Empezó lavando el baño de un juez, como meritorio en Tribunales, y veinte años más tarde llegó a secretario de un juzgado en Comodoro Py. En 2007, sin embargo, decidió darle una vuelta de tuerca a su vida profesional. Renunció a su cargo en la Justicia, y de la mano de Guillermo Montenegro pegó el salto y aterrizó en la política. “Yo era de los que creían que no valía la pena meterse en política, que las cosas igual no iban a cambiar, que los políticos eran todos iguales, hasta que el discurso de Mauricio Macri me convenció de lo contrario”, contó el legislador Daniel Presti, quien en sus primeros años en Pro fue subsecretario de Justicia.
Casado con una psicóloga (es padre de tres nenas, de entre 6 y 13 años), Presti viene de trabajar en la construcción política de la candidatura del dirigente ruralista Alfredo de Ángeli, en Entre Ríos, quien finalmente entró como senador nacional en las últimas elecciones legislativas. “Estoy convencido de que Mauricio será presidente porque, desde hace décadas, estamos gobernados por radicales y peronistas, en todas sus versiones. La gente quiere una tercera vía y Macri la representa”, aseguró como un mantra el exdescreído hoy devenido en fervoroso creyente de Pro.
–¿Volvió el cepo a la Ciudad? Teníamos el cepo al dólar y ahora, al parecer, volveremos a tener el de los autos.
–El estacionamiento pago rige en todas las ciudades, incluso en muchas del interior del país. Tratamos de ordenar el tráfico, sobre todo en aquellas zonas conflictivas para estacionar y en donde generalmente no se encuentra nunca un lugar.
–Pero se encarecerá el estacionamiento.
–¿Quién dijo? Falta la audiencia pública, generar un debate y varios pasos institucionales hasta saber cuál será la tarifa. El proyecto del Ejecutivo quiere priorizar a la persona que vive en la zona, que muchas veces no encuentra estacionamiento en su propia cuadra porque hay autos que permanecen diez horas allí detenidos. Queremos que el estacionamiento pago ayude a generar movilidad.
–¿Y qué pasa para los que alquilan? Supongamos que un empleado alquila un dos ambientes en Belgrano; lo más probable es que la patente de su auto no esté radicada en el domicilio en el que vive, con lo cual se le encarecerá mucho el mantenimiento del coche. El nuevo sistema va a perjudicar a la gente de menores recursos.
–No estoy de acuerdo, pero te lo tomo. Y por eso digo también que faltan varios pasos y cuestiones para perfeccionar y revisar. Es claro que, aplicando tecnología, podremos implementar un sistema para conectar la radicación de la patente con el residente. Pero el morador necesariamente tiene que tener radicado su domicilio en el lugar donde estaciona.
–Le cambio de tema. ¿Se puede ser presidente sin haber ganado la provincia de Buenos Aires?
–Tengo fe en que sí porque la gente busca un cambio. Es necesaria una tercera vía y eso es lo que representa Macri. Desde hace décadas gobiernan radicales y peronistas, en sus distintas versiones. Ahora sumamos al massismo, antes al kirchnerismo, el menemismo y así. Massa incluso presentó la Ley de Medios, viene del riñón del kirchnerismo, son lo mismo. Nosotros estamos haciendo un trabajo importante en varias provincias y lo seguiremos haciendo.
–¿Fue acertada la alianza que generó Pro con Massa en la provincia de Buenos Aires?
–Sí, porque tuvo fecha de vencimiento y teníamos que lograr que la oposición tuviera mayoría en el Congreso. Fue una buena estrategia.
–¿Qué lo hizo renunciar a la Justicia y generar el pase a la política?
–Bueno, me convenció Macri. Yo empecé como meritorio en el Poder Judicial. Literalmente, limpiaba el baño de un juez. Y fui subiendo hasta llegar a secretario de un juzgado. Entonces despotricaba contra la política y los políticos, y pensaba que nadie iba a cambiar nada en este país. Me quejaba, eso era lo único que hacía. Pero, de pronto, empecé a escuchar a Macri. Él buscaba gente joven –entonces yo tenía 38 años– y llamaba a comprometerse para cambiar las cosas. Cuando Montenegro renunció para ir con Mauricio, me dijo: “¿Y por qué no te venís vos también?”. Lo pensé y me largué. La invité a comer a mi mujer, a ver qué me decía.
–¿Y qué le dijo?
–Me analizó… (se ríe). No, en serio, me dijo que me iba a bancar. Y aquí estamos.
–¿Cómo evalúa el fallo de la Corte sobre la Ley de Medios, ya que antes la mencionó?
–Un fallo salomónico, que era casi previsible. Obliga a Clarín a desinvertir pero también conmina al Gobierno nacional a cumplir la ley en todos los casos, aun con aquellos empresarios mediáticos amigos.
–¿Hay muchos operadores kirchneristas en la Justicia?
–Yo creo que sí.
–¿Y por qué debemos creer que, si llegara a ser presidente, Macri no operaría también sobre el Poder Judicial?
–Porque cuando yo fui subsecretario de Justicia –lo que sería el par de Julián Álvarez a nivel local– no operé. Tuve, sí, relaciones institucionales con el Tribunal Superior de Justicia. Y cuando una decisión no nos gustó, lo manifestamos o tratamos de revertirla. Y si eso no fue posible, la acatamos. De última, los fallos se acatan. Y punto.