Las balas siempre llevan el mensaje de la muerte en sus puntas. Y ese macabro mensaje siempre tiene un autor. Aunque al principio parezca confuso, o el culpable trate de hacerse el distraído, las balas no mienten. Y tarde o temprano la verdad llega de improviso y sin avisar. Así sucedió con el caso de las muertes provocadas en el intento de desalojo del parque Indoamericano de la noche del 7 de diciembre de 2010, que realizaron de manera conjunta las policías Federal (PFA) y Metropolitana (PM). Finalmente y luego de tres largos años, el miércoles 7 de mayo la Justicia dictó el procesamiento de 41 miembros de ambas fuerzas (seis jefes y 24 efectivos de la PM y tres jefes y ocho efectivos de la PFA). El dato más saliente es que para la titular del Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción número 47, Mónica Berdión de Crudo, los integrantes de la Policía Metropolitana fueron los responsables de las dos muertes ocurridas esa noche y de los heridos de bala. La jueza excluyó a los efectivos de la Policía Federal de la autoría de los disparos que provocaron las víctimas fatales.
Berdión de Crudo procesó a 24 efectivos y un jefe de la Policía Metropolitana por los asesinatos de Rosemary Chura Puña y Bernardo Salgueiro, ocurridos durante la feroz represión, acusándolos del delito de homicidio doloso; aunque por el momento los procesados pueden permanecer en libertad. A otros cinco jefes de esta fuerza y a tres jefes de la Policía Federal que coordinaron el operativo, la jueza los procesó por el delito de homicidio culposo y lesiones culposas. Finalmente, el resto de los efectivos de la Policía Federal imputados en el hecho fueron procesados por abuso de armas.
Por su parte, el fiscal de la causa, Sandro Abraldes, siempre tuvo en la mira a los uniformados y por eso mismo había pedido, el 1 de diciembre de 2011, la declaración indagatoria de 33 efectivos de la Metropolitana y de 11 de la Federal. Aunque el fiscal no había individualizado a los autores de los crímenes, sí imputó al accionar de la policía por las muertes ocurridas. Noticias Urbanas adelantó el 16 de febrero de 2012, en la nota titulada “La hora del juicio”, que las pruebas recolectadas por la fiscalía señalaban que los hombres de la PM eran los responsables de los asesinatos, además de aportar los nombres de los miembros de ambas fuerzas mencionados por el fiscal. Finalmente, la jueza Berdión de Crudo siguió el mismo razonamiento de Abraldes, aunque se decidió por procesar a 41 integrantes de las fuerzas de seguridad, 30 de la PM y 11 de la PFA.
Diferentes responsabilidades
Aunque los procesados fueron 41, hay diferentes grados de incumbencia en los hechos.
Los comisarios de la PFA que fueron procesados por los delitos de homicidio culposo (o imprudente) son el exjefe de la Dirección General de Operaciones, Hugo Lompizano, quien más tarde llegó a ocupar la Superintendencia de Seguridad Metropolitana; el extitular de la Circunscripción VII, Juan Quinteros, y el extitular de la Seccional 36, Emilio Miragaya.
Los ocho efectivos de la Federal procesados también en la causa, lo fueron solo por el delito de abuso de armas.
Por el lado de la Metropolitana, los procesados por homicidio culposo fueron el exsuperintendente de Coordinación y Planificación del Desarrollo Policial, Miguel Ángel Ciancio, quien en la época de Eugenio Burzaco al frente de la PM llegó a ocupar la subjefatura, y cuatro comisionados: el comisionado mayor Claudio Enrique Serrano y los comisionados Alfredo Córdoba, César Enrique Menardi y Alberto Ojeda.
Más grave es la acusación que recae sobre el comisionado mayor el comisionado mayor Ricardo Ferrón y 24 efectivos de esta fuerza que participaron en el operativo. Se los procesó por homicidio en agresión y lesiones en agresión, entendiéndose que hubo intencionalidad en su accionar.
“Tanto para la jueza como para el fiscal –y esto es debido a las imágenes de la represión y a las declaraciones de los testigos–, los autores materiales de las dos muertes se encuentran entre el grupo de efectivos de la Metropolitana que disparó contra la gente. Las pruebas balísticas son determinantes en este sentido. Esos uniformados serían los principales culpables, pero por otro lado se encuentran los jefes superiores de la PM, que ordenaron la represión y no tuvieron en cuenta el riesgo de vida. Un escalón por arriba estarían los tres jefes de la Federal, responsables de todo el operativo de desalojo que se inicio luego de que el 6 de diciembre se tomara el predio de Villa Soldati”, le manifestó a NU un investigador judicial.
Otra de las fuentes de la causa consultadas por este medio agregó más datos sobre la culpabilidad de los miembros de la PM: “Según las pruebas reunidas y los dichos de los testigos, Ferrón (uno de los comisionados procesados) fue quien lideró las acciones de los miembros de la Metropolitana enviados al parque. Y según estas declaraciones, los efectivos de la fuerza dispararon escopetas Ithaca de calibre 12/70, el mismo calibre de los proyectiles que mataron a Salgueiro y a Chura Puña la noche del martes 7 de diciembre. Existen imágenes que muestran a los policías de la PM disparar desde el puente de la avenida Escalada, a pocos metros de donde murió Salgueiro. El propio cuñado de la víctima, Wilson Fernández Prieto, testigo central de la causa, que estaba junto a él cuando se produjo la balacera, declaró que los autores de los disparos eran policías perfectamente uniformados”, aseguró un investigador judicial.
La investigación de la jueza Berdión de Crudo señaló que, en primer lugar, entraron al predio los integrantes de la Federal y que luego se sumaron los de la PM. Los federales se encontraban primero en la rotonda de Battle y Ordoñez, desde donde ingresaron al Indoamericano para luego dirigirse al cruce de la avenida Castañares y la Autopista 7.
Por su parte, los miembros de la Metropolitana, luego de ingresar al predio, tomaron hacia la derecha, en dirección a las vías del Ferrocarril General Belgrano y el ingreso a la Villa 20 de Lugano. De esa manera, los efectivos llegaron al puente de Escalada, desde donde dispararon sus escopetas calibre 12/70.
Los testimonios de testigos que la fiscalía recogió en el expediente aseguraron que los disparos efectuados por los miembros de la PM se produjeron entre las 19.19 y las 19.42. Durante ese lapso fue alcanzado por la balacera Bernardo Salgueiro, quien murió, y resultaron heridos Wilson Ramón Fernández Prieto, José Ronald Meruvia Guzmán y John Alejandro Dure Mora. Todos ellos se encontraban muy cerca del puente.
Una segunda ráfaga de disparos ocurrió una hora después, alrededor de las 20.35, la que provocó la muerte de Rosemary Chura Puña y las heridas de Miguel Ángel Montoya y Juan Segundo Aráoz. Todas estas heridas fueron provocadas por proyectiles calibre 12/70. Esta última balacera se produjo luego de que el camión hidrante de la PM se dirigiera desde el puente de Escalada hacía la intersección de Castañares con la Autopista 7. Con la llegada del hidrante se sumó la infantería de la Metropolitana, que estaba liderada por Ferrón. Y tanto desde ese lugar como desde el puente se efectuaron disparos sobre los manifestantes. El propio Ferrón, en su declaración ante la Justicia, confesó que sus hombres habían disparado.
Además, la magistrada comprobó que la represión no fue un desborde casual, sino que los jefes de la Federal a cargo del operativo, junto con los jefes de la Metropolitana, a cargo de la tropa porteña, mantuvieron varias reuniones en ese momento para organizar la represión que culminó con las muertes. Por último, se comprobó fehacientemente que la PM utilizó cartuchos 12/70 en el desalojo y que, además, sus máximas autoridades habían comprado a escondidas, o en secreto, estas municiones meses antes de la toma del Indoamericano.
Los procesamientos que la Justicia dictó sobre los jefes y efectivos de la PM son una pésima noticia para Mauricio Macri, quien intenta mostrarle a la ciudadanía que la fuerza policial porteña que creó es mejor que las demás fuerzas nacionales y provinciales. Algo que soñaba utilizar como caballito de batalla durante su campaña para las presidenciales de 2015. Con las pruebas sobre la mesa, la Metropolitana quedó muy lejos de los sueños que tuvo el ingeniero al crearla.
