El proyecto no es tan taxativo como podría suponerse. En su artículo 2 quedan exceptuadas de la prohibición aquellas intervenciones reconstructivas, reparadoras, terapéuticas o de adecuación del cuerpo a la identidad de género. Brawer sostiene que la no realización de este tipo de cirugías repercutiría en el desarrollo físico y psicosocial de la persona.
Aunque no hay estadísticas oficiales, los médicos afirman que en los últimos años aumentó mucho el número de consultas por cirugías estéticas que involucran a jóvenes menores de 18 años, que rondarían el 10% del total.
“Lo que proponemos con este proyecto de ley es imponer un límite a aquellas exigencias del mercado que tienden a una homogeneización del físico, que indudablemente hace perder de vista la valoración del propio cuerpo y el de los demás”, explicó la legisladora K.
La demanda creciente de cirugías estéticas por parte de adolescentes, además de una moda, es un “síntoma social alarmante”, advirtió Brawer, que sostiene que el Estado debe regular esa situación dado que su deber primigenio es velar por la salud de los ciudadanos.
La diputada consideró que el aumento en el número de cirugías estéticas en las adolescentes obedece a su afán de sentirse aceptadas por su grupo. “Las menores de 16 años todavía están desarrollando su cuerpo. Nada garantiza que, una vez desarrollado, la cirugía garantice la estética buscada”, insistió.
El proyecto de ley apenas contiene cinco artículos, pero en uno de ellos se detallan las sanciones que se les aplicarían a aquellos profesionales que le practiquen una cirugía estética a una persona menor de edad. Las penas varían según la gravedad del delito: abarcan desde el apercibimiento hasta multas de 5 millones de pesos y la inhabilitación temporaria de la matrícula.