Presupuesto: Vidal busca votos salteando a los intendentes

Presupuesto: Vidal busca votos salteando a los intendentes

Si le dan los números, Vidal negociará con algunos diputados y senadores, obviando a los jefes comunales. Éstos lograron trabajosamente una unidad que se está poniendo a prueba, mirando al 2017.


La pulseada por el presupuesto bonaerense culminaría -de concretarse los planes de la gobernadora- sin necesidad de acudir a la ayuda de los intendentes peronistas, que buscan constituirse en los líderes territoriales, sin haberlo logrado hasta ahora, al guardar poca incidencia en los bloques parlamentarios propios.

Sería un golpe duro al proceso que encararon los jefes comunales, que realizaron un enorme esfuerzo para lograr la unidad y conformar una Mesa Política que negociara con la gobernadora los números de la ley de leyes y que ésta, por el contrario, elija sentarse con los tránsfugas de su bloque y logre comprarles los votos a cambio de algunas concesiones personales.

De todos modos, es casi una certeza que el trabajo de mantener la unidad sin liderazgos absolutos seguirá siendo una ardua tarea para los intendentes, que aún deberán sortear el duro escollo que significa no conducir a sus legisladores y dejar a la deriva, a causa de eso, la votación de algunas leyes fundamentales (como el Presupuesto) para gobernar sus distritos.

En los comienzos de este año, los intendentes les reprocharon a Cristina Fernández de Kirchner y a Daniel Scioli la conformación de las listas, que armaron con hombres que no respondían al poder territorial y minaban, de esta manera, su poder y su capacidad de influir sobre la gobernadora para conseguir las partidas que les aseguren las obras que se necesitan para seguir existiendo como opción de poder.

Inclusive, por estos días, la gobernadora se dio el lujo de ningunear su existencia, mandando a sus operadores a soplar en el oído de algunos cronistas que “no tenemos agendada ninguna reunión con los intendentes”. Cuando se les preguntaba porqué esta desdeñosa actitud, respondía que los jefes comunales “no tienen demasiada incidencia en los legisladores”. Tal es así, que sus operadores le prometieron que votarán el 30 de noviembre.

Éstos había acordado darle a Vidal “la herramienta de gobernabilidad” que es el presupuesto, con la inclusión de las partidas, para lo cual armaron una Mesa Política 2, conformada por los presidentes del bloque senarotial y de diputados, por tres intendentes de las secciones primera y tercera y por uno de cada una de las demás secciones electorales.

De todos modos, los 93 mil millones de pesos que pensaba tomar como deuda la gobernadora, quedarán reducidos a 60 mil, que sería el límite de lo que exigen los intendentes de Cambiemos, porque el ejemplo de los peronistas, que en las postrimerías de 2015 consiguieron arrancarle 10 mil millones para obras a Vidal, se extendió ahora a los jefes comunales de Cambiemos y del massismo, que también exigirán lo suyo este año.

Esta actitud de la mandataria le pone un límite a las gestiones para la unidad del peronismo, que lo mismo necesitan seguir sosteniéndola para enfrentar las elecciones del año próximo con alguna posibilidad, sino de ganar, al menos de lograr un resultado decoroso.

Queda como conclusión la necesidad de analizar de qué manera la acción política incrementa o anula alternativamente el accionar de los partidos políticos, teniendo en cuenta que el problema que deben soportar los intendentes es el resultado directo del armado de las listas en 2015, que se confeccionaron con candidatos leales a la Casa Rosada y no al territorio bonaerense. Por esos días existen tres bloques peronistas en el Senado provincial y lo mismo ocurre entre los diputados. Todos ellos se partieron el año pasado, después de las votaciones por el Presupuesto, cuando las lealtades se pusieron a prueba y el todo saltó por los aires y se convirtió en pequeñas partes, en las cuales cada uno tira para su lado.

En las próximas entregas hablaremos de la inédita experiencia del peronismo, que intenta armar la unidad en la Provincia de Buenos Aires -el más importante distrito del peronismo- sin un mando unificado y sin liderazgos excluyentes. ¿Se acaba -o, al menos, está en crisis- la figura del caudillo? ¿Es necesario que el mando esté unificado? ¿Existen liderazgos que asoman en el horizonte peronista? ¿La falta de un caudillo, afecta las chances electorales o las magnifica, habida cuenta de los tiempos que corren, del “color de época”?

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