Vladimir Vladimirovich Putin no asistirá a la revancha de la final de la Copa Libertadores que se disputará en la cancha de River Plate el próximo 24 de noviembre, seis días antes que empiece la Cumbre del G20 en nuestro país. Así lo expresó una alta fuente confiable de la embajada de la Federación de Rusia a este medio: “Fake news” fue su respuesta lacónica y terminante.
Tal viaje y asistencia nunca estuvo en la mente del presidente ruso según pudo saber NU y la historia parece más una comedia de enredos, algunos intencionados y la mayoría no.
Durante las últimas 48 horas, la noticia dio vuelta al planeta. Realmente para quienes conocen los tiempos y las ocupaciones del presidente ruso la versión era risueña, casi imposible de creer. Sin embargo en el mundo de las fake news la especie empezó a cobrar vida como tantas otras, y los medios europeos como los de toda América Latina se inclinaron por la mayor cantidad de “humo” con un rumor que involucraba en un acontecimiento deportivo de primer nivel a uno de los dos hombres más poderosos del mundo. La mejor publicidad para el mejor evento, y encima más o menos creíble en tiempo real y por el reciente Mundial en aquél país.
De ese modo, canales de Tv, radios y diarios deportivos de todo el mundo fueron haciendo las especulaciones de cómo podría ser y hasta el ministro de Seguridad y Justicia de la Ciudad, Martín Ocampo se animó a expresar que “eventualmente si viniera se le garantizaría la seguridad”.
La especie cobró mayor notoriedad cuando se supo que Rusia está preparando un Mundialito de Clubes para hacer frente a los gastos que demandan la docena de estadios usados en el mundial de fútbol, estimados en alrededor de 100 millones de euros al año. La idea es seguir brindándole uso futbolístico a esos escenarios, a pesar que seis de ellos, en distintas ciudades no tienen club de la Liga que los use. De ahí que Putin haya aprobado la realización del mismo que está en negociaciones en este momento con FIFA, CONMEBOL y sponsors.
Fin de la novela para la presencia de Putin en la final de una Copa que si fuera de hockey sobre hielo quizás le hubiera pasado en algún segundo por su fría cabeza.