El Gobierno Nacional estableció la obligatoriedad para los internos de cárceles federales de realizar tareas de mantenimiento y limpieza en celdas, pabellones y patios, sin recibir compensación económica. La medida, publicada en el Boletín Oficial bajo la resolución 1346/2024, busca fomentar hábitos responsables y prevenir la ociosidad entre los detenidos.
Firmada por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, la normativa afecta a los cerca de 12 mil internos del Servicio Penitenciario Federal (SPF), sin importar su situación procesal o tipo de delito. Incluye a reclusos de alta peligrosidad, narcotraficantes y condenados por crímenes de lesa humanidad.
Los trabajos, que deberán realizarse hasta un máximo de cinco horas diarias, estarán enmarcados en el programa “Manos a la Obra”, y el Servicio Penitenciario será el encargado de proporcionar los materiales necesarios.
Julián Curi, subsecretario de Asuntos Penitenciarios, explicó que estas actividades no se consideran un empleo remunerado, sino una forma de establecer rutinas de cuidado y mantenimiento esenciales para la reinserción social. “Esto no es trabajo, son actividades básicas como limpiar la celda, mantenerla pintada y reparar mobiliarios dañados. Ayudan a la convivencia y al orden”, indicó.
La disposición encuentra sustento en la Ley de Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad y el artículo 18 de la Constitución Nacional, que exige que las cárceles sean “sanas y limpias”. Según el subsecretario, estas tareas son tanto una obligación del Estado como de los propios internos, quienes deben colaborar en el mantenimiento de los espacios que habitan.
“La ociosidad de los internos conlleva al aumento ostensible de los índices de violencia y alteraciones al orden, a la vez que resulta funcional a una subcultura carcelaria vinculada al delito, contraria a la legalidad y a los fines de la reinserción social”, dice uno de los argumentos de la resolución que establece esta nueva obligación.
A LOS PRESOS SE LES ACABÓ EL OCIO
Su situación es la consecuencia directa de sus acciones y decisiones, que vulneraron la ley y dañaron a la sociedad en su conjunto. Por eso, el costo de su encierro se pagará con trabajo. pic.twitter.com/pe4iOBT2iv
— Ministerio de Seguridad (@MinSeguridad_Ar) December 18, 2024
El programa se aplicará simultáneamente en todos los penales federales del país, en contraste con administraciones anteriores en las que no se exigían estas labores. “Antes, el interno era tratado como una víctima y no se le pedía ningún tipo de esfuerzo. Esto provocaba el abandono de pabellones y espacios comunes”, afirmó el funcionario.
Además, cuando ocurran daños en las instalaciones, los internos serán responsables de repararlos, y quienes los provoquen serán denunciados. “Lo que buscamos es orden y estructura. Que no solo se mantengan los espacios, sino que también se fomente la convivencia”, agregó.
Actualmente, alrededor de 4.500 internos del SPF realizan trabajos productivos como carpintería o agricultura. Sin embargo, estas tareas son consideradas empleos formales, mientras que las labores obligatorias de “Manos a la Obra” están orientadas únicamente al mantenimiento de las instalaciones y no serán remuneradas.
El texto subraya que es indispensable que toda la población penitenciaria, sin importar su condición procesal o el penal donde se encuentre alojada, asuma la responsabilidad de cuidar los espacios que habita. Estas actividades incluyen la limpieza y el mantenimiento de celdas, pabellones y patios, áreas comunes dentro de los establecimientos penitenciarios.
El objetivo principal es fomentar una convivencia organizada entre los internos, promoviendo el respeto por los espacios compartidos. Las tareas, que no tendrán carácter remunerativo, se llevarán a cabo durante un máximo de cinco horas diarias.
Desde el Gobierno, la medida también apunta a eliminar cualquier posibilidad de remuneración asociada a estas actividades, incluso si requieren habilidades específicas como pintar una celda o reparar mobiliario dañado. De este modo, la iniciativa busca marcar una clara distinción entre las labores obligatorias de mantenimiento y los trabajos productivos que algunos internos realizan como parte de otros programas penitenciarios.