En cada oportunidad que se organiza en la Ciudad de Buenos Aires una competencia automovilística sobre el trazado urbano surgen diversas voces opositoras a dicha actividad. Tanto el Rally Dakar como el Súper TC2000 fueron ejemplos de cuestionamientos e intentos de freno por medio de recursos de amparo presentados ante la justicia de la Ciudad. Frente a esta constante que se repite año tras año, en la Legislatura de la Ciudad se presentó días atrás un proyecto para cortar el problema de raíz y prohibir la realización de carreras de automóviles y motocicletas en circuitos callejeros.
La iniciativa presentada por la legisladora Delia Bisutti (Nuevo Encuentro) si bien busca la prohibición total de competencias de velocidad en las calles porteñas, establece la posibilidad de realizar exhibiciones para los amantes de los fierros siempre y cuando se realicen los correspondientes “estudios técnicos, ambientales y autorización por parte de los organismos correspondientes”.
“No existe justificación alguna para autorizar la existencia y realización de carreras de automóviles en circuitos callejeros. El turismo fue la razón que se invocó al momento de derogar la Ordenanza Nº 17.348 para permitir la posibilidad de la realización de este tipo de eventos automovilísticos. En verdad tal motivación es endeble y carece de mayor sentido, en atención a que la realización de este tipo de eventos en circuitos cerrados igualmente acapara la atención y la concurrencia masiva de espectadores nacionales e internacionales a la Ciudad no variando en absoluto si el circuito es callejero o cerrado”, sostiene Bisutti en los fundamentos del proyecto.
“Por último me refiero a los múltiples rumores existentes sobre la posibilidad de que la Ciudad sea sede de carreras pertenecientes a las competiciones nacionales y sobre ello me detengo para señalar que el autódromo es el lugar indicado para recibir competencias de dichas categorías sin poder comprender qué negocios e intereses se ocultan detrás de la presión existente para que las calles de la Ciudad sean transformadas en una pista de automovilismo. Son conocidos los grandes intereses económicos que giran en torno a los circuitos callejeros en el mundo y los severos peligros que implica y encierran para el medio ambiente y la seguridad, por ello entendemos que estamos en presencia de subterfugios legales para intentar encontrar un resquicio para que el mercado económico pueda filtrarse y desembarcar con los circuitos callejeros en nuestra ciudad, sin tener una regulación adecuada”, concluye.