A las 18:00 del miércoles pasado (ayer), un grupo de diez militantes se encontraban pintando un mural con una frase del asesinado presidente de Chile, Salvador Allende. sobre una enorme pared de la plaza José María Velasco Ibarra, ubicada en Jujuy y México, cuando repentinamente se hizo presente la ley, personificada en cuatro patrulleros llenos de policías, que repusieron el orden perdido de manera muy expeditiva, llevándose detenidos a los revoltosos delincuentes poético-pictóricos.
Los cuatro patrulleros con sus correspondientes dotaciones rodearon a los malhechores del pincel y la poesía, que antes habían colocado aros de básquet para que jueguen los niños del barrio y pintado un cantero -más delitos imperdonables-, les sacaron fotos de frente, de perfil y en las manos -era necesario encontrar rastros de pintura para condenarlos por el delito de “daño agravado”- y luego los trasladaron a la comisaría para ponerle fin a la enorme contradicción, más que contravención.
Lo llamativo, según convino el diputado porteño Javier Andrade “es que se llevaron a presos a todos los chicos que había, al revoleo, no sólo a los que estaban pintando, con cuatro patrulleros que estuvieron parados cuatro horas en la fiscalía, en vez de estar cuidando las calles”. Esta expresión enmarca un enorme error del legislador del Frente para la Victoria, porque ¿qué delito peor se puede cometer que ejercer el arte de la plástica? Ni siquiera un asesinato, ni un robo seguido de muerte se pueden comparar con el acto que cometieron los jóvenes detenidos, que para peor contaban con la guía y el asesoramiento de otra peligrosa secuaz: una artista plástica.
Pero nada se compara con el muro que se encontraban decorando. En 1993, cuando este cronista llegó para vivir en el barrio, apenas a una cuadra de la plaza Velasco Ibarra, en la misma pared que ahora decoraron los jóvenes, existía una enorme pintada, realizada con pintura asfáltica -cuya ejecución debe haberse demorado al menos durante seis o siete horas, atento a las vastas dimensiones de las letras y a la pintura utilizada- que rezaba: “SOY FELIZ, CON LA FRULA EN LA NARIZ”. Esa profesión de amor a la cocaína se mantuvo en ese lugar por varios años, sin que nadie lo borrara ni mereciera ninguna intervención de parte de las autoridades.
“Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica” estaban pintando en esta ocasión los jóvenes. La frase pertenece a Salvador Allende, el presidente socialista chileno que fue asesinado el 11 de septiembre de 1973 por los soldados que comandaba Augusto Pinochet.
Otro tema llamativo es que los jóvenes fueron procesados por algún talentoso fiscal por haber cometido un supuesto “daño agravado”.
La legisladora del FPV Andrea Conde declaró incisivamente que “mientras el gobierno sale a hacer declaraciones avalando la justicia por mano propia, la Policía se dispone a cumplir tareas de persecución política. Es un hecho gravísimo porque no sólo nos devuelve a las épocas más nefastas de nuestro pasado, sino que constituye una constante de este gobierno, que no cesa de estigmatizar a la militancia y a todos los que no comulgan con sus ideas. La persecución políica se profundiza cada vez, es muy preocupante”.
Como información adicional, los jóvenes permanecieron presos entre las 18:00 y la madrugada subsiguiente, en una celda de la Fiscalía Contravencional del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires.
Al momento de ser apresados, estos peligrosos maleantes se encontraban difundiendo una Jornada Deportiva impulsada por la Mesa de Juventud del Frente Para la Victoria de la Comuna 3.