está en plena discusión y se verá finalmente en el futuro. Probablemente los cancilleres se reúnan todavía con los sonidos bélicos en marcha. Aún quedan objetivos para atacar o para defender, depende del lado con que se lo mire.
El tercer punto de las negociaciones conecta con el anterior y tiene que ver con lo económico y geopolítico. Allí entran a tallar los cientos de sanciones de algunos países que pesan sobre Rusia a partir del conflicto, las importantes neutralidades y apoyos que cosechó en ese mismo ítem Vladimir Putin, las necesidades que tiene el mundo y cómo se reconfigura el tema energético y alimenticio, entre otras muchas cosas. Estados Unidos y la OTAN se jactan del aislamiento de Rusia cuando en realidad lo que está llegando para quedarse es una nueva multilateralidad en la cual depende donde uno esté parado en la misma y lo que necesite para su bienestar y desarrollo, solo allí se podrá decir que está aislado o no. El tema seguridad no cambia sustancialmente tras este conflicto. Más allá de la cantidad de soldados y equipamiento que mueva la OTAN por Europa, el incremento de sus presupuestos militares, los misiles nucleares siguen marcando la vanguardia en ese rubro y constituyen el único tema por el que el mundo debe cuidarse de no tomar malas decisiones. Con Estados Unidos y Rusia a la cabeza. Y en este rubro todo está igual que hace dos meses atrás, cuando esta historia aun no transcurría. Es más, India, China y Pakistán no condenaron a Rusia ni participaron de las sanciones como si lo hicieron Francia y Reino Unido, por ejemplo.
Habrá que ver qué pasa con el tema de los más de 30 laboratorios de armas biológicas encontrados en Ucrania en los que increíblemente está involucrado el hijo del Presidente Biden, el joven Hunter y también los crímenes de guerra que se puedan probar de ambos lados. También qué sanciones económicas quedarán firmes y cuáles aplicará Rusia. Es muy destacable aquí la colaboración hacia Rusia de sus países aliados o amigos, el rublo hoy al cambio está a 83 unidades por dólar cuando el 24 de febrero estaba en 72, una diferencia mínima para una crisis de esta magnitud. El pago de la energía (gas o petróleo) en monedas alternativas ya fue legitimado por potencias de la Opep+ y por China, se verá qué pasa con muchos países de Europa -hoy en una posición negativa como bloque-, pero muy necesitados de ella sobre todo algunos países más cercanos como Hungría y Serbia, la potencia Alemania y el archienemigo Polonia, entre otros tantos que la usan.
Lo pendiente en el campo militar, las negociaciones entre ellos en simultáneo y como quedan los temas económico-políticos con el resto del mundo cuando estas etapas concluyan (escenario geopolítico), son las incógnitas a revelar, probablemente las dos primeras quizás en el corto plazo y la última ya con el correr del tiempo. El 9 de mayo Rusia quiere festejar en Moscú su victoria en la Gran Guerra Patria como ellos llaman a la segunda Guerra Mundial para nosotros, y prefieren hacerlo con las tropas en casa. Veremos.